• Vilisa, Karina, Dayalice, Dannalice y Diana son las fundadoras del movimiento Todos por el Futuro, la red de activistas ambientales más importante del momento iniciada por Greta Thunberg

Dayalice Anza desdobla una desgastada lámina de papel amarillo. “Este es el mío”, advierte a sus compañeras antes de desplegarlo por completo, sin ejercer mayor autoridad. Ellas también parecen tener predilección por alguna de estas hojas y cada una elige la suya. Tanto las viejas marcas de estas láminas y cartones como el apego que sienten por ellas son el reflejo de las varias luchas de calle que han transitado juntas desde principios de año con enunciados poco usuales en Venezuela.

“Cambiemos nuestro hábitos, no el clima”, se lee en la pancarta de Dayalice. Junto a ella, su hermana gemela Dannalice y Diana Corona también posan con sus mensajes: “Sin planeta no hay futuro” y “Todos por el futuro”. Si bien podrían hacerse pasar por contemporáneas de Greta Thunberg, la niña de 16 años de edad que sacude el mundo con su lucha, las tres ya son universitarias. Vilisa Morón (32) y Karina Estraño (40) completan el cuadro. Aunque no lo parezca, todas forman parte de lo mismo. Su relación con Greta va más allá de la edad.

A cada una de ellas las une la pasión por la naturaleza y el deseo de que sus peticiones sean escuchadas: se conocieron a través del activismo en organizaciones ambientalistas. Asistían a foros sobre el Arco Minero, sobre las consecuencias del calentamiento global, entre otros temas similares. Sin embargo, fue en marzo cuando decidieron emprender un movimiento en conjunto: Todos por el Futuro, el primer grupo activista que nació en Caracas en el marco del Fridays For Future (Viernes por el Futuro), el revolucionario alzamiento juvenil liderado por Greta Thunberg.

Durante ese mes de marzo, la joven sueca convocó la primera huelga mundial por el clima. El mensaje que comenzó en las afueras del parlamento, y que llegó hasta la conferencia sobre el cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a finales de 2018, se propagó rápidamente por todo el mundo, movilizando a toda una generación para exigir un cambio a los líderes políticos.

A las cinco venezolanas las motivó la determinación y el coraje de Thunberg, por lo que decidieron replicar sus mensajes en su propio terruño. A medida que en otros países se consolidaba el movimiento, principalmente en Europa y en América Latina, ellas recién comenzaban a articular el grupo desde las bases.

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“Lo de Greta fue un acto muy osado, de valentía moral. Su mensaje no era personalista: ella no quería ser famosa, no le interesa un puesto. Ella lleva un mensaje de sentimiento, de emoción para que las personas que no entendieron las cifras que dijeron los científicos, las entiendan con las lágrimas, con todo ese movimiento sentimental que ella tiene”, asegura Diana, para quien Greta ha sido una inspiración.

Diana Corona tiene 23 años de edad y es estudiante de Bioanálisis en la Universidad Central de Venezuela | Foto: Víctor Salazar

Para Dayalice, “hay que reconocer la presencia de una líder que está trabajando, y hay que apoyarla desde los distintos espacios en los que tú te encuentres. Si hay una compañera que está alzando la voz en el mundo, ¿por qué no apoyarla desde Venezuela? Cuando Greta habló, me identifiqué con ella y la reconocí como una líder”.

El grito de reproche es característico de su generación y se hacen eco de ello. La pasividad y las políticas erradas de sus mayores deben ser sustituidas por la determinación de los jóvenes. Como dijo Thunberg en su discurso en la ONU, “a ustedes se les han acabado las excusas, y a nosotros se nos está acabando el tiempo”.

“Necesitamos nuevos liderazgos, nuevas respuestas, nuevas ideas. Ya las generaciones pasadas aportaron sus ideas y no funcionaron. Queremos terminar con el ciclo de quién tiene la culpa y encontrar medidas para resolver esta situación”, dice Diana, mientras Dayalice asiente con la cabeza y agrega: “Debemos contrarrestar todas esas cosas, porque si seguimos así, no va a haber un futuro; entonces se vuelve necesario luchar en el presente”.

Ante la protesta de Thunberg, estas estudiantes de Geofísica, Geoquímica y Bionálisis — todas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) — se unieron a una bióloga egresada de la Universidad del Zulia y a una psicóloga de la UCV para iniciar la primera protesta de calle en el país del Fridays For Future. El lugar fue la embajada de Brasil. El objetivo, salvar el Amazonas.

Nace el movimiento, no las ganas

El proceso de integración fue más rápido de lo esperado. Una enorme red de activistas del Fridays For Future de todo el mundo coordinan a través de Whatsapp los temas y propuestas locales para movilizar a las masas. También permanecen en contacto con otras organizaciones de todo el país para consolidar un movimiento nacional. No reciben fondos ni incentivos económicos.

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De izquierda a derecha: Vilisa Moro, Dayalice Anza, Karina Estraño, Dannalice Anza y Diana Corona | Foto: Víctor Salazar

Aunque en Venezuela ya existía una plataforma con el nombre de Fridays For Future, habían descartado la posibilidad de realizar acciones de calle por considerar que “no era congruente con la realidad del país protestar contra el cambio climático”, explica Morón. Si bien el movimiento de Greta se articula por las redes, su principal motor está en las calles. Por ende, deciden iniciar su activismo bajo el nombre de Todos por el Futuro.

“Decidimos poner este nombre por varias razones. Primero, porque no queríamos tener un nombre en inglés, lo queríamos en español; segundo, porque tampoco íbamos a hacer acciones solo los viernes, sino cualquier día de la semana; y tercero, porque es un movimiento intergeneracional, pues incluye personas de todas las edades. Es un nombre que invita a la inclusión”, comenta Karina Estraño.

Sin embargo, motivar a protestar contra el cambio climático a una sociedad marcada por las consecuencias de la represión del Estado en las manifestaciones públicas, y por problemas más urgentes propios del día a día, resulta una labor tan heroica como obligar a los líderes mundiales a que tomen acciones para mitigar el daño ocasionado al planeta. Además, América Latina es la región en la que se producen más de la mitad de los homicidios contra activistas medioambientales en el mundo, alerta Global Witness, una ONG internacional que combate la explotación abusiva de los recursos naturales.

Cerca de un millón y medio de personas participaron en la primera huelga general convocada por Fridays For Future. En Venezuela, cada una de estas manifestaciones no supera el centenar de asistentes.

“En el ámbito global el movimiento es de chamos. Aquí en Venezuela la mayoría de activistas ambientales son ya profesionales relacionados con el área, por eso hemos asistido a varios colegios y universidades a dar charlas para que sean ellos quienes asuman el manejo de estas actividades. Ellos acatan llamados, pero parecen no tener el interés de responsabilizarse por tomar la batuta. Aunque ya están empezando a motivarse”, asegura Morón.

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Vilisa Morón: “Cuando comenzó lo de Greta, ese despertar de las conciencias, ver a tantos jóvenes motivados afuera y sentir que aquí podíamos ayudar a la protesta para despertar y activar a los chamos, eso me motivó a seguir este movimiento” | Foto: Víctor Salazar

Dannalice y Dayalice son ejemplo de ello, incluso antes de que la adolescente sueca se diera a conocer. Oriundas de Barquisimeto, desde hace algunos años participaban como guías ambientales y pertenecían a organizaciones para proteger y estudiar los ecosistemas. Las redes sociales, el mejor aliado de su generación, también fue una gran ayuda para despertar sus conciencias. Por allí no solo hacían seguimiento a los movimientos globales, sino también a las imágenes del caos ocasionado por el cambio climático.

Hoy las gemelas tienen 20 años de edad, y de no ser porque una estudia Geofísica y la otra Geoquímica, son pocas las características que las diferencian. “La lucha surge por una necesidad de bienestar social. ¿Por qué no luchar cuando sabes que hay algo que está dañando el planeta y nos perjudica a todos? A veces nos dicen: ‘Tan joven y preocupándote por un futuro que quizá no vas a vivir’… Eso es egoísmo”, dice Dannalice.

Dannalice y Dayalice Anza | Foto: Víctor Salazar

La historia de Diana no es muy diferente. A los 16 años de edad ya era parte de un voluntariado para involucrar en procesos de formación académica a los jóvenes que habitaban en entornos violentos. De allí su interés por el futuro de la sociedad, afirma.

“Empiezas a generar una empatía, te entra curiosidad por lo que vive el otro. A mí no me faltó nada en mi infancia, pero entonces veía cómo vivía el otro y me preguntaba qué le pasa a él. Y así me empecé a hacer preguntas sobre todo lo que nos rodea, incluyendo la naturaleza. Cuando investigas, te das cuenta que es un tema muy profundo y complejo. Nosotros, como seres con conciencia y raciocinio, tenemos una gran responsabilidad porque somos los únicos que podemos hacer caso de ello”, agrega.

Al igual que a Thunberg, las persiguen las críticas por protestar contra el cambio climático, especialmente por ser un tema poco relevante para gran parte de la sociedad venezolana. Ellas están seguras de su lucha y responden que muchos de los problemas del país, como el agua y la falta de producción, también tienen relación con el cambio climático.

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Dannalice Anza, estudiante de Geoquímica; Diana Corona, estudiante de Bioanálisis; y Dayalice Anza, estudiante de Geofísica | Foto: Víctor Salazar

Para Estraño y Morón, en cambio, las luchas ambientalistas vienen de mucho más tiempo atrás, aunque reconocen y agradecen el impulso que ha dado Thunberg a la causa.

“Desde el punto de vista político, lo más interesante de esto es que los jóvenes se están dando cuenta que sí tienen capacidad de mover a los medios, de mover al mundo. Si los partidos políticos a la larga no terminan haciendo nada de lo que se supone tienen que hacer, tienes a toda una sociedad que ya está sensibilizada y que votando, sencillamente, los van a sacar de ahí y buscarán más gente que sí tenga compromisos ambientales”, señala Estraño.

Las jóvenes no solo organizaban eventos, sino que llevan años investigando el comportamiento de la naturaleza en el país, así como las consecuencias del cambio climático en el territorio venezolano.

Para las activistas, el discurso de Thunberg tampoco es algo novedoso. “Como yo soy investigadora, he visto y he leído conferencias de diferentes científicos y personas que han estado dirigidos a alertar sobre el cambio climático, entonces estoy acostumbrada a que la gente sea contundente en las críticas. A mí lo que me parece admirable de Greta es la determinación. Su trabajo ha sido magnífico y ha sabido mover las fibras de las personas, ser la chispa necesaria para ese despertar”, comenta Morón.

Aseguran que las críticas a Thunberg son comprensibles. No por las formas ni por sus palabras, sino porque reta a las élites.

“Greta es una luchadora, es una persona que tiene una enorme sensibilidad por lo que está pasando en el planeta. Evidentemente está siendo muy atacada, como es lógico, porque está cuestionando el statu quo global de unos patrones de vida que deben ser cambiados profundamente, y eso toca intereses. Ella no habla por sí misma, habla por una generación”, justifica Estraño.

Karina Estraño tiene 40 años de edad, es psicóloga egresada de la UCV y doctorante en Antropología del IVIC | Foto: Víctor Salazar

Una nueva campaña global ya está en marcha. Se trata de unas jornadas mundiales de siembra y reforestación, así como la organización de charlas y foros en colegios y universidades. Forma parte de la estrategia de Fridays For Future de cara a la reunión de las principales potencias en la conferencia de la ONU sobre el cambio climático, que se realizará en Chile el próximo mes de diciembre.

Las fundadoras del movimiento en Venezuela no solo planean seguir la ruta de Thunberg, sino también trabajarán por unir cada vez más personas a una causa que aún busca una sociedad que la defienda. Ellas seguirán protestando con determinación, aseguran. Al fin y al cabo, pertenecen a una generación que surgió para cambiar los paradigmas.

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