Ansiedad, un trastorno de adultos que se refleja cada vez más en los niños

Daniela León
Daniela León - Redactora
3 Min de lectura

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  • Para la coach familiar Vida Gaviria, las presiones y exigencias del día a día, además del contexto histórico en el que son criados los infantes son factores esenciales para determinar si un menor de edad atraviesa por un cuadro de ansiedad 

Preocupaciones y miedos intensos y persistentes sobre situaciones de la vida diaria son algunas de las señales que podrían servirle a un adulto para detectar si tiene algún tipo de ansiedad y tratarla adecuadamente. No obstante, cuando se trata de un niño con este trastorno, identificar este problema puede ser muy diferente. 

En ocasiones la ansiedad no es algo propio del niño, sino un reflejo de la angustia de sus padres o cuidadores. Vida Gaviria, coach familiar, dijo en una entrevista para El Diario que ante este escenario lo ideal es hacer la evaluación del menor desde su entorno familiar. 

Cuando se trata de niños pequeños, explica la especialista, es indispensable observar si hay algún cambio de conducta o estado de ánimo llamativo: algún retroceso en el aprendizaje, pérdida de control de esfínteres, irritabilidad, se enferman frecuentemente, si están retraídos, si hablan sin parar o compulsivamente, si están inapetentes o lloran más de lo habitual. 

 Edades en las que puede aparecer la ansiedad 

En el año 2019, la ansiedad en los niños fue unos de los temas más consultados por los representantes en consulta. “Generalmente la mayoría de los casos que vi eran niños menores de 7 años, en edad preescolar, o en preadolescentes menores de 12 años”, aseguró Gaviria. 

En esas consultas, la coach encontró que en gran parte de los casos había un alto nivel de angustia y ansiedad en uno o ambos representantes, por lo que el trabajo comenzaba desde los padres para disminuir los síntomas de los menores. 

Cuando el trastorno de ansiedad aparece en adolescentes, se puede hablar de que su origen ya pertenece a su mundo emocional. A pesar de eso, es necesario estudiar si el padre o representante está estableciendo una exigencia muy alta para ese joven sobre temas que no maneja como ciertas asignaturas escolares, deportes o actividades extracurriculares. 

Esas frustraciones posteriormente se pueden proyectar en patologías físicas e incluso desarrollar déficit de atención, debido a que el cerebro humano no puede atender todas las exigencias que se pone esa persona.

Gaviria considera preocupante que tantos los padres como los niños intenten emplear el multitasking, pues asegura que su concepto es engañoso y vende “una realidad imposible”. “Estar en varios sitios a la vez, plena, satisfecha, saludable y exitosamente no es verdad, tenemos un solo cerebro, un solo cuerpo, días que duran lo  mismo y de los cuales necesitamos un tiempo para descansar y reponerse, especialmente en este contexto histórico que vivimos”. 

Daniela León
Daniela León - Redactora
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