• En medio de la prolongada crisis económica, hay quienes siguen apostando por el establecimiento de negocios en el país. Sin embargo, se trata de un contexto incierto que representa múltiples retos a la hora de elegir el destino de sus proyectos financieros

En Venezuela las inversiones y el desarrollo del emprendimiento parecieran no ser rentables. De hecho, el país obtuvo una de las peores puntuaciones en el Doing Business 2019 — índice realizado por el Banco Mundial que mide la facilidad para hacer negocios en 190 países — , pues se situó en el puesto 188, solo por encima de Eritrea y Somalia, naciones africanas con economías golpeadas. Su inflación podría sufrir un repunte exponencial para el año siguiente, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que prevé un incremento de 500.000%. Sin embargo, hay quienes aún apuestan por un modelo de negocio rentable en medio de una de las peores crisis registradas en la región.

La elección de dónde invertir el dinero y las dificultades que pudiese implicar emprender o franquiciarse siempre están presentes, muy por encima de las intenciones de crear, manejar o explotar un modelo de negocio nuevo o ya existente.

Venezuela está catalogado como uno de los primeros países latinoamericanos donde primero incursionaron franquicias internacionales que, actualmente, podrían representar una opción para quienes buscan destinar su dinero a un área con rentabilidad comprobada.

La llegada de Burguer King y McDonald’s al país durante los años ochenta marcaron un hito. Argenis Carpio, consultor de franquicias, explica para El Diario que en ese entonces se creía en el poder de estas corporaciones. “Todo esto catapultó al vocablo franquicia como uno de calidad y negocio confiable. Se acuñó el término y todavía prevalece a pesar de las circunstancias. Por eso, cuando hay un negocio exitoso, la primera pregunta, realizada por los mismos comensales es: ¿se trata de una franquicia?”, añade el especialista.

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Carpio señala que entre los años 2005 y 2008 existió “un gran boom con las franquicias”. “Todo esto nos lleva a que si el país se encamina, el tema franquicia podría volver a ponerse sobre la palestra”.

Asimismo, no deja de resaltar el mal estado que presentan las franquicias internacionales que se encuentran en el país actualmente debido a la crisis, hecho que representa una oportunidad para las marcas nacionales. Debido a esto han surgido nuevas tendencias, patrones de mercado y modalidades.

Aremis Rodríguez, profesor del IESA, asegura que lo que siempre ha sucedido en el país es que hay muchas personas intentando crear su propio negocio por necesidad. Y estima, basándose en estudios, que alrededor de 2.000.000 de personas intentan arrancar un nuevo negocio todos los años.

“Entre 15% y 18% de la población adulta siempre ha tratado de montar un nuevo negocio. Eso es una buena noticia porque quiere decir que el venezolano es emprendedor. Sin embargo, muchos de esos emprendimientos son por necesidad, porque muchas empresas han cerrado”

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Rodríguez explica que esto tiene como consecuencia que muchos emprendimientos presenten baja calidad, no crezcan y sean transitorios. “Al final lo que se ha venido configurando es un tejido empresarial muy débil en Venezuela”, asegura. Precisa que solo 3% de los emprendimientos logran superar los 3 años de operatividad.

La lucha de emprender

El emprendimiento es una vía de rentabilidad futura si se trabaja con precisión, detalle y constancia, con la ventaja de mantener un ritmo propio, de acuerdo con los especialistas.

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Para la abogado especialista en Derecho Mercantil, Yessika Della Morte, en el país existe un auge en el área de las franquicias y del emprendimiento, pero el éxito de los inversionistas dependerá de factores importantes como el modelo que se quiera implementar, la idea que se desee desarrollar y el capital de inversión con el que se cuente.

“Si se tiene suficiente capital de inversión y se desea poner a girar ese capital para generar mayor renta, quizá la persona pueda invertir en una franquicia. Pero hay franquicias en las que el canon de entrada es muy alto, podrían ser entre 8.000 y 10.000 dólares para una franquicia pequeña. Entonces, a esa cuota inicial se le debe sumar la inversión del establecimiento comercial, alquiler, compra y remodelación de acuerdo con los parámetros de inversión de inicio”, detalló la especialista para El Diario.

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Uno de los grandes beneficios que ofrece la franquicia, según explica la abogado, es que el franquiciante otorga el derecho para explotar su marca y concede la fórmula del negocio.

“Cuando una persona decide registrar una compañía o franquiciarse, la decisión viene dada con ese tema. Si vas a emprender, se trata de un trabajo mucho mayor que el de una franquicia, que es un modelo de negocio rentablemente comprobado”, enfatiza Della Morte.

Sin embargo, una persona que tenga una excelente idea de negocio no debe temer al emprendimiento. Si cuenta con un buen modelo de negocio y con alianzas estratégicas para desarrollarlo “el éxito estará garantizado”, reitera la especialista.

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Problemas con el sistema, fallas de Internet y escasez de personal se suman a las complicaciones que se podrían presentar a la hora de realizar un registro empresarial en el país. Sin embargo, la abogado especialista asegura que registrar una empresa en Venezuela no tiene mayor dificultad, aunque pudiese resultar un proceso tedioso para quienes desconocen el área.

Ante este escenario, Jorge Arredondo, emprendedor y franquiciante venezolano, coincide con Della Morte en que la franquicia representa la apuesta por un negocio ya probado en el que la curva de aprendizaje y riesgo — que puede tener cualquier emprendedor a la hora de crear un concepto propio — fue avanzada por parte del dueño original del negocio.

“No me siento en capacidad de recomendar una vía u otra, porque en esta Venezuela están sucediendo las dos”, asegura el empresario para El Diario.

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Arredondo resalta que para tomar este tipo de decisiones en medio de la crisis actual hay que generar alianzas, apostar a la reinvención y, en especial, a la resiliencia. También destaca el espíritu emprendedor del venezolano y las ganas de seguir adelante a pesar de las circunstancias, que juegan un papel fundamental dentro del ámbito de negocios.

Para él, ningún venezolano escapa del concepto retador que implica emprender en Venezuela debido a que “las reglas no están claras” para poder seguir adelante.

“Hay muchos emprendimientos. Por ejemplo, están los bodegones, que son productos que vienen y no pagan nada. Entonces, hay empresarios que están aprovechando esa oportunidad, pero este país no vive de bodegones. La pasión emprendedora siempre va a sobreponerse a todas las barreras que estamos viviendo en la actualidad, porque no estamos teniendo un marco jurídico establecido, no hay unas cuentas claras”, señala.

Arreondo considera que quienes deciden ser emprendedor en Venezuela es porque desean apostar y aportar al país y a la sociedad, generar empleos y lanzar un producto o servicio en medio de una economía deprimida como la que se vive actualmente. Significa, entonces, ser una persona aguerrida, con determinación a poner sus sueños en marcha en medio de situaciones difíciles.

El franquiciante cree firmemente que el concepto de emprendedor en Venezuela se resume en una oración: “Ser emprendedor en Venezuela significa ser un superhéroe”.

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