• La planificación y el  compromiso entre estudiantes, docentes y representantes es la clave para llevar a cabo efectivamente la educación a distancia

Los colegios de Venezuela se enfrentan a un futuro incierto. Esta vez las unidades educativas, que ya sorteaban problemas como el bajo sueldo de los profesores, la precariedad de las infraestructuras de las instituciones  y la crisis económica, deben enfrentarse a un enemigo invisible: el coronavirus.

La llegada del Covid-19 a Venezuela y la implementación de la cuarentena social como medida para evitar la propagación del virus impactaron repentinamente en la planificación escolar de los colegios del país. El nuevo reto de las instituciones educativas es afrontar las precariedades económicas y la deficiente calidad del Internet del país, para lograr que el aprendizaje de los estudiantes no se vea afectado por la pandemia y la crisis.

El desafío de salvar el año escolar pese a las precarias condiciones
Foto: Cortesía

La cuarentena en el país inició el 16 de marzo, luego de que tres días antes se conocieran los dos primeros casos positivos en el país, con el fin de evitar el contagio del cornonavirus de Wuhan (ciudad de China en a que se originó el virus), impidiendo que las aulas sean el lugar para que maestros y estudiantes se reúnan con el objetivo de enseñar y aprender bajo el concepto tradicional de la educación.

Cifras de Covid-19

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Venezuela: 159 nChile: 4.471 nEcuador: 3.646 nEstados Unidos 325.185nEspaña: 130.759nItalia : 128.948 nnDatos de la Universidad Johns Hopkins

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El cambiar una pizarra por una pantalla es la única opción para que los estudiantes puedan culminar los tres meses que restan de año escolar. Sin embargo, la clave para que la educación a distancia sea efectiva es  la planificación y comunicación. Puede parecer natural que los colegios deban aplicar un cronograma, sin embargo, sortear las carencias sociales como la falta de Internet puede hacer que la labor de los docentes sea más complicada.

Lo importante es entender que ni estudiantes ni docentes estamos de vacaciones. Los docentes no vamos a darle a los estudiantes el trabajo que es de nosotros. Es importante tomar conciencia de eso”. Yoraima Acosta, docente y directora del colegio Oscar Arnulfo Romero de La Pastora

La licenciada en educación, en pro de darle continuidad a la programación escolar, ideó una metodología efectiva para llevar la escuela al hogar. En primer lugar se encargó de modificar los estatutos legales del colegio, el cual pasó de impartir clases presenciales a clases virtuales, manteniendo la programación escolar que ya existía. A partir de ese momento se dedicó a diseñar la manera de impartir las clases a distancia.

El desafío de salvar el año escolar pese a las precarias condiciones

Lo más importante es que los profesores impartan sus clases a los estudiantes, es por ello que mediante audio o video se dicta el contenido programado y se distribuye el material a los estudiantes mediante WhatsApp. Luego se les asigna la actividad evaluativa correspondiente que los estudiantes deben enviar en un lapso dentro del horario escolar.

Nueva metodología

Para sortear los problemas de Internet o falta de computadoras, el colegio realizó un estudio en el que se buscó la mejor alternativa para impartir las clases con herramientas que estén al alcance de los representantes. La herramienta más con la que todos contaban para dar clases es a través de WhatsApp.

“Casi todos los representantes tienen teléfono inteligente y WhatsAap. Son muy pocos los que no tienen. Por eso creamos grupos de WhatsApp de cada grado con sus respectivos representantes. Los docentes envían las clases por audio o video y dentro del horario escolar los estudiantes deben enviar la actividad evaluativa”, explica la directora de la institución .

Los representantes que no tienen teléfonos inteligentes piden apoyo de algún familiar o conocido. Estos reciben las clases y evaluaciones y le transmiten la información a los estudiantes. A diferencia de los demás, estas personas tienen un lapso de 48 horas para enviar la actividad.

La programación se mantiene igual, los alumnos realizan exámenes, cuestionarios, talleres e incluso realizan exposiciones.  En el caso de las exposiciones los estudiantes deben colocarse su uniforme escolar y grabar un video con el contenido, posteriormente lo envían al grupo para que el docente evalúe la actividad. Otra manera de hacer las exposiciones es a través de videollamadas, en caso de que el estudiante tenga las posibilidades de hacerlo por esta vía. 

El desafío de salvar el año escolar pese a las precarias condiciones

Si se trata de pruebas escritas, los docentes envían a los representantes las instrucciones para que los estudiantes realicen el examen. Al igual que en el aula de clases los alumnos cuentan con un tiempo estipulado para realizar la evaluación, no pueden copiarse y deben enviar la prueba por foto a sus docentes dentro del horario escolar. 

Impacto para los profesores

Los estudiantes no son los únicos que deben adaptarse a la nueva metodología escolar, los docentes también deben sortear los problemas de conectividad y cumplir con las clases planificadas. Es por ello que la medida de usar el WhatsApp como mecanismo para dar clases y evaluar fue pensada también en función de las posibilidades de los educadores. 

Debido a la crisis educativa y la falta de profesores, el colegio Oscar Arnulfo Romero requirió el apoyo de docentes jubilados para cubrir las necesidades de las aulas. 

“Estos docentes jubilados muestran rechazo al uso de las redes sociales y la tecnología. Por eso la coordinadora del colegio y yo asumimos sus funciones durante la contingencia”, explica la directora quien aclara que estos educadores deben enviar de igual forma su planificación diaria de clases y ellas se encargan de transmitirla a los niños y realizar las evaluaciones.

Acosta comenta que lo más importante para docentes, representantes y alumnos es concientizar que desde el hogar los estudiantes de igual manera deben crear, investigar, aprender. Sin embargo resalta la importancia de que los docentes estén involucrados en el proceso de aprendizaje a distancia. “Para que los niños puedan aprender deben recibir una instrucción. ¿Cómo justificamos el conocimiento de los docentes y cómo se la transmitimos si no le damos las instrucciones necesarias?”.

Para la responsable del colegio es posible culminar lo que resta de año escolar a distancia aplicando herramientas virtuales. Sin embargo, la comunicación constante entre docentes, representantes y alumnos debe darse en todo momento para que el hogar se convierta en un aula de clases donde los conocimientos lleguen a los estudiantes de forma efectiva. 

El compromiso básico y motivación

La base del éxito de la educación a distancia es el compromiso de los representantes con el proceso, comenta Acosta, quien destaca la importancia de que los padres acompañen, asesoren y apoyen en casa el conocimiento impartido por los docentes. 

Me ha resultado positivo totalmente dar clases a distancia porque el representante está muy comprometido y motivado con la educación de los estudiantes”, comentó la directora de la escuela de La Pastora.

La posibilidad de estudiar de una manera diferente a la acostumbrada es algo que también motiva a los estudiantes. Los niños del colegio Oscar Arnulfo Romero, que imparte clases desde maternal hasta sexto grado, se sienten emocionados sobretodo por el hecho del uso constante del teléfono y redes sociales, herramientas que a  los niños se les hace muy fácil de manejar. 

La educación a distancia,  basada en una buena planificación, ha sido efectiva para este colegio por lo que su directora recomienda a las demás instituciones que asuman el reto pues “no es momento de abandonar”. 

“Yo me estoy disfrutando esta nueva experiencia pues también estoy estudiando y nutriéndome . Me siento involucrada totalmente porque además de ser un compromiso social es un compromiso ético. La pandemia va a pasar y lo que le va a quedar a los niños es el conocimiento adquirido”, dice la docente.

Los docentes del país deben ingeniar métodos efectivos para luchar contra las precariedades, que han golpeado durante años al sector educativo, lograr que el aprendizaje llegue a los estudiantes de manera positiva y culminar el año escolar. Una labor que requiere mucha planificación pero sobre todo vocación.

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