• Erika Farías, alcaldesa del municipio Libertador, ha modificado los símbolos de la capital venezolana durante su gestión. De acuerdo con el especialista entrevistado por El Diario, estas medidas buscan adaptar la identidad de la ciudad a las necesidades del discurso ideológico del chavismo

La Bandera, el Himno Nacional y la figura de los héroes independentistas han sido modificados a través de los años por los representantes del chavismo. Recientemente, Erika Farías, alcaldesa del municipio Libertador, informó que se realizarán los esfuerzos necesarios para modificar el nombre de la autopista Francisco Fajardo y llamarla, de ahora en adelante, Cacique Guaicaipuro.

Benedict Anderson, teórico de la identidad nacional nacido en la República Popular China, determina que la nación se construye como “una comunidad política imaginada inherentemente limitada y soberana”. Venezuela tiene un bagaje cultural que se estructura a partir de las referencias reconocidas como símbolos patrios, inamovibles y partícipes de la identidad de todos los ciudadanos.

“No podemos nosotros tener a Guaicaipuro aquí y a su asesino llevando el nombre de la autopista que ve pasar a todos los caraqueños (…). No debería quedar en Caracas. Hay muchos símbolos de la colonización”, agregó Farías en su discurso para conmemorar el Día de la Resistencia Indígena — antes denominado Día de la Raza, conmemoración que fue modificada durante el gobierno del fallecido ex presidente Hugo Chávez — .

A finales del año 2018, la alcaldesa, integrante de la cúpula de Nicolás Maduro, retiró de la autopista Valle-Coche la icónica escultura del león que simboliza a la ciudad capital, violentando así la ordenanza de Símbolos Municipales de Libertador de 1993.

Caracas fue fundada por el colonizador español Diego de Losada bajo el nombre de Santiago de León de Caracas, y la escultura en la entrada de la ciudad representó, durante muchos años, la bienvenida a la capital venezolana.

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Para Daniel Varnagy, profesor titular e investigador de la Universidad Simón Bolívar (USB), el régimen de Nicolás Maduro busca poner en conflicto el pasado cultural del país al retirar símbolos de la ciudad.

“Sustituir un león por una indígena no es trivial, porque ese león simboliza la herencia del imperio español. Por otro lado, la figura de la indígena busca resarcir, de alguna manera, a las víctimas de la transculturización. Sin embargo, desde el punto de vista sociológico e histórico, esto es una bofetada a la historia evolutiva de la nación”, explicó el doctor en Ciencias Políticas para El Diario.

Venezuela se ha construido a través del tiempo como una cultura múltiple, con referentes europeos, elementos heredados de la descendencia indígena y símbolos adoptados de la cultura africana.

La cultura, entendida como un proceso de relación entre los individuos, se permea a través del contacto de distintos referentes y aunque en el pasado colonial existieron conflictos armados que dejaron muchos muertos, Varnagy enuncia que “normalmente los países no escupen su pasado”.

Pero Farías cambió la estatua del León por la figura de la indígena Apacuana, destacada líder espiritual de la tribu Quiriquire en la lucha contra los colonizadores españoles en 1574. En reiteradas ocasiones, la modificación de símbolos de la ciudad de Caracas trastoca la habitabilidad de sus ciudadanos. Ahora, la llegada a la capital ya no será bajo la mirada monumental del león capitalino.

Foto cortesía

De Vargas a La Guaira

El 6 de junio de este año el Consejo Legislativo del Estado Vargas (CLEV), por petición del gobernador de la entidad, Jorge García Carneiro, aprobó la modificación de la Constitución regional para renombrar desde ese día a la entidad como estado La Guaira.

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José María Vargas, reconocido médico y catedrático venezolano, nació en la entidad en 1786 y por esta razón fue el único estado que tomó el nombre de un importante civil para la historia venezolana. Pero, en su momento, la vicepresidente del CLEV, Olga Figueroa, justificó el cambio en el uso extendido del nombre de La Guaira por sobre Vargas.

“Es emblemático: el equipo de beisbol se llama Tiburones de La Guaira; el equipo de baloncesto, Bucaneros de La Guaira. Nadie dice ‘voy a Urimare, yo vivo en esa parroquia’, sino ‘voy bajando para La Guaira’”, sostuvo Figueroa.

García Carneiro agregó que “Ya tienen en el subconsciente que toda la vida le han dicho La Guaira”.

Foto: Correo del Orinoco

Modificando los símbolos patrios

Los primeros cambios realizados a los símbolos identitarios de Venezuela ocurrieron en el año 2006, cuando Hugo Chávez hizo un requerimiento a la Asamblea Nacional (AN), con 167 curules ocupados por los partidos políticos afines al chavismo, para modificar el Escudo y la Bandera Nacional.

El tricolor patrio, que anteriormente tenía siete estrellas, se le agregó una estrella más en su franja azul que, según la exigencia de Chávez, representa la inclusión de la provincia de Guayana. En la primera de las tres divisiones del escudo se agregaron cuatro espigas para conformar 24, una por cada estado del país. Además, se modificó la posición del caballo que volteaba a la derecha, y que desde entonces quedó mirando hacia la izquierda.

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Escudo modificado | Foto cortesía

Chávez, justificando su decisión en ese momento, exclamó: “Ese es un caballo frenado, es un caballo que alguien lo frenó y lo puso a mirar al pasado, hacia atrás, eso no es un caballo indómito (…) aquí hay un símbolo reaccionario”.

El nombre de la nación también fue modificado por el de “República Bolivariana de Venezuela”.

Para Varnagy, las ideologías de izquierda tienen un gran conocimiento sobre el manejo de la semántica, el lenguaje y la utilización de símbolos. “Para desplazar culturas previas van tratando de cambiar nombres y símbolos de manera paulatina, para así tratar de instaurar una nueva cultura mucho más afín con la ideología”, agrega.

La “comunidad imaginada”, como plantea el teórico Benedict Anderson, establece lo poco importante de las concepciones identitarias. Todos los símbolos que con la enseñanza escolar y el traspaso generacional de la familia se establecieron a través de los años para dar a entender lo patriótico, pueden ser modificables muy fácilmente, alterando la relación del individuo con “lo propio”, según menciona.

Los gobiernos y su manejo de lo patriótico

En un principio, el siglo XIX en Latinoamérica estuvo signado por las guerras independentistas que estallaron en todo el continente. Luego de este largo proceso, de batallas interminables y cadáveres que languidecían en las tierras del llano, las naciones latinoamericanas salieron victoriosas y empezaron a recorrer el camino del republicanismo.

Para iniciar una nueva República alejada de los lastres del colonialismo, los primeros gobiernos de Latinoamérica, entre ellos los de Venezuela, recurrieron a la literatura para construir los símbolos de culturización para los años venideros. Obras como Facundo, civilización y barbarie (1845) de Domingo Faustino Sarmiento, quien llegó a ser presidente de Argentina; Martín Rivas (1862) del chileno Alberto Blest Gana; Cumandá (1879) del ecuatoriano Juan León Mero, entre otras, permitieron la construcción de símbolos tanto físicos como de comportamiento que caracterizan la identidad de cada país.

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En Venezuela, este proceso fue adelantado por la pluma de Eduardo Blanco y su novela Venezuela heroica, que representa una épica romántica sobre las batallas independentistas en Venezuela y la conformación de una serie de personajes que, posteriormente, serían los próceres de la nación.

Batalla de Carabobo, óleo de Martín Tovar y Tovar ubicado en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional | Foto cortesía

Cada gobierno ha procurado unificarse con los símbolos patrios y adueñarse de su significación. Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez se creó la llamada “Semana de la Patria” para enaltecer a los próceres de la independencia y su importancia en la construcción de la nación. De esta forma, el gobierno se transformaba para el ciudadano en un conector directo con la identidad del país. En 1954 también se modificaron los símbolos patrios durante el apogeo del poder del militar andino.

De acuerdo con Daniel Varnagy, “el verdadero atentado a la identidad nacional es tratar de imponer una cultura socialista que no es natural para la población venezolana”.

El cambio en los símbolos nacionales, del nombre de las avenidas que han sido transitadas por millones de venezolanos a través de los años, y la destitución de las figuras de piedra que engalanan las ciudades parecen tener como finalidad remover los puntos de identidad que cada individuo posee, para así asociar todo símbolo cultural con el poder ideológico que representa el régimen de Nicolás Maduro en el país.

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