• Siempre asumió su inocencia y un informe de la Usaid así lo comprueba. Después de varios meses alejado de los medios, el dirigente de Voluntad Popular conversó en exclusiva con El Diario

“El tiempo siempre da la razón” repetía como un mantra Lester Toledo después del 23 de febrero, esto luego de que un reportaje del medio PanAmPost aseguró que enviados del presidente encargado Juan Guaidó se apropiaron de los fondos destinados para la ayuda humanitaria. Su nombre no apareció en el escrito, pero las acusaciones posteriores apuntaron hacia él. Este martes, 3 de diciembre, la Usaid confirmó que ni él ni el gobierno interino manejaron los recursos de dicha ayuda. Lo presume como una victoria. Recuerda con exactitud cada fecha, cada palabra, cada suceso.

“Al hombre por los hechos. Si tú me evaluabas a mí en febrero, marzo o abril y no me conocías, decías ‘bueno, Lester Toledo, el tipo de la ayuda humanitaria, dejó una sombra y una incógnita porque están diciendo muchas cosas’. Hoy, en diciembre, Lester Toledo es el tipo que dirigió la ayuda humanitaria, que trataron de hacerle daño con una campaña sucia y el tipo salió reivindicado por la puerta grande. ¿Qué me reivindicó? Los hechos y el tiempo”, dijo en exclusiva para El Diaro.

Sin embargo, de Cúcuta son muchas las dudas que todavía quedan. El dirigente político las reconoce, pero no se responsabiliza por muchas de ellas. Si alguna autocrítica hace es que no se logró pasar la ayuda necesaria por la frontera. “Cuando de cada 10 personas que entrevisto nueve dicen que no recibieron nada, están diciendo la verdad, porque no era suficiente”, reconoce. Pero nuevamente recalca: “todo el mundo en la Asamblea Nacional (AN) me felicitó porque saben que con las uñas hice todo lo que pude”.

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Toledo tiene fama de hablar frontal. Para algunos es un radical de propuestas fuertes. No ha cambiado mucho.

No reniega de la corrupción dentro de sectores de oposición, pero pide medidas para frenarlo. Al igual que se la dio a él — asegura — , también cree que el tiempo le dará la razón a la mayoría dentro del Parlamento venezolano. “Confío en que los buenos somos más, en que la mayoría son honestos”, repite, y sostiene hay un plan del régimen de Nicolás Maduro para, “con maletín en mano”, lograr que Guaidó no sea ratificado como presidente interino el próximo mes de enero.

“Hay una podredumbre que me da asco y que debe tener todo el repudio de Venezuela y comunidad internacional”, dice en referencia al caso de los diputados de la AN que presuntamente habrían cancelado las investigaciones contra el empresario colombiano Álex Saab, Carlos Lizcano y sus compañías. “Si se comprueba eso, todo el peso de la ley” para los implicados, asegura.

Del actual manejo de la ayuda humanitaria, a diferencia de cuando él la dirigía, no tiene muy buenas percepciones. “Esa visión más asistencialista; que es más de que la ayuda llegue, es lo que yo siento que ha fallado. Se nombró a Miguel Pizarro como presidente de la Comisión Especial Para el Seguimiento a la Ayuda Humanitaria. Él ha estado yendo a la ONU, hacen mucho trabajo institucional, pero no he visto como un esfuerzo por hacer alianzas estratégicas afuera, por buscar recursos y apoyo para que al mismo tiempo que tú estás haciendo políticas con tema humanitario, estés enviando la ayuda”, detalla.

“O capaz lo están haciendo súper bien y ha llegado más ayuda incluso que la que enviamos nosotros y yo no me he enterado”, advierte después.

Su rol en la ayuda humanitaria

Otro intento de mea culpa que hace Toledo es la desinformación que hubo en torno a la ayuda humanitaria. Para él, el tema fue víctima de “una campaña diseñada con saña y con mala fe para confundir a los venezolanos”. No da nombres, pero siempre parece evocar el reportaje que dio inicio todo. Como si se tratase de un partido de béisbol, cuenta cada “strike”de quienes intentaron “embaucarlo” en los casos de corrupción.

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Strike uno: la ONG Transparencia Internacional realizó un informe en el que sostiene — explica Toledo — que PanAmPost partió de una falsa premisa, porque trató de ligar un equipo que solamente tenía la responsabilidad de recibir la ayuda humanitaria, que era el que él dirigía, con el equipo que sí manejó dinero, que era el de los militares.

Strike dos: “El dinero de los militares, y los millones en donaciones, lo mezclaron con el concierto de Venezuela Aid Live. Entonces dijeron ‘bueno, se robaron la plata del concierto’. Luego la propia organización saca dos comunicados en su página web y dice, palabras más palabras menos, que recaudaron más de 2 millones de dólares y que ellos los van a administrar, que ellos van a rendir cuentas de qué proyectos van a apoyar, y dejan claro que no tienen ninguna vinculación con ningún político, ningún funcionario y ningún gobierno”.

Strike tres: “dicen ‘bueno, si no se robaron lo del concierto, y no es lo mismo lo de los militares, ni los recursos de EE UU, entonces esa plata de EE UU se la están agarrando’. Ya el gobierno americano a través de Usaid dice lo que yo he dicho muchas veces, que es que nuestro equipo de ayuda humanitaria jamás tuvo acceso a ningún dólar”. Y cierra: “los ponchamos”. Lo toma como un logro de las cientos de personas que ayudaron a recaudar la ayuda.

Dice que su salida de la Coalición Ayuda y Libertad nada tuvo que ver con los escándalos de Cúcuta. De hecho, él apoyó la decisión del entonces embajador del gobierno interino de Venezuela en Colombia, Humberto Calderón Berti, de acudir a la Fiscalía neogranadina para solicitar que se investigara el caso que involucraba a Rossana Barrera y Kevin Rojas, ambos dirigentes de Voluntad Popular encargados de los fondos para atender a los militares que cruzaron la frontera el 23 de febrero. Estas dos últimas personas habrían utilizado los recursos con otros propósitos ajenos a la ayuda.

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“Yo fui a Colombia, me reuní con el embajador Calderón. Él me dijo que tenían unas pruebas y que había hablado con el presidente (Guaidó) y que eso había que denunciarlo. Esa misma mañana él se fue a Fiscalía a llevar el expediente y yo me fui a una rueda de prensa y dije una frase que hoy está más vigente que nunca con toda la podredumbre que está pasando en la AN, con algunas excepciones, pero está pasando: cárcel a los corruptos, sin importar el color de la camisa”, sostiene Toledo.

Con Calderón Berti, ahora ex embajador, parece no compartir mucho más que el deseo de hacer justicia contra los corruptos y haber sido crítico con el proceso de negociación con el régimen en Oslo, Noruega. Lo que no comparte, sostiene, es que se “dinamite” la unidad opositora. “Leopoldo López y VP siempre han estado de frente contra la dictadura”, señala.

Explica, pues, que su salida de la Coalición obedeció a su trabajo: al que desempeña desde principios de año en el sector privado. Del Lester Toledo que recorría las calles de Maracaibo, estado Zulia, haciendo política, quedan pocos rastros, más que su acento. Ahora su rol es otro. Trabaja como asesor del gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador. Antes de eso ya daba discursos en inglés en el Parlamento Europeo, en la Organización de Estados Americanos (OEA) o se presentaba en el senado italiano.

“Cuando el presidente Guaidó me llama en el mes de febrero, yo le digo que no podía hacer nada hasta el día 3, porque yo estaba trabajando como asesor de la campaña de Nayib Bukele en El Salvador y ese día era la primera vuelta de las elecciones. Le dije ‘si hay segunda vuelta, es el 10 de marzo, y yo estoy comprometido contractualmente con Bukele hasta que ganemos la presidencia’. ¿Qué pasó? Ganamos en primera vuelta. El lunes 4 le dije que no me tengo que quedar hasta marzo, que estaba a la orden para lo que sea hasta julio, porque en junio era la toma de posesión del presidente Bukele y él me ofreció contrato fijo en su gobierno”, explica.

El pacto para trabajar con el gobierno interino esos seis meses, dice, fue con la condición de no recibir ningún nombramiento oficial, sin recibir sueldo. “Honestamente te confieso que políticamente yo tenía expectactivas de que el régimen de Maduro no duraba seis meses, que no se iba a alargar tanto”, admite.

No obstante, su afiliación con Voluntad Popular y con el gobierno interino persiste desde la lejanía. A pesar de haber renunciado a liderar y coordinar la diáspora del partido naranja en 84 ciudades del mundo — su trabajo se lo impide, justifica — sigue formando parte de la máxima instancia de representación y dirección del mismo. Lo hace ad honorem, como también dice que es su rol como asesor de la embajada de Venezuela en Estados Unidos, junto con Carlos Vecchio.

“En 2016 salí de Venezuela y obviamente quería ser útil para la lucha, y el partido me designó responsable para atender la diáspora. Cuando venía la protesta del 16N (noviembre) querían que también fuera replicada a nivel internacional. Yo dije a la dirección nacional ‘miren, yo no puedo llevar la diáspora del partido. Tenemos que montar otro equipo que tenga más tiempo y que le meta el pecho a esto como se merece’. Me dicen que están de acuerdo, entonces yo envío una carta en un grupo que tengo donde están los coordinadores de VP internacional agradeciendo todos estos meses que me apoyaron. Ese escrito se filtró, pero no renuncié al partido. Es el único y último en el que voy a militar, espero.

Aun en el sector privado, Venezuela siempre está en su agenda. Por eso dice no estar cerrado a la posibilidad de algún día volver a la política nacional. Ve su trabajo como una experiencia que espera, dice, aplicar en el futuro en Venezuela. “Con Juan (Guaidó) y con mi país no puedo descartar nada, porque uno siempre siente la política en las venas”. Por lo pronto, su intervención ha sido clave para que el presidente Bukele tome acciones en favor del gobierno interino.

“Él (Bukele) está al tanto perfectamente de lo que ocurre en Venezuela y siempre que conversamos, al menos unos minutos sale el tema. Por supuesto que estuvimos en conversación cuando se dio el desconocimiento a los embajadores de Maduro y toda la estrategia de acá. No puedo decir que el mérito es mío, ojo, la idea y la implementación fue de él, pero claro que lo hablamos. Está presto que en los próximos días que cuando la AN así lo decida, asumir y recibir con todas las prerrogativas al embajador que mande el gobierno legítimo”, comenta.

Más acciones contra Maduro

Durante los últimos años, el dirigente de Voluntad Popular se ha convertido en uno de los encargados de elevar la voz contra el régimen de Maduro en el exterior. No obstante, aunque agradece el apoyo de los países al gobierno interino de Guaidó, considera que ya es hora de “subir la temperatura”. Menos discursos, más hechos.

“La comunidad internacional requiere acciones. Yo creo que aquí la diplomacia de discursos, de comunicados, que si salió la resolución número 20 o 21, ya eso en Venezuela — lo digo con mucho respeto por nuestros aliados — , no sirve. Ya aquí todos los informes que tenían que hacerse se hicieron, ya la Alta Comisionada de la ONU (para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet) hizo un informe, ¿qué más quieren para entender el diagnóstico? el diagnóstico es que hay una dictadura y hay que sacarla. Está clarito”.

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En este sentido, considera que es positiva la última reunión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Pero él dice estar más en la línea de la administración del presidente estadounidense Donald Trump: tener todas las opciones sobre la mesa.

“Hay gente que dice, por ejemplo con el tema militar, esa opción ya se descartó. A los que piensan eso, yo les digo dos cosas. Primero, cuando vayan a hacer eso, nunca te lo van a decir; segundo, ese mismo discurso fue el de (Ronald) Reagan cinco meses antes de sacar a Noriega de Panamá. Exactamente lo mismo. Es decir, yo no descarto nada, inclusive esa acción. Si tenemos que llegar hasta allá porque es la única vía, tendremos que llegar. Pero eso no depende de nosotros. Lo que depende de nosotros es construir las capacidades y hacer lo que nos toque en Venezuela”, dijo.

Y allí espera estar, en Venezuela; con sus errores y experiencias, para — como él mismo sostiene — reconstruir al país.

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