• Conocida como “Madame Cinéma”, la caraqueña es la única realizadora venezolana que figura en el fundamental Diccionario de cineastas de Georges Sadoul

El nombre de Margot Benacerraf es casi un mito para la cultura venezolana. Muchos piensan que con él solo se designa a una conocida sala de cine del extinto Ateneo de Caracas, pero pocos saben de la admirable gesta que llevó adelante esta dama para hacerle lugar al séptimo arte en nuestro país.

Este 14 de agosto la pionera del cine venezolano cumple 96 años. De origen sefardí, Benacerraf nació en Caracas en el año 1926. Desde temprana edad manifestó su inquietud por las artes, lo que la llevó a estudiar Filosofía y Letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV), para posteriormente realizar estudios especializados de cine en el prestigioso Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París, Francia.

Foto: cortesía

De regreso a Caracas, en 1950, Benacerraf comienza sus investigaciones para el cortometraje Reverón, que se estrenaría dos años más tarde en el Festival Internacional de Documentales de Arte de la UCV, mereciendo el Primer Premio, y la invitación al Festival de Berlín de 1953. Adicionalmente, este “poema visual”, como lo denomina su realizadora, se ha convertido en el documento fílmico más importante del pintor de Macuto, además de haber merecido el elogio de Pablo Picasso, por solo mencionar un gran nombre.

Margot Benacerraf junto a Pablo Picasso en su casa de Vallauris en el sur de Francia

Hacia el final de esa década produce y dirige Araya, un largometraje documental acerca de la faena de las salinas de Araya ubicadas en el oriente de Venezuela. Con esto ganó el Premio de la Crítica en el XVII Festival de Cannes, en 1959, junto a Hiroshima Mon Amour, de Alain Resnais.

Margot Benacerraf se volvió una figura señera del cine venezolano, no sólo por estos dos filmes, sino también por haber fundado y dirigido la Cinemateca Nacional de Venezuela en el año 1966, desde donde impulsaría incansablemente el séptimo arte mundial. Además formó parte de la Junta Directiva del Ateneo de Caracas, donde más tarde le dedicarían una sala de cine a la que pusieron su nombre.

En 1991, con el apoyo del escritor colombiano Gabriel García Márquez, creó Fundavisual Latina, institución encargada de promover el arte audiovisual latinoamericano a través de proyectos de exhibición y formación sobre cine y televisión.

Por todos los logros obtenidos durante su carrera, en 1995 le fue otorgado el Premio Nacional de Cine. Y más recientemente, en el año 2012, se inauguró el proyecto Centro de Investigación del Cine y Televisión Margot Benacerraf, que formará parte del Centro de Arte Metropolitano de la Ciudad de las Artes ubicado en la Zona Rental de Plaza Venezuela.

Margot Benacerraf con su equipo grabando Araya. Foto: cortesía

Benacerraf es la única cineasta venezolana que figura en el famoso Diccionario de cineastas de Georges Sadoul, y sus filmes aparecen reseñados en la lista de los mejores documentales del mundo del Pequeño Larousse Diccionario de Cine de Jean Mitry.

Hoy en día, “Madame Cinéma”, como se conoce familiarmente a Benacerraf, permanece en Caracas dedicada a la lectura, la escritura y al buen cine, a la espera de tiempos mejores en los que su legado vuelva a fungir como pilar fundamental de la memoria cultural del país.

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