• El politólogo uruguayo Óscar Botinelli afirmó para El Diario que las decisiones del nuevo Ejecutivo dependerán de la coalición de partidos que integran el gobierno

Luis Lacalle Pou sale a la tarima distendido. Está alegre, pero no eufórico. Una multitud en Montevideo, capital de Uruguay, lo ovaciona. “¡Presidente, presidente!”, gritan los seguidores del político de 46 años de edad. A falta de la totalidad de los resultados oficiales de la Corte Electoral, en el lugar ya dan por hecho que será el próximo mandatario de la nación. Las probabilidades lo avalan: con una ventaja de 28.666 votos sobre su contrincante del Frente Amplio, Daniel Martínez, solo requiere poco más de 6.500 votos de los 35.000 que el organismo electoral tiene bajo observación para asegurar su victoria. Este jueves el organismo electoral ratificó lo que ya parecía un hecho: es el presidente electo de Uruguay.

“El día que se confirme lo que nosotros entendemos que ya pasó (…) empezaremos a trabajar por ese país que necesita abrirse al mundo, separarse de dictadores”, dijo Lacalle Pou luego de varios minutos de su discurso del domingo. El público aplaudió.

Pocas dudas hay sobre a quién va dirigido el mensaje. Durante la campaña, el líder del Partido Nacional encaró con contundencia la relación del actual gobierno uruguayo con el régimen chavista. “Claramente Maduro es un dictador, claramente hay una violación flagrante de los derechos humanos, claramente no me siento representado por la posición de mi país”, dijo el candidato nacionalista a CNN durante la campaña. El comentario se repetía casi como eslogan antes de la elección. Sin embargo, de las acciones que piensa tomar el gobierno de Lacalle Pou con respecto a Venezuela, se sabe poco.

Óscar Botinelli, politólogo uruguayo y presidente de la consultora Factum, explicó para El Diario que si bien el equipo de campaña de Lacalle Pou dio importancia al conflicto político venezolano para atacar al Frente Amplio, y que seguramente exista un giro en las medidas del gobierno uruguayo con respecto al reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, aún no están claras las acciones que tomaría en política exterior.

“Lo que tenemos claro es que sin duda va a haber un giro. Lo que no tenemos claro es cuáles son los pasos concretos. Todo indicaría que un paso claro que tendría poco costo es que Uruguay se retirara del mecanismo Montevideo que integra junto con México, que no es un mecanismo que haya funcionado mucho, pero que le daría un elemento simbólico”, comentó Botinelli.

Sin embargo, para el politólogo no es de esperar, por lo pronto, que el gobierno electo aclare cuáles serán sus medidas puntuales en cuanto a Venezuela. El motivo, explica, se debe al tiempo que llevará la conformación del gobierno uruguayo, el cual depende, a su vez, de cómo esté integrado el parlamento. En este sentido, detalló que para la segunda vuelta electoral Lacalle Pou — y su agrupación, el Partido Nacional — contó con el respaldo de cinco partidos políticos, que van del centro a la derecha desde el punto de vista ideológico, y cada uno de ellos debe verse representado en el futuro Ejecutivo.

Foto: Cortesía

Además del Partido Nacional, la coalición la conforma el Partido Colorado — el cual Botinelli califica como centrista, liberal progresista — ; el Partido de la Gente, el Partido Independiente; y como tercera fuerza más votada en la primera vuelta del 27 de octubre, el debutante Cabildo Abierto, liderado por el ex general retirado Guido Manini Ríos, que define como “derecha pura, derecha popular, católica integrista, nacionalista, no muy afín a Estados Unidos y de ninguna manera comparable con Bolsonaro”, tal como señalan desde sectores más radicales. El Ministerio de Relaciones Exteriores quedaría en manos del Partido Colorado.

“Venezuela o la política exterior en general, fuera de la política económica, no parece una de las prioridades del gobierno. La coalición de gobierno tiene muchas complejidades. Para empezar, debe distribuir las posiciones de poder entre los cinco partidos de la alianza; formar el Consejo de Ministros, que refleje la composición parlamentaria; distribuir las fuerzas, el poder; y ver las personas que van a cada cargo. No es de esperar que el tema Venezuela, más allá de una explicación genérica de que se va a producir un giro, sea de las prioridades particularmente en cuanto a medidas concretas”, dijo Botinelli.

No obstante, el presidente de la consultora aclara que sí es de esperar algunas medidas en concreto en el futuro.

Grupo de Lima y TIAR

Bajo el pretexto de la no intervención en los asuntos internos de Venezuela, el gobierno de Tabaré Vázquez se ha mantenido en la línea del diálogo, aun cuando la mayoría de los países de la región buscaban otras alternativas para conseguir la salida del gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro en Venezuela. Junto a la Bolivia de Evo Morales, Uruguay fue el único país suramericano en no incorporarse al Grupo de Lima. Dentro de la coalición que apoya a Lacalle Pou, explica Botinelli, todavía no hay una decisión clara con respecto a la incorporación en el Grupo.

“Sin duda dentro de la coalición de gobierno hay quienes quieren que Uruguay se integre al Grupo de Lima y hay otros que consideran que se debe esperar porque hay mucha complicación en los países que integran ese grupo. Argentina, que probablemente se retira; Chile, en una conflictividad interna que hace que se esté volcando más a lo propio que al exterior; Colombia, también otra conflictividad; Perú, un poco también lo mismo; y hemos visto que eso lleva a algunos a decir ‘bueno, tengamos un poco de cautela’”, dijo el politólogo.

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La prudencia dentro de la coalición aumenta cuando se trata de la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Según Botinelli “el tema del TIAR es más complicado, porque ahí ya no es solo hablar de Venezuela; es hablar del concepto de doctrina militar; de este reflotamiento del TIAR, que es un tratado que funciona como una especie de diplomacia militar o asistencia, en fin, pero no con la forma en que empezaría a funcionar a partir de la última resolución, y me parece que eso va a entrar en un debate un poco más profundo dentro de la coalición de gobierno sobre el tema de la doctrina militar de las Fuerzas Armadas uruguayas”.

Con respecto a la pertenencia de Uruguay en el Grupo de Contacto, el presidente de Factum ve pocas posibilidades de que el gobierno de Lacalle Pou se retire de la instancia, debido a los intereses diplomáticos con Europa. “A Uruguay le importa mucho la relación con la Unión Europea, y eso ha constituido un ámbito de gran fluidez en las relaciones de Uruguay, Bruselas y los países principales que la integran”, afirma.

¿Qué quieren los uruguayos?

El vuelco en la política exterior, sin embargo, podría no ser muy bien visto por la mayoría de los habitantes. De acuerdo con una encuesta realizada en febrero por Factum, 52% de los uruguayos apoya la posición de neutralidad y conciliación del gobierno en torno a Venezuela, 39% señala su apoyo a Juan Guaidó, 4% prefiere no permanecer neutrales y apoyar abiertamente a Maduro y 5% no opina.

Botinelli aclara que si bien no han realizado nuevos estudios, presume que los porcentajes pudieron haber variado durante la campaña, pero sin un rumbo claro.

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