• Génesis Pardo dio clases de Matemática en el periodo escolar pasado ante la falta de profesores en su liceo

Un promedio de 19 puntos y una excelente conducta durante su cuarto año de bachillerato fueron suficientes atributos para que a Génesis Pardo* — una joven de tan solo 16 años de edad — le hicieran una propuesta descabellada y hasta ese momento impensable: ser profesora en la unidad educativa en la que estudia.

Sucedió en el periodo escolar 2018–2019, en un liceo ubicado en la parroquia La Pastora del municipio Libertador. Cuando el tercer lapso estaba por iniciar, las autoridades del plantel llamaron a Pardo y le propusieron dar clases de Matemática a los alumnos de octavo grado.

“Al principio me asusté porque no es algo que un profesor te pida muy a menudo, así que lo pensé unos días. Yo soy una chica muy tímida y tener que dominar a un grupo completo no iba a ser fácil. Al final sí acepté, pensé que en algo podía ayudar”, comenta la joven para El Diario.

La ausencia de docentes dejó sin opciones al liceo, en vista de que quienes dictaron la materia en los lapsos anteriores decidieron retirarse. En Venezuela la falta de profesionales en el sector educativo se ha vuelto una constante en los últimos años, los maestros emigran o se ven obligados a renunciar por los bajos salarios.

Pardo dio clases durante todo el tercer lapso. El grupo de estudiantes la aceptó con amabilidad, sin cuestionamientos pese a asumir un rol de tal magnitud siendo aún alumna. Sin embargo, para la joven no todo fue tan sencillo: alternar el trabajo con los estudios del cuarto año que cursaba fue un reto.

“Durante ese tiempo me organicé mucho, tenía que faltar a algunas clases para poder cumplir con los de segundo año. Siempre he sido de las personas que hacen las tareas a última hora pero tuve que cambiar eso”, explica la estudiante que, a pesar de la situación, logró pasar a quinto año con excelentes calificaciones.

Pardo no fue la única en asumir el rol de docente a muy corta edad, pues en ese mismo liceo otra chica de quinto año dio clases a los alumnos de noveno. “La criticaban muchísimo porque ella entiende y conoce bastante la materia pero no sabe explicarse. Yo soy buena explicando, siempre se me ha hecho fácil. Por eso a los chicos les fue muy bien ese lapso”, comenta Pardo sobre el papel que desempeñó y que no la alejó de su meta de estudiar Medicina.

Está consciente de que no es ideal asumir un rol de tanta importancia siendo estudiante, pero conoce la problemática, ella como estudiante también constató la falta de maestros: no tuvieron profesor de Castellano en los últimos dos lapsos.

“Me parece que es bueno en cuanto a todo lo que podemos aprender, pero por otro lado creo que no es lo mejor porque yo sigo siendo una estudiante. En quinto año necesito concentrarme en mis estudios, la tesis… Además, estoy tomando una responsabilidad que no me corresponde”, sentencia la joven cuyo trabajo fue remunerado por el plantel con horas de servicio comunitario.

La estudiante fue la solución atípica ante una realidad que promete agravarse en el año escolar que se avecina. De acuerdo con el Colegio de Profesores de Venezuela, de 860.000 docentes dependientes del Ministerio de Educación, al menos 172.000 dejaron las aulas para emigrar, por estar de permiso o dejaron de ir sin justificación.

No obstante, la causa más recurrente son los bajos salarios. Actualmente un profesor percibe un salario de 86.0000 bolívares, es decir, aproximadamente 6 dólares mensuales de acuerdo con la tasa oficial.

Foto: América | Foto Referencial

El presidente del sindicato de maestros de Caracas, Édgar Machado, coincide en que la falta de docentes se ha agudizado en estos últimos años. Afirma que solo en Caracas al menos en 30% de los colegios renunciaron más de 2.000 profesores por los bajos sueldos; estas cifras solo corresponden al periodo escolar pasado.

Fausto Romeo, director de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados (Andiep), teme que la ausencia de docentes capacitados se agrave en el próximo año escolar:

“Hay escasez de docentes, pero este año se debe a la falta de recursos. Hay que pagarles un sueldo digno, un sueldo acorde para poder seguir trabajando como es, no solamente al docente sino al personal obrero, al personal de mantenimiento. Que se pueda pagar un buen sueldo es algo que nosotros vemos difícil este año que se avecina”, detalla.

Para ambos docentes situaciones como la de Pardo no deberían presentarse aunque haya pocos profesores. Romeo refiere casos de instituciones en las que padres y representantes capacitados han tomado el papel de profesores para cubrir la ausencia de los educadores que decidieron marcharse:

“Nosotros no podemos aceptar eso, necesitamos personas profesionales, y para este año eso será una dificultad. Estamos buscando convenios con las universidades nacionales — Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Simón Bolívar (USB), Universidad Andrés Bello (UCAB) y Universidad de Los Andes (ULA) — para que los pedagógicos de Venezuela puedan hacer un componente docente, pero eso se tarda alrededor de dos años. Nosotros estamos buscando eso para poder completar”, explica.

Tal como afirma Romeo, muchas instituciones educativas han optado por pedir la colaboración de padres y representantes. Las escuelas de Fe y Alegría ubicadas en Caracas ya cuentan con unas 40 madres que asumieron el rol de docentes. En otras instituciones no se imparte la materia, o los profesores piden ayuda de los alumnos con promedios altos para hacerlo.

A Pardo ya le ofrecieron volver a dar clases en el próximo año escolar, una propuesta que demuestra que la ausencia de docentes y de soluciones efectivas serán una constante en el regreso a clases.

*El nombre de la menor de edad fue modificado para proteger su identidad.

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