• El mineral se ha convertido en una moneda de transacción en el estado Bolívar, territorio en el cual, uno de los liceos más caros de la entidad exigía un pago de cuatro gramos de oro como mensualidad

Octavio Páez tiene toda su vida trabajando en los campos del sur de Venezuela, donde una delgada carretera de tierra divide los matorrales que se mezclan con un horizonte teñido de negro, en la oscuridad. No ha amanecido, el ganadero se levanta para emprender el peligroso viaje en carro hacia su propia finca.

En la zona de “El Manteco”, la extensión de tierra más grande en la comunidad de Upata, existen distribuidores que compran el ganado a puerta de corral en oro por ser municipios muy cercanos al Arco Minero. Pérez afirma para El Diario que el mineral sirve como una moneda de cambio estable debido a los altos costos que representa una producción totalmente dolarizada.

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El oro se ha convertido en una moneda de transacción en el estado Bolívar. Pagar los alimentos, las cuentas en los comercios, en las clínicas y en los colegios de la entidad con “gramas”, el equivalente a un decigramo de oro, se convirtió en la cotidianidad en los 11 municipios de la entidad.

Américo De Grazia, diputado por el estado Bolívar, asegura que es una práctica común y que poco sorprende a los locales. Es una realidad, que considera, les impuso el Arco Minero del Orinoco y que va desde Santa Elena de Uairén hasta el Amazonas.

“Los bancos prácticamente están de capa caída porque nadie deposita en banco ni hacen de las operaciones bancarias una actividad lícita, por el contrario. El oro se ha convertido en un circulante común y corriente”, expresó el parlamentario haciendo referencia a la situación que fue denunciada a principios del mes de julio por una periodista en Twitter.

La comunicadora Silvia González informó en la red social que uno de los liceos más caros de la entidad exigía un pago de 4 gramos de oro como mensualidad. Los padres que pueden dar el mineral en físico, lo dan y los que no, pagan el equivalente en bolívares o en dólares, como se aplica en el resto del territorio nacional.

Cada gramo de oro vale alrededor de 30 dólares, aproximadamente 120 dólares. El sueldo de mínimo en Venezuela es de 40.000 bolívares. El dólar oficial, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela, se sitúa en 12.808 bolívares. Es decir, una familia necesitaría al menos 37 sueldos mínimos para poder costear los estudios en el centro de estudiantil.

González relató un segundo caso en el que explica cómo se le negó atención médica a una mujer. La ciudadana fue remitida a un centro privado y, hasta que no presentó las gramas de oro en físico, no fue atendida.

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Veracierta detalla que habitantes de la zona deben comprar oro para así poder costear los alquileres y sortear la hiperinflación, que deja al bolívar en su valor mas ínfimo. El representante de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz precisó que el gramo de oro de mina está alrededor de 30 dólares, y pueden llegar a cobrar hasta 6 gramas dependiendo de las características del inmueble.

Indicó que el tipo de oro cambia dependiendo de lo que se vaya a comercializar, además explica que el oro puro es el metal fundido o analizado, mientras que el oro mina solo ha sido pesado en una balanza para tener solo sus características básicas. “Por ejemplo, cuando se habla de comprar carros, celulares, o casas, se habla de oro puro; y cuando se trata de alquileres, es oro de mina”, señaló Veracierta.

La delincuencia toca la puerta

El ganadero Octavio Páez se alista para salir pero antes dibuja una cruz en el aire con el movimiento de sus manos y se encomienda a Dios, pero la realidad es que ha sufrido más de tres robos en lo que va de año por mafias armadas que comercializan el oro y mantienen azotada la pequeña población de Upata, en el estado Bolívar.

“Las fincas de maletín”, agropecuarias que se dedican a la venta ilícita de insumos para la ganadería, traen vacunas o materiales desde Brasil y Colombia para ser cotizados en oro. En caso de solo tener bolívares, las personas encargadas cobran el monto en la moneda venezolana, pero anclada al precio del dólar negro.

La delincuencia organizada también opta por vender los animales robados a cambio de oro. Pérez describe que los involucrados llegan en camiones con rifles y armas largas. Las bandas, que vienen de ciudades como Tumeremo, en el sur del territorio, someten al personal para robar entre 15 y 30 animales. “Me han robado más de 33 cerdas preñadas, 6 vacas de ordeño y un toro padrote. En esa oportunidad dejaron desnudos a unos niños de 11 y 7 años, les quitaron hasta los zapatos”, comentó el ganadero.

Noel Nadar, ganadero de la zona, sostiene que los altos precios para producir en Upata mantienen ahogados a los productores agropecuarios. Hasta hace poco, 90% del sector ganadero estaba paralizado en el municipio Piar debido a la escasez de gasolina. Otro factor que influye es el éxodo de personal en las fincas, pues prefieren abandonar sus trabajos para ir a extraer oro de las minas por el ingreso monetario que pueden brindarle a sus familias.

Foto: AFP

El sueño dorado está en los minas, ubicadas en las entrañas del estado Bolívar. Para los mineros todo vale la pena. Poco importan los padecimientos de malaria que atacan sin clemencia en las minas, cuyos pozos son criaderos gigantes del mosquito transmisor de esta enfermedad que dejó 232.000 nuevos casos en el país desde el año 2016, de acuerdo con datos de la Sociedad Venezolana de Salud Pública.

Jhonathan Veracierta, representante de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz, explicó que anteriormente eran solo los mineros quienes viajaban hacia el sur para extraer el oro. Actualmente, muchas personas realizan viajes desde cualquier ciudad del país para entrar en las minas.

“Muchas personas, algunas del interior del país, se dedican a comprar oro en cantidades importantes para proteger su capital. Las compras pequeñas como comida o celulares lo hacen los mineros. Además, 95% de la población minera invierten el oro para comprar comida”, sostiene el vocero del gremio.

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El terror y la inseguridad se le suman a esta situación, dominada sobre todo por grupos criminales que controlan y manejan las zonas mineras. Desde el año 2006, cuando se registró la primera matanza en La Paragua, en el municipio Raúl Leoni, donde asesinaron a más de seis mineros, se han producido 40 asesinatos masivos. Siete de ellos en el municipio Caroní, de acuerdo con el dirigente de la Causa R Andrés Velásquez.

“Los grupos criminales se han incrementado por la FARC y la ELN que no solo está en el sur sino en el oeste. En la zona de Caicara del Orinoco, en esas zonas no solo contrabandean oro, sino también coltán y diamante”, precisó Velásquez, alertando sobre la situación que tiene más de 10 años y de la que no existe una propuesta de solución por parte de las autoridades.

Bolívar parece haberse convertido en un Estado paralelo. Ajeno a las leyes establecidas, la tierra del nombre del Libertador cayó en la anarquía. Distintos factores diseñaron el estado fallido en el sur de la nación donde la presencia del crimen organizado y de los grupos guerrilleros perjudica a las comunidades, desvía los escasos recursos y dispara las tasas de homicidio.

Sus ciudadanos sufren el abandono del orden y deben ingeniarse, a través de caminos difíciles y peligrosos, nuevas formas de vivir al margen del resto de Venezuela, que aún sigue sumergida en una profunda crisis de la cual no se plantea una salida.

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