• Mariangel Salas, integrante del equipo de la Universidad Central de Venezuela, asegura que aunque recibió fuertes críticas después de iniciar las prácticas en este deporte, se mantiene con la convicción de mejorar y seguir dando lo mejor de sí para su desarrollo como profesional en el área

El Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV) recibe todos los días a decenas de atletas de diferentes disciplinas deportivas. La estructura, diseñada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva e inaugurada el 5 de diciembre de 1951, puede albergar hasta a 20.900 espectadores.

Es 2 de diciembre y se cumplen 18 años de que la Universidad Central de Venezuela fuese declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, aunque algunas de zonas se encuentren deterioradas, aún cientos de estudiantes hacen vida en el recinto y, además, le dan vida a todo lo que este posee.

Mariangel Salas es una de ellas. La mujer de 30 años se desempeña en el Equipo de Rugby Femenino de la UCV, y aunque sus estudios académicos son en Artes, se denomina como una fanática del atletismo y todo lo que tenga que ver con el deporte.

Casi todas las tardes, al terminar su labor como profesora de Educación Física en un Jardín de Infancia de Caracas, Salas se dirige religiosamente a cumplir con su entrenamiento. La deportista explica que los martes y jueves son días de aprendizaje “técnico” y que de lunes a jueves también trabajan el “físico”.

Con un mono azul y una camiseta deportiva Salas se desplaza por su segunda casa. Amablemente saluda al personal y también a la mascota del lugar, un perro sin hogar que encontró su refugio entre los deportistas y los recovecos del establecimiento.

Foto: Víctor Salazar

Allí la acompañan no solo su equipo, sino las coloridas sillas y el imponente paisaje caraqueño que se puede observar desde el lugar.

I

“Al principio el rugby era un hobby, pero me enamoró”

Mariangel no puede disimular su sonrisa cada vez que habla del rugby. Sus inicios fueron en el año 2015 cuando una entrenadora de la selección de la UCV le insistió que lo intentara.

Anteriormente, en su niñez, Salas nunca había estado interesada en ningún tipo de disciplina deportiva. La mujer de tez morena asegura que conoció el deporte una vez que entró a la universidad.

Sus inicios no fueron en el rugby, sino en el atletismo, lo que considera que la llevó a abrirse a un deporte considerado por la mayoría de la gente como “masculino”. Referente a esto, Salas resalta que “no se trata de un disciplina para hombres, sino de un deporte de contacto”.

Sentada en las coloridas gradas del estadio, la deportista no puede evitar soltar una carcajada cuando recuerda todo lo que la gente le dijo al contarles su decisión de empezar a practicar rugby, razón por la cual ha recibido muchas críticas.

Foto: Víctor Salazar

“Mi mamá se preocupó demasiado”, dice, y cuenta que su progenitora nunca dejó de mostrarle el miedo que sentía de que ella sufriera un golpe durante los entrenamientos o un partido.

Y aunque Salas considera este tipo de temores como algo normal en su familia y en las de todas aquellas mujeres que practican rugby, no deja de mostrarse motivada por seguir jugando con su equipo.

Mariangel se siente “como pez en el agua” cuando de deportes se trata, pues se define como una persona “muy atlética” y destaca que ha pertenecido a selecciones de fútbol sala y kickingball.

II

“No es fácil el proceso de ser madre y atleta”

Salas se convirtió en madre hace un año, por ende ha sufrido de fuertes cambios en su día a día como estudiante, profesora y también como jugadora de rugby.

“Mi organización de rutina deportiva ha cambiado”, asevera tras un leve suspiro, y recuerda que antes de la llegada de su bebé sus entrenamientos eran de lunes a viernes.

Pese a todos los cambios que implica traer a un hijo al mundo, Salas se mantiene interesada en seguir dando lo mejor de sí por el deporte.

Mariangel resalta que en su vida cotidiana suele aplicar el compañerismo que se aprende en el rugby, además de la solidaridad y la disciplina, pues necesita tenerla para poder cumplir con sus labores tanto familiares como profesionales.

 III

“Las mujeres sí tenemos potencial para jugar rugby”

La deportista siente que su madre la ha inspirado para ser una mujer que puede dominar lo que se proponga y que también le ha impulsado a ser una persona muy proactiva en su vida. “Nunca tuve un no de parte de ella”, asegura.

Salas cree que gracias al apoyo de su mamá y de su buena crianza, hoy en día se ha podido integrar a los deportes sin prejuicios. Además, considera que el rol de la mujer en general en el deporte ha evolucionado con el tiempo.

“Las mujeres sí tenemos potencial para jugar rugby”, expresa con seguridad.

Confiesa que es admiradora de la futbolista venezolana Deyna Castellanos y cree que el desempeño de esta joven ha sido una muestra de cómo es el poder de la mujer en las diferentes áreas en las que se desenvuelve.

Salas asegura que lo único que hace falta para practicar rugby con éxito es la intención. “No importa si eres gorda, flaca, si nunca habías hecho deporte, lo único que hace falta para el rugby y para hacer cualquier otra cosa son las ganas”.

La también atleta insiste en que todas las mujeres son capaces de dominar no solo deportes, sino oficios en los que los hombres tienen mayor presencia.

Su evolución viene de iniciar como pilar delantero (forward) , ubicándose a los lados de la primera línea del scrum, definido como una formación fija aplicada con el fin de disputar la pelota y ponerla en juego.

Actualmente ocupa la posición de wing, cuyos requerimientos, explica, se basan en el buen manejo de la pelota y en una versátil aceleración.

Foto: Víctor Salazar

IV

“En ese momento sentí que mi paso por el rugby había terminado”

En el año 2015, cuando inició sus prácticas en el rugby, Salas no se imaginó que también sería elegida para la preselección de ese momento, una época en la que asegura pudo desarrollarse como jugadora y vivir experiencias muy enriquecedoras en diferentes torneos, algunos fuera de Venezuela.

Pero luego de recordar ese como “uno de los mejores momentos”, con dolor viene a su mente una fuerte lesión que sufrió.

“Sentí que mi momento en el rugby había terminado, que había perdido todo el esfuerzo de tanto tiempo”, expresa antes de recalcar lo difícil que fue ese momento para ella.

Mariangel no tiene más reproches hacia el rugby, pues lo define como algo que la apasiona totalmente. Su objetivo es seguir “hasta que la lesión lo permita”.

V

Una mirada hacia el futuro

Espero que se sigan sumando más mujeres a este deporte”, dice Mariangel sobre las expectativas que tiene para los siguientes años.

Sin embargo, muestra preocupación del manejo de las autoridades sobre esta disciplina.

“Me gustaría que a las selecciones las tomen más en cuenta”, expresa, y resalta que la diáspora venezolana también las ha afectado considerablemente.

Salas asegura que decenas de talentos se han perdido a causa de la crisis, pues muchos de ellos deciden salir del país en busca de nuevas oportunidades. Con nostalgia recuerda los momentos en que “no era un problema” conseguir jugadoras.

“El deporte en Venezuela está difícil. La situación va más allá de los atletas. Nosotros no recibimos apoyo del Estado, pero aquí estamos hombres y mujeres dando la cara”, finaliza antes de quedarse en silencio observando reflexivamente el panorama.

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