• Fernando, oriundo de Valencia, es uno de los responsables de congregar a migrantes venezolanos y turistas en una Feria de comida internacional en Tochigi. Sus recetas criollas reavivan la añoranza por un país al que muchos anhelan regresar

Un cartel se visualiza a lo lejos. Acercarse poco a poco acelera el corazón de quienes visitan un pedacito de casa a 14.604 kilómetros de Venezuela. El olor comienza a neutralizar todos los sentidos, es característico al entrar a cualquier cocina en Venezuela.

Quien asiste imagina a El Ávila abrazando a Caracas. Hay rincones donde el clima cálido del caribe venezolano está  camuflajeado en un puesto de comida que te lleva a tu tierra natal, aunque sea por unos minutos. 

Es en Japón. Fernando* es venezolano y también músico, pero decidió emprender un puesto de arepas en una Feria Internacional en el estado de Tochigi. Es el tercer año consecutivo que se encuentra preparando una reina pepiada mientras el frío le congela las manos. Bromea diciendo que no planea dedicarse a la comida venezolana. Su intención es llevar un pedacito de Venezuela a quienes están lejos. 

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Lo acompau00f1a la familia Hosaka. Los conociu00f3 hace 12 au00f1os cuando Fernando habu00eda ido de visita al pau00eds asiu00e1tico para una gira musical con una banda que solu00eda tener en Estados Unidos. Ellos le abrieron las puertas, cada integrante de la banda se quedu00f3 en una casa diferente, pero Fernando se conectu00f3 a travu00e9s de la comida con la familia Hosaka.

Se había llevado un paquete de harina de maíz en su maleta. Comenzó a hacer las arepas, y desde ese momento no pudieron dejar de interesarse por la gastronomía venezolana. 

La familia Hosaka es increu00edble porque son como una segunda familia para mu00ed. Ellos ya han probado el sancocho y las empanadas, asu00ed que estu00e1n bastante familiarizados con la gastronomu00eda venezolana. De hecho, cuando no estoy yo, se ponen a cocinar comida venezolana. Son personas muy amables y que quieren ayudar en lo que puedan a nuestro pau00eds porque les gustu00f3 mucho la cultura venezolanau201d, comentu00f3 Fernando para El Diario.

A pesar de esto, no fue hace hasta hace unos años que le ofrecieron tener un puesto de arepas como parte del evento gastronómico que se realiza anualmente en la ciudad. 

Fernando y la familia Hosaka quedaron encantados con la idea, por lo que realizaron un pedido a través de Internet para comprar la harina. Esto debido a que comercialmente no se encuentra disponible en Japón. Fueron 200 arepas, todas se vendieron ese día.

“Los puestos de comida que más venden son los de kebab de la cultura turca, pero en la primera oportunidad que estuvimos la comida venezolana batió el récord de las mejores ventas. Hicimos arepas con rellenos de pollo, jamón y queso, y fue un éxito a pesar de que estábamos probando. A raíz de esto, nos invitaron a otro que fue el que se hizo viral, en el Festival de la Fresa, como le llaman, es una invitación que nos hacen cada año, a pesar de que la comunidad venezolana es bastante pequeña”, dijo el músico

A la comunidad asiática le resulta peculiar la arepa de jamón y queso. Sin embargo, la reina pepiada es una de las más solicitadas. La mezcla de pollo desmenuzado con aguacate resulta exquisita en el paladar de quienes se acercan al puesto venezolano en los festivales de comida. 

Fernando, de Valencia (estado Carabobo), también explica que en Tochigi el cazón es llamado en japonés “moro”, por lo que la combinación de arepa con cazón es un atractivo en el stand. 

Finalmente, Fernando bromea con que, a la familia Hosaka, lo que le resulta más complicado a la hora de realizar la masa de las arepas es lograr el punto adecuado. 

“Les falta un poquito en la destreza de hacer las arepas redondas. No pueden hacer la masa si yo no estoy supervisando. Les puede quedar muy dura o muy blanda”, afirma. 

El reto de estar lejos

La amenaza del coronavirus también se siente en la ciudad, a pesar de que no es muy concurrida por extranjeros. Él indica que trabajan con tapabocas y guantes como medidas de seguridad e higiene, pues hasta ahora no se han reportado casos confirmados en su localidad. 

Fernando aseguró que su corazón se llena de orgullo al saber que el esfuerzo por realizar las arepas se ha convertido en una bandera que se iza en el exterior. Es una anécdota que se convierte en una buena noticia ante la grave situación que atraviesa el país.

Es un crítico de lo que está pasando en Venezuela y lo expresa a través de las redes sociales. A pesar de estar a kilómetros de distancia, reconoce el daño que ha sufrido el país. 

Soy de los que piensa que hay que salir del socialismo para poder tener la Venezuela pru00f3spera que todos deseamos. El cambio va a venir de los ciudadanos, cuando la gente deje de ser pueblo y vuelva a convertirse en ciudadano. Yo deseo ver a ciudadanos que sean cru00edticos pensantes, no de criticar por hacerlo. Tenemos que dejar de pensar tanto con el corazu00f3n, sino con la cabezau201d, au00f1adiu00f3.

La masiva migración de los venezolanos hizo posible que la arepa y otros platillos venezolanos sean reconocidos internacionalmente. La cultura venezolana no solo ha sido reconocida, sino en muchos casos solicitada. 

La gastronomía le ha brindado a Fernando, y a cientos de venezolanos que viven en el exterior la oportunidad de reconectarse con aquellos sabores cotidianos que añoran y que ahora son más cercanos. Son espacios que se han ido generando a pesar de las fronteras y que brindan la sensación de volver a casa. 

*Fernando prefirió reservarse su apellido.

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