Elecciones en EE UU: Los desafíos de los candidatos demócratas antes de enfrentarse a Trump

Raúl Castillo
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  • Seis políticos se disputan las elecciones del Partido Demócrata. Para analizar lo que debe hacer cada uno ellos para ganar la nominación y enfrentar al actual presidente de Estados Unidos, El Diario conversó con el periodista Emilio Doménech y la demócrata Millie Herrera

La carrera presidencial en Estados Unidos avanza, y en el Partido Demócrata hay más dudas que certezas en cuanto a quién será el elegido para enfrentar a Donald Trump el próximo 3 de noviembre. A diferencia de elecciones pasadas en donde dos candidatos se disputaron la elección, este año la nominación demócrata se divide en al menos seis nombres: Joe Biden, Bernie Sanders, Mike Bloomberg, Elizabeth Warren, Amy Klobuchar y Pete Buttigieg.

Para explicar quiénes tienen más posibilidades de ganar la nominación demócrata y analizar de qué dependerá la victoria o derrota de cada uno de ellos, El Diario conversó con Emilio Doménech, periodista español que reside en Estados Unidos; y Millie Herrera, militante demócrata y ex asistente de la Secretaría de Trabajo de EE UU durante la administración de Barack Obama.

Joe Biden, obligado a no fallar más

Antes de iniciar la carrera demócrata, ya muchos lo daban por hecho: Joe Biden, el vicepresidente de Barack Obama sería el encargado de enfrentar a Trump en próximas elecciones. Los calificativos de experto en la alta política, de centrista, de establishment, —todos ellos bien fundados— lo hicieron ver como el imbatible demócrata. Iowa fue su primer reto, pero también su primer tropiezo: quedó de cuarto. El segundo reto fue New Hampshire; y, otra vez, su segundo tropiezo: quedó de quinto. Aunque predecibles por la conformación demográfica de los estados, las dos derrotas de Biden lo ponen en la obligación de conseguir mejores resultados.

Elecciones en EE UU: Los desafíos de los candidatos demócratas antes de enfrentarse a Trump
Joe Biden. Foto: Tayfun Coşkun / Agencia Anadolu

Biden tiene mucho margen para mejorar. Las derrotas en Iowa y New Hampshire, coinciden Herrera y Doménech, si bien se esperaban menos contundentes, tampoco fueron una sorpresa. En ambos estados la población es principalmente blanca (al menos un 90%), electorado fuerte de Pete Buttigieg y Amy Klobuchar, los principales contrincantes de Biden en el voto centrista.

“Sin duda”, asevera Doménech, “el estado clave para Biden es Carolina del Sur, porque la población negra representa el 60% de los votantes de las primarias. A Biden lo que mejor se le da, mires la encuesta que mires, son los votantes afroamericanos. En este momento Carolina del Sur parece su muro de contención porque si se le escapa, se le escapa la carrera por completo”, dijo el periodista. En opinión de Herrera, este será el estado en donde el ex vicepresidente obtenga fuerza nuevamente, debido a su “historial” en esas comunidades durante la administración de Obama.

Caso similar ocurre en Nevada, donde además de los afroamericanos, lo latinos también tienen una representación mayoritaria. “Es verdad que en las últimas semanas parece que Sanders está dominando esa parte del electorado, pero aun así es una minoría. Así que él en Nevada necesita aunque sea un segundo puesto”, comentó Doménech.

El hecho de ser el más establishment no parece estarle jugando a favor, y es que a Biden todos le “roban” votantes. Warren, a pesar de ser progresista, se ha metido en el terreno de las grandes ciudades, atrayendo votos de gente que en principio buscaba a un moderado. Buttigieg pelea las zonas rurales de voto blanco. Klobuchar los suburbs (suburbios) de personas clase media-alta y de gente con estudios universitarios. Mientras que Mike Bloomberg, de acuerdo a las encuestas, empieza a hacerse con el apoyo de muchos afroamericanos.

Otro estado clave para Biden –y para cualquiera de los candidatos en general-, apunta Herrera, es Florida.

Florida no es cualquier estado. En las elecciones presidenciales, quien gana Florida, suele convertirse finalmente en presidente. Carolina del Norte, aunque disputado, también puede ser favorable para Biden.

Doménech señala que las posibilidades del ex vicepresidente pasan entonces por ganar Carolina del Sur, superar a Bloomberg como alternativa de centro, y recortar camino a Sanders en California. De lograr eso y ganar la candidatura, los retos ya se renuevan: capitalizar el voto afroamericano contra Trump en Carolina del Norte, y robar votos al actual presidente en los suburbs y moderados. Sin embargo, “no sé si levante la misma ilusión que como por ejemplo Sanders”, opinó el periodista español.

Bernie Sanders se consolida

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Foto: EFE

La etiqueta de favorito pocas veces lo ha acompañado en sus aspiraciones presidenciales. Quizá sea porque se define como socialdemócrata en un país tradicionalmente conservador o liberal. Como quiera que sea, Sanders se presenta como un anti establishment que lidera una “revolución política” comandada por los jóvenes. La popularidad que logró en las primarias de 2016 y que perdió frente a Hillary Clinton, hoy lo catapulta a los primeros lugares en las encuestas y resultados demócratas. Mientras que en el caucus de Iowa obtuvo el primer lugar en voto popular, en New Hampshire repitió la hazaña.

Aunque su victoria en New Hampshire, donde obtuvo 26% de los votos, fue menor de la prevista (en ese mismo estado en 2016 venció a Clinton con 60% de los votos), Doménech explica que Sanders ha resistido los embates de la división política demócrata. Mientras que Warren rasgó votos en progresistas en los suburbs y campos universitarios, Buttigieg hizo lo propio en las zonas rurales. A pesar de eso, el periodista cataloga como dos (el de Iowa y New Hampshire) “muy buenos resultados” para Sanders y augura todavía mejores:

Para Herrera, sin embargo, Sanders “ha llegado al máximo de su apoyo”. La demócrata esgrime que el también senador por el estado de Vermont tiene una retórica “bastante negativa” que, si bien puede calar entre los jóvenes, es poco realista. A diferencia del análisis de Doménech, no cree posible una victoria del progresista en Nevada, puesto que asegura que allí Biden tiene más conexión con los latinos y los afroamericanos. Con respecto a Florida, Herrera es todavía más contundente: para ella, allí Sanders “no tiene chance alguno”, aunque admite que su campaña ya está llegando a varios lugares del estado.

La popularidad de Sanders y sus opciones reales de ganar la nominación demócrata trae consigo otro debate hasta ahora desconocido en la política estadounidense: el poderío del voto izquierdista. Aunque Herrera asegura este representa poco más del 15% en el Partido Demócrata, Doménech sostiene la cifra se eleva a casi 23%, y aclara que es un error dividir el “voto progresista” contra el “voto moderado” para calcular quién tiene más apoyo.

“No puedes coger los votantes moderados y meterlos en el grupo de Buttigieg, Klobuchar y Biden de la misma forma que no puedes meter a los progresistas en el saco de Sanders y Warren, porque no funciona de esa manera. Se ha visto en las encuestas, y en las elecciones, que funciona más por tema demográfico, más por intereses de renovación política que por temas ideológicos”, dijo el periodista.

Con respecto a las posibilidades de Sanders de vencer a Trump en caso de ganar la nominación demócrata, Herrera es menos optimista que Doménech. Mientras la demócrata asegura que Trump quiere que gane el senador de Vermont para así intensificar su campaña de tildar a los demócratas de socialistas, en medio de los buenos datos de la economía estadounidense; el periodista asegura que Sanders puede activar el voto juvenil, a las minorías en las grandes ciudades, y a la clase trabajadora, especialmente en el estado de Georgia.

El insurgente Mike Bloomberg

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Foto: Reuters

Es millonario, publica memes, y le sobran polémicas en su haber público. Aunque bien podría tratarse de Donald Trump, estas mismas características definen a Mike Bloomberg, el ex alcalde de Nueva York y la 12ª persona más rica del mundo.

A este magnate también le gusta marcar la diferencia: contrario a sus contrincantes demócratas, anunció su candidatura pocas semanas antes del inicio de las elecciones, algo que puede no jugarle a favor. Decidió saltarse los primeras cuatro paradas electorales y competir directamente a partir del supermartes. Con un estilo más conservador, pero de gran poderío en las redes sociales (se lo debe a sus millones invertidos), se presenta como el único capaz de vencer a Trump. Las encuestas empiezan a notarlo.

Doménech y Herrera discrepan en el impacto que tiene la decisión tardía de Bloomberg de entrar en competencia. Mientras que el periodista alega que la cobertura informativa de las elecciones de Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur, da mayor visibilidad a los candidatos (tanto ganadores como perdedores), la militante demócrata sostiene que los dos primeros estados no son de gran importancia para los eventuales votantes de Bloomberg y los segundos no reparten gran cantidad de delegados.

Ante esto, el ex alcalde de Nueva York ha redoblado las apuestas en su campaña comunicacional. Recientemente anunció la contratación de la compañía de memes más importante de Internet, Memes 2020, para llevar sus mensajes en las redes sociales, principalmente en Instagram, a través de influencers.

No obstante, Doménech aclara que esto no necesariamente haga obtener el voto joven, el cual el periodista lo sigue adjudicando a Sanders. Considera entonces que se trata de una estrategia de contrapeso a los otros candidatos que dominan el espacio televisivo y que se encuentran compitiendo actualmente. Herrera coincide en esto, y agrega que puede lograr su objetivo, aunque pone en duda su efectividad para conseguir votos.

En la primera encuesta de la universidad de Quinnipiac en la que aparecía Bloomberg tenía un 3% de apoyo. El pasado 10 de febrero, en la misma encuesta, subió al 15%.

Los estados en lo que puede liderar el magnate son los del sur, estima Doménech. “El tema es que no se reparten tantos delegados en esos estados, pero si él consigue ser un primero destacado a diferencia de sus rivales directos en esos estados, puede conseguir delegados y empezará a encadenar victorias a lo largo de las primarias, así que eso es lo que tiene que hacer. California y Texas al ser estados tan diversos, igual y no puede conseguir una victoria, pero que consiga un segundo o tercer puesto para conseguir delegados, ya puede ser importante para seguir en carrera”, argumentó el periodista.

Bloomberg se ha convertido en el blanco predilecto de las críticas de los demás candidatos, quienes lo equiparan con el mismísimo Trump. Y también del presidente, quien con su típico –y poco honroso- humor, ya ha definido a Bloomberg como “Mini Mike”, en referencia a sus 1,73 metros de altura, y como “masa de energía muerta”. El magnate demócrata respondió afirmando que los conocidos en común del presidente se referían a él, a sus espaldas, como un “payaso ladrador de carnaval”.

Las polémicas podría convertirse en un arma de doble filo que le juegue en contra para un eventual cara a cara contra Trump en las elecciones de noviembre. En 2015, Bloomberg defendió la práctica policial de cateos llamada Stop and Frisk (“Parar y Registrar”) que se implementó bajo su administración como alcalde de Nueva York. Según los datos oficiales, la mayoría de las personas paradas por los policías -algunos años hasta casi un 90 por ciento- eran negros y latinos, a pesar de que luego el nivel de arrestos entre esos grupos era similar al de otros. Sin embargo, luego se retractó. “Estaba equivocado. Y lo siento”, dijo el magnate en noviembre de 2019.

Para Doménech, es “difícil que pueda establecerse como favorito y conseguir el número de delegado suficientes para conseguir la nominación, porque Bernie ya le está sacando mucho terreno y Biden va a quitar muchos votantes, Buttigieg o Klobuchar si sacan buenos resultados en Nevada o Carolina del Sur. Pero hay una posibilidad, sobre todo sabiendo que tiene dinero infinito”.

Ese poderío económico, dice Herrera, tampoco cae bien en el Partido Demócrata, cuando hay otro multimillonario en la Casa Blanca.

Klobuchar y Warren, a luchar contra el sistema

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Foto: Reuters

“Hola Estados Unidos, soy Amy Klobuchar y venceré a Donald Trump”. Así, con plena seguridad, con una sonrisa en el rostro y la efusividad de cientos de seguidores con carteles verdes –el color que representa su campaña-, se presentó Klobuchar al mundo, más que a los candidatos de su país. Las declaraciones, aunque con el optimismo lógico luego de un sorpresivo tercer lugar en las primarias de New Hampshire, no parecen acordes a las posibilidades reales de la candidata.

Aunque hasta las elecciones de New Hampshire Klobuchar era bastante discreta, consolidó su jugada ofensiva a los demás candidatos en un debate previo al inicio de las primarias. Durante el debate, repartió críticas especialmente a Buttigieg, quien le compite el voto centrista. “No creo que eso sea lo que la gente quiere en este momento. Tenemos un recién llegado en la Casa Blanca y mira a dónde nos llevó. Creo que tener algo de experiencia es algo bueno”, dijo a Buttigieg. También apuntó contra la idea de Sanders y Warren de implementar la sanidad pública para todos, por considerarlo costoso y ambicioso.

Ese punto de irreverencia de Klobuchar también es algo que maneja muy bien Elizabeth Warren. Hasta hace pocos meses antes del inicio de las primarias demócratas, Warren era vista por sus contrincantes y los poderosos como un peligro. Feminista, de izquierda, senadora por el estado de Massachusetts, de 70 años de edad, se presentó en la campaña como la alternativa progresista, compitiendo así con su amigo Bernie Sanders por el ala más izquierdista del Partido Demócrata.

Cuando se postuló al Senado en el año 2012, Warren afirmó que tiene ascendencia de los indios americanos. Desde entonces, además de las críticas de las comunidades indígenas de EE UU, desató la burla e ira del presidente Trump, quien ahora la llama “Pocahontas”.

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Foto: GFR Media

Las encuestas no le son nada favorables a ninguna de las dos candidatas: de llegar a estar de segunda a fines de 2019 (alguna incluso la pusieron por delante de Biden), Warren actualmente ocupa el quinto puesto. Entretanto, Klobuchar le sigue en el sexto lugar de preferencia, según los estudios de opinión pública a nivel nacional.

El motivo del desgaste de ambas candidatas, explica Herrera, es por el simple hecho de ser mujeres.

Además, la ex secretaria de trabajo agrega que Klobuchar no cuenta con suficientes recursos económicos para hacer campaña, por ejemplo, en estados claves como Florida. Aun así, estima que Klobuchar puede ganar Minnesota (estado al cual pertenece) y otros pequeños estados del centro del país. De Warren predice algo similar: ganará Massachusetts y posiblemente en algunos estados cercanos, donde el voto obrero y latino puedan elegirla a ella en lugar de a Sanders. Ambos estados se disputarán el supermartes.

Por su parte, Doménech limita el futuro de Warren y Klobuchar si no obtienen un buen resultado en Nevada o Carolina del Sur, cosa que ve “poco probable”. Argumenta que Biden y Buttigieg capitalizan, a grandes rasgos, el mismo voto que Klobuchar, mientras que Warren ha demostrado tener poco terreno en las minorías, algo que sí ha conseguido Sanders.

“Teniendo en cuenta que los latinos van a ser importantes en Nevada y los afroamericanos en Carolina del Sur, yo diría que no tiene nada que hacer”, enfatizó con respecto a la senadora de Massachusetts.

Pete Buttigieg: una cara nueva que se propaga

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Foto: Getty Images

Son muchos los que ahora conocen su apellido, aunque no todos sepan pronunciarlo. Pete Buttigieg, o simplemente “Pete”, como dice su mercadotecnia, se erige como un auténtico candidato sorpresa: es joven (tiene 38 años de edad), ex alcalde de la pequeña localidad de South Bend, héroe de guerra en Afganistán, habla seis idiomas, es profundamente católico, y es el primer candidato presidencial de Estados Unidos en declararse públicamente como gay. “Es la cara nueva”, dice Herrera.

Pero más allá de esos atributos o características, la mayor sorpresa la producen sus resultados electorales hasta el momento. Con 26,2% de los votos, obtuvo el primer lugar en delegados en el tan cuestionado caucus de Iowa, mientras que en las primarias de New Hampshire empató en delegados con Sanders, pero quedó detrás del progresista en cuanto a cantidad de votos por poco más de un punto (25,7% contra 24,4%).

“Su mensaje ha calado muy bien en estos dos estados en donde la mayoría son votantes blancos y sobre todo en votantes en zonas rurales”, explica el periodista, quien considera que eso justifica sus buenos resultados en Iowa y New Hampshire.

Cada vez que puede, “Pete” dice ser “un nuevo tipo de líder que reúna a los americanos para solucionar sus desafíos más urgentes”. También suele citar a Obama. No en vano algunos lo han comparado con el ex presidente, principalmente por su juventud y discurso sólido. Sin embargo, un enorme –e importante- techo le separa con el ex presidente: el voto latino y afroamericano.

En South Bend, sus altercados con la minoría afroamericana generaron la desconfianza de esa comunidad en él. Destituyó a un sheriff negro, acusado de grabar los comentarios racistas de compañeros blancos. El descontento se ha replicado en la mayoría de estados del país. Por lo tanto, las grandes pruebas para determinar su fuerza -coinciden Herrera y Doménech-, serán Nevada y Carolina del Sur.

En contraposición con estos estados de mayoría afroamericana y latina, así como en las grandes ciudades, Buttigieg capitaliza el voto en los suburbs. No obstante, aclara el periodista español, en estos estados de mayoría blanca y de tradición conservadora o de centro, ahora también deberá enfrentar Mike Bloomberg, quien, a juicio de Doménech, pueda disputarle estos votos.

Por ese mismo motivo, Herrera estima que la euforia en torno a Buttigieg mermará, reduciendo sus posibilidades de ganar la nominación.

Paradójicamente, sus 38 años de edad y el ser homosexual, no lo convierten en el candidato favorito de los jóvenes demócratas, ni de la comunidad LGBTQ, sectores que lidera Bernie Sanders con mayor solvencia, dice el periodista.

“La comunidad queers es más activista de izquierda que lo que representa en este momento Buttigieg y por eso tienden a apoyar más a candidatos como Sanders o Warren. Los activistas valoran que Buttigieg gane popularidad, pero no creo que voten por él por eso”, comentó.

De ser electo el 3 de noviembre como presidente de EE UU, se convertiría en el mandatario más joven en la historia de ese país. Ese aspecto de renovación, dicen Herrera y Doménech, pudieran ser su mejor carta de presentación a los votantes en noviembre, de ganar la nominación demócrata y así vencer a Donald Trump en sus aspiraciones de reelección. No será fácil y es menos probable que la victoria de otros candidatos, aclaran, pero dependerá de que dé su mejor cara.

Raúl Castillo
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