¿Sabías que 92% de las personas que tienen sus metas del año no las cumplen? Cada uno de 10 individuos que hacen listas no las completan. Es más común de lo que crees. Así que te voy a dar herramientas para que formes parte de ese 8% de personas que consiguen lo que desean.

Lo primero que debemos hacer es estar claros en lo que queremos, esa es una parte fundamental y eso lo encuentras en el articulo de la semana pasada.

Teniendo eso claro podemos comenzar ha accionar, y mayormente esta es la parte donde hay más motivación del proceso, lo que va de la mano con lo que dice el psicólogo y filosofo americano Baldwin M, “las personas motivadas son capaces de saberse con la capacidad para ver realizadas sus aspiraciones”.

Pero según mi propia experiencia y la estadística que llevo de personas con las que he trabajado en Mentorías, la motivación no es el único ingrediente que debemos usar para lograr eso que queremos. 

Pues mayormente está involucrado el autosaboteo, la falta de confianza y la poca disciplina y constancia. Siendo el autosaboteo el que tiene mayor presencia.

Por eso suelo agregar al plan de acción para cumplir las metas acortar aún más los objetivos, llevar un diario de avances para tener pequeñas dosis de progreso, lo que también se traduce en bajar los niveles de ansiedad, y de esa forma poder disfrutar el proceso. Además de tener un plan adicional que me lleve a cumplir lo que quiero para evitar la angustia ante algún imprevisto y así poder culminarlo.

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Dándole la certeza a lo que dice la doctora Goethe “las dificultades aumentan cuanto más nos acercamos a nuestra meta, esas dificultades llegan del exterior” así que si estamos bien nosotros mismos, lo lograremos.

Comencemos a caminar

Ya evitando uno de los más grandes distractores, les dejo el plan de acción del experto Benjamin Harkin, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y su equipo que llevaron a cabo un total de 138 estudios con 19.951 participantes, a quienes monitorearon mientras intentaban lograr metas.   

El resultado de esta investigación fue un patrón de tres sencillos pasos que, según los expertos, es el empujón necesario que todos necesitamos para alcanzar nuestras metas:

1. Observa tu progreso de cerca y con frecuencia: al pensar en un objetivo es fundamental fijar una meta que se pueda medir para poder monitorear todo lo que se va logrando. En este sentido, debes diferenciar entre metas a corto y largo plazo. Con el fin de comprobar si realmente las estás cumpliendo, es aconsejable crear un calendario con pequeñas tareas diarias o hacer una lista de cosas hechas, en lugar de cosas por hacer, lo cual te servirá también como motivación.   

2. Los ojos en el objetivo: a pesar de que, tal y como se ha mencionado, dividir una tarea es necesario para ver el progreso y no perder las esperanzas, siempre hay que mantener los ojos en el premio y medir la distancia que te separa de él.  Así pues, es lógico y habitual que, con el paso del tiempo, no cumplas algunas de tus planificaciones debido a factores externos. No obstante, es fundamental que aunque cambies las formas de afrontarlo, nunca olvides tu objetivo.

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3. Declara tu objetivo de manera única: por último, el estudio demostró que si comunicas tus metas públicamente, más ganas tendrás de lograrlas. La razón principal es solamente una: la presión social.  Este sentimiento creará en ti una especie de responsabilidad con los demás, dado que el fracaso aumentaría a nivel personal porque no querrás que tu entorno vea que no lo has conseguido.

Más a tu estilo

Esos pasos son importantes, pero siento que lo vital para lograr lo que deseas es que el proceso sea diseñado a tu estilo y filosofía de vida, así que te dejo las acciones que realizo a la hora de establecer un plan de acción para cumplir una meta:

1. Define los objetivos

Dicho plan de acción debe tener un objetivo claro, conciso y medible. No puedes iniciar un plan de acción si no sabes lo que quieres lograr con él ni en cuanto tiempo. Este trabajo es cortar en pedacitos pequeños la meta general.

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2. Detalla las estrategias 

A partir de este punto se deben especificar las estrategias que se seguirán para lograr dicho objetivo. Estas deben mostrar el camino que se seguirá durante el desarrollo y ejecución del plan de acción.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que no existen estrategias para lograr metas “empacadas” y listas para consumir.

Debes ser tú quien las idee, las desarrolle y las lleve a la acción. Dichas estrategias simplemente consisten en un conjunto ordenado de actividades a llevar a cabo para triunfar.

3. Plantea las tareas

Luego se deben plantear los pasos a seguir o tareas de cada una de las estrategias planteadas. Las tareas deben ser lo más específicas y detalladas posibles, reflejando cada paso necesario.

Para mí es clave un cuadro de lo urgente y lo importante.

4. Al calendario

Las tareas deben tener tiempos específicos, fechas de inicio y fechas de finalización, para lo cual te presento varias estructuras. Trabaja con la que más te guste.

5. Designa responsables.

Se deben asignar los responsables de cada tarea, quienes preferentemente deben ser los que están involucrados en la elaboración del plan de acción si es laboral mayormente. 

Pero cuando la meta es personal valora sus consecuencias.

6. Ejecuta el plan.

Ahora puedes proceder a la ejecución del plan de acción. Cada persona involucrada ya sabe las tareas que debe ejecutar para cumplir con las estrategias planteadas y lograr el objetivo final de tu plan.

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De esta manera ya sabemos lo que queremos y los pasos para comenzar a trabajar en ello.

Un #Amatips

A la hora de planificar las áreas y ser mas eficiente con el tema de organizar los objetivos y las tareas, te dejo mi herramienta favorita: la  Matriz de Covey.

La uso para todo porque me permite aprovechar mi tiempo sacándole el mejor partido a los momentos de espera entre un asunto y otro, cuando te cancelan una junta o comida, mientras esperas en la clase de karate de tu hijo, etc. 

Es muy sencillo. Toma una hoja que dividirás en 4 y en la primera división colocarás las cosas urgentes – que son las tareas que requieren la atención inmediata-. En la segunda las cosas importantes –tareas que requieren especial intensión-, en la tercera debes colocar lo no urgente –tareas que no requieran atención inmediata- y finalmente lo poco importante –tareas que no requieren atención especial-.

La idea es que lo importante se lleve tu mayor atención, porque es lo que realmente te llevará a que cumplas tus metas, y lo urgente son llamadas de improvisto del colegio o un caucho espichado.

Y la mejor manera de notar que la planificación está funcionando es que el ítem de urgente esté vacío.

Esto te permitirá ir saliendo de tareas en momentos que tengas libre y en el orden y prioridad que le coloques.

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