Hoy se grita ¨ULTRAMAR¨, vocablo que fue popularizado por Marco Polo en sus viajes  y es utilizado desde el siglo XII, hoy no se trata de viajes míticos cargados de muchas historias, las cuales aun recorren los mares, tampoco se trata del grito de ¨TIERRA¨ en el cual migrantes cubanos lanzados a la mar viajan hacia la conquista del  ¨sueño americano, mucho menos pensar que son los migrantes africanos, provenientes de Costa de Marfil llegando a suelo maltés o italiano.

La triste realidad es que este vocablo es utilizado por los ¨balseros venezolanos¨, encomendados primero a Dios y luego a la Virgen del Valle, patrona de los Mares, para surcar las aguas que nos dividen con las islas de Aruba, Curazao y Bonaire así como Trinidad y Tobago, buscando un mejor futuro y  tratando de huir de la peor crisis de movilidad de la Historia Contemporánea, provenientes de un país rico en recursos pero lleno de corrupción y una crisis político-social sin precedentes.

Es de destacar, que los llegados a suelo caribeño no son recibidos con abundancia, ofertas laborales, inclusión social y acceso a la educación, por el contrario, no acaban de escapar de las penurias en territorio patrio y de las vicisitudes del mar, (en el caso de los que logran llegar), para comenzar un difícil andar en el tema migratorio y lo que algunos llaman, la  “modernización de la esclavitud”.

En el caso de los solicitantes de asilo en las islas de Aruba, Curazao y Bonaire, únicamente se puede hacer al momento de su llegada al aeropuerto, donde antes de ser sellado su ingreso, la persona debe manifestar su intención de radicar una petición de asilo ante el funcionario de ¨Guarda Nos Costa¨, de lo contrario no podrá ser solicitado días después de su ingreso a las islas. Esto presupone la primera violación a los tratados internacionales y al derecho a la defensa, por cuanto un asilo o refugio se fundamenta en la base cierta del temor que se tiene por un hecho pasado o futuro que puede poner en peligro nuestra vida, nuestra integridad o nuestras libertades. 

El derecho al asilo o refugio, es un derecho universal establecido en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el cual se preceptúa que:

¨En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.¨ En consecuencia podríamos establecer este artículo como una línea de partida para poder entender que la migración forzada o desplazamiento forzado es un delito de lesa humanidad a la luz de los DD HH, y por lo tanto, los países del mundo deben brindar refugio o asilo a las personas afectadas, de lo contrario estarían agravando nuevamente en caso de no reconocer estos estatus, la situación de dichas personas. 

Es justamente por lo anterior, que los migrantes venezolanos que se encuentran indocumentados en las islas, no consiguen la manera de ajustar y regularizar su estatus, dicho esto también es destacable que  no los exime del cumplimiento de la ley, pero tampoco son objeto de soluciones por parte de los Estados. 

Ahora bien a la luz del Derecho Internacional Humanitario, que es comúnmente conocido como el Derecho de la Guerra  o conjunto de normas que deben imperar en un conflicto armado, debemos buscar entender que las mismas son aplicables, cuando se esta en presencia de un ¨conflicto armado de carácter interno o externo¨ y necesariamente buscar si las características del complejo escenario político-social que vive nuestro compungido país, se encuentra enmarcado dentro de estos supuestos. Sin duda alguna, para este autor, Venezuela vive un ¨conflicto interno de carácter bélico y no bélico¨, en el cual grupos irregulares como son los militares partidistas, presencia de paramilitares, guerrilla nacional e importada como territorio de sosiego y la proliferación cada vez mas común de grupos organizados al margen de la ley, atemorizan a los venezolanos con la utilización de la fuerza sin la aplicación de la ley.

Además se encuentra en el medio o hace parte de un ¨conflicto externo por ahora de carácter no bélico¨, pero que sin duda alguna representa un juego geopolítico en el escenario militar de diferentes naciones, una importancia geestratégica para Rusia, China, Irán y tal vez Corea del Norte, y sin duda un alarmante elemento de peligrosidad hemisférico para las naciones de nuestro continente. 

Retomando la idea principal, nuestro migrantes forzados, pudieran ser catalogados por los países del mundo,  como migrantes económicos, esos casi 4.600.000 venezolanos que deambulan por el mundo, deben ser catalogados como refugiados o en el caso particular de aquellos que son perseguidos por hacer política, como asilados. De igual forma los organismos internacionales deben cumplir un rol protagonista en la atención de los mismos, en la búsqueda de soluciones viables, en la sensibilización de los Estados que aun no reconocen la grave crisis humanitaria compleja existente en país.

La aplicabilidad de los protocolos por parte de los organismos competentes, como Acnur y OIM, la destacada intervención de las ONG gubernamentales como la Usaid o la Fupad, así como el trabajo conjunto de todos estos, es de extrema necesidad. 

Preocupante es, lo que se ha venido manifestando durante los años 2017, 2018 y 2019, por parte de la Secretaria de Estados Americanos, en cabeza de su secretario general Luis Almagro, la crisis de movilidad venezolana, es la mayor migración de la historia contemporánea, y se estima que para este 2020 pudiera esta cifra aumentar a los 5.400.000 venezolanos. Imperioso es la necesidad que los países del mundo puedan entender la situación, recordar que Venezuela es un país lleno de migrantes, que siempre fueron bien acogidos, que nuestra cocina se enriqueció, que nuestra manera de ver el mundo cambió, no por nuestra mirada, sino por las experiencias de otras miradas venidas del viejo continente, que fuimos un país que acogió a nuestros hermanos latinoamericanos, cuando sus conflictos internos,  ( Colombia, Perú, Uruguay, Argentina, Honduras, República Dominicana, entre otros),los obligaron se ser unos desplazados forzados, en esa justa medida necesitamos de la solidaridad ahora de todos los pueblos. 

De Igual forma constituye un reto, para países y organismos la atención de los migrantes, la generación de oportunidades que no conlleve a que se sigan violando los derechos humanos, a la conceptualización y caracterización de cada uno de los migrantes, recordando que el desplazamiento forzado es un delito de lesa humanidad que no prescribe.

Un reto y una oportunidad para las naciones de acogida, un reto en la implementación de programas de empleo, de salud pública y de inclusión de la educación, claro está,como principal reto la discusión y la conceptualización de los migrantes como refugiados, (un ejemplo a mirar, es el reconocimiento de Colombia, del conflicto, el trato brindado a los migrantes y el trabajo mancomunado del Estado con la Agencia de Cooperación Internacional, en la puesta en marcha de proyectos socio económicos, generación de oportunidades y de emprendimiento), una oportunidad de oro para los países, estos refugiados pueden  aportar con su trabajo en el incremento de la recaudación de rentas internas, y no caer en la explotación laboral de los países receptores, por la falta de legalidad para poder laborar, lo que conlleva a que los migrantes se conviertan en “neoesclavos” por dicha explotación laboral, en la forma de realizar las cosas, en el aprovechamiento de las habilidades, que sin duda alguna es altísima.

Un ejemplo, recientemente se presentó el examen de suficiencia médica en Perú, y para asombro del mundo, pero no para los venezolanos, los dos más altos índices obtenidos, fueron por dos médicos connacionales, egresados de las mas prestigiosas casas de estudio venezolanas, que por cierto son públicas. 

Muchos son los retos para las naciones, para los organismos internacionales, pero siempre la intención de ayudar debe prevalecer, cabe destacar que la Declaración Universal de Derechos Humanos, contiene 20 artículos que no son relajables y mucho menos pueden ser interpretados por algún Estado, es decir, son de obligado cumplimiento, y no puede ser poca cosa que el informe presentado por la Alta Comisionada por los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, refleje un sin número de violaciones en Venezuela, que en un momento de evaluación y lectura por parte de este autor, puede conceptualizar y enmarcar, que de los 20 artículos de la Declaración Universal de DD HH, en Venezuela se violan los 20.

Muchos son los retos para los venezolanos que gritan tierra, para los caminantes, para todos aquellos que dejaron la patria, pero siempre con una mirada libertaria. Seguimos adelante porque somos hechos con el mejor material que el creador del universo pudo tener.

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