• La animadora y locutora falleció el pasado 27 de julio en su residencia en Caracas a los 78 años de edad. Se llevó consigo grandes momentos de la época dorada de la televisión venezolana

De las noches épicas y doradas del Miss Venezuela de la década de 1980 muchos recuerdan los musicales con cientos de bailarines, trajes llamativos en grandes obras de teatro y los más laureados cantantes nacionales e internacionales. Otros, en cambio, recuerdan la sobriedad y elegancia de Carmen Victoria Pérez, quien junto a Gilberto Correa conducía la gala que llevó a la belleza venezolana a los más altos estándares nacionales e internacionales.

Con voz gruesa y ronca pero de impecable pronunciación, de collares y vestidos extravagantes casi siempre ajustados de cintura con hombreras y cuellos prominentes diseñados por su confidente de moda Guy Meliet, Carmen Victoria Pérez logró formar una imagen pública que pocas mujeres habían logrado hasta la época en la pantalla chica. No en vano se ganó el título de “la dama de la televisión”. Hoy el medio al que perteneció por más de 55 años la despide luego de un paro respiratorio que puso fin a su vida el 27 de julio en su residencia en Caracas, la ciudad que la vio nacer y crecer.

Alumna de Renny Ottolina y Amador Bendayán, y compañera durante una década de Gilberto Correa, Joaquín Riviera y Guillermo “Fantástico” González, formó su carrera al lado de los más grandes de la televisión venezolana. No fue sino hasta el pasado 16 de julio cuando recibió su título de licenciada en Comunicación Social, otorgado por la Universidad Católica Santa Rosa. Sobre ese reconocimiento admitió que fue una “vitamina para el alma”.

De su aprendizaje y experiencia también tendría un legado hecho persona: Maite Delgado, quien adquirió de ella muchas de sus formas. Quizá las generaciones más despistadas vean en Pérez una copia antigua de Delgado. Lo cierto es que antes del “Buenas noches, Poliedro de Caracas” existió un “Y con ustedes, ¡Carmen Victoria Pérez!”.

“Fuiste y siempre serás LA MEJOR, LA ÚNICA, la referencia de todas, la mejor maestra. Siempre te agradeceré tu cariño, tu amistad y los muchos gestos hermosos que tuviste conmigo”, escribió Delgado en su cuenta en Instagram como despedida a la que considera su mentora.

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“Guillermo González es un artista y gran animador. Gilberto Correa es un gran animador de televisión y Amador Bendayán ha sido una persona que me queda su humor” dijo Pérez en una entrevista que concedió al periodista Isnardo Bravo, con quien condujo su último programa radial, Dimes y diretes que transmite La Romántica 88.9 FM. Sobre Ottolina comentó “de él aprendí todo, porque cada vez que voy a cualquier evento lo invoco”. El “número 1” de la televisión fue quien le dio su primera gran oportunidad en las pantallas, primero como bailarina y luego como asistente en Radio Caracas Televisión. Años más tarde animaría “Yo se lo vendo”, “El Show de Aldemaro Romero”, “Viva la juventud”, “Sábado Sensacional”, entre otros.

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Su última gran aparición en la pantalla chica fue para homenajear a Correa en un especial de Súper Sábado Sensacional. Su participación dejó ver que la pantalla extraña a las grandes figuras y que se ha devaluado con el tiempo, ese que a ella no le gustaba perder ni hacer perder. Por algo decidió poner fin a su etapa en el Miss Venezuela luego de 10 exitosos años. Prefería dar un paso al costado para dar protagonismo a las nuevas generaciones.

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La elegancia nunca la dejó para la solemnidad de los programas. Al contrario, fue una distinción que la caracterizó desde su infancia. Su hermana Guadalupe Pérez contó para el programa Detrás de Cámaras transmitido por Televen que durante su época en el colegio, Carmen podía pasar hasta una semana con el uniforme sin siquiera una arruga.

Además del trabajo, solo ha sido confesa adicta al cigarrillo. “Yo cometí el error más grande que puede cometer una persona y es fumar. Yo lo hice por muchos años y eso, aunque lo manejo, ha dejado secuelas”, confesó “La Flaca”, como también era apodada.

Dedicada a sus compromisos, respetuosa y audaz para escapar de los críticos, cuesta encontrar opiniones dentro y fuera del espacio público que comprometan su imagen. Lo correcta y tradicional de su apariencia también lo trasladó a su vida privada. No quiso tener hijos sin antes estar casada. Cuando sucedió, ya no podía. Sin embargo, eso no le prohibió tener una hija sentimental: Victoria, quien biológicamente era su sobrina. Guadalupe siempre dijo sentirse orgullosa de que su hija tuviera dos madres.

“Es una mujer sumamente educada, humana. Eso es una de las cosas más importantes que puede tener cualquier persona. El saber dar, ayudar a alguien cuando más lo necesita. Lamentablemente no pudo tener hijos, pero quedé yo. La única sobrina, la única heredera. Tengo que darle gracias a Dios que yo tengo dos mamás. Mi mamá siempre le permitió a mi tía verme como una hija”, comentó Victoria.

“Cuando mi hermana no esté, creo que la mitad de mi cuerpo no estará”, aseguró Guadalupe en la misma entrevista. Su expresión parece un reflejo de lo que hoy pierde la televisión venezolana. Un legado que no se apagará a pesar de su ausencia en las pantallas.

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