• El sociólogo venezolano de la Universidad Laica Eloy Álfaro de Manabí en Ecuador, Daniel Castro Aniyar aseguró para El Diario que la ausencia de la gente en las calles haría que la delincuencia se apodere de los espacios públicos. Foto: SinFiltros.com

A las 3:45 am del 19 de abril, una detonación rompió el silencio en una cola para surtir gasolina en una estación de servicio en La Florida, Caracas. “Le dieron un tiro”, gritaron repetidas veces dos mujeres, de acuerdo con el reporte de la prensa. Eran unos antisociales que querían robar a un joven que, pacientemente y a mitad de la noche, solo esperaba su turno. La gente llevaba seis horas en la fila de automóviles para poder conseguir un poco de combustible, que ahora es bastante escaso en cualquier parte de Venezuela.

Pocos días después, en otra parte de la ciudad, los ciudadanos intentaban dormir mientras escuchaban ráfagas de tiros provenientes de las entrañas de Petare, controladas por la banda de alias “Wilexis”. Las horas se hicieron largas durante seis días seguidos. Los que viven en el meollo del cerro difícilmente pudieron conciliar el sueño. Las paredes de sus hogares ahora llevan las cicatrices de los disparos.

La violencia criminal no se ha detenido en Caracas ni en Venezuela, pese a la cuarentena impuesta por el régimen de Nicolás Maduro para prevenir los contagios del nuevo coronavirus. En entrevista para El Diario, Daniel Castro Aniyar —sociólogo venezolano y experto en criminología de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí de Ecuador— explicó que la falta de presencia ciudadana en las calles ha hecho que la delincuencia se esparza por las ciudades y gane, progresivamente, el control de los espacios públicos.

Debido al Covid-19, en Venezuela puede producirse un mayor vínculo entre la delincuencia y el Estado” Daniel Castro Aniyar, sociólogo venezolano de la UELAM.

“Las calles abandonadas pueden llevar al principio, muy discutido, de la teoría de las ventanas rotas, que indica que cuando una casa o una plaza está abandonada, el delincuente busca apropiarse de esos espacios. A ello se le suma la falta de servicios públicos, como la ausencia de gasolina, que hace que la delincuencia empiece a ejercer control sobre los territorios”, explicó Castro Aniyar.

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La inseguridad en Venezuela ha sido constante en los últimos años. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), el 2019 concluyó con una tasa de 60,3 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, que según la organización, es una cifra superior a la que puede hallarse en otros países considerados como violentos en América Latina.

La delincuencia gana terreno en Venezuela con la cuarentena
Foto: Cortesía

Sin embargo, la ONG, en su informe anual de la violencia, indicó que la tasa de muertes violentas había disminuido en comparación con las ocurridas en años anteriores. Entre las causas que atribuían a este fenómeno, se encontraban la pauperización del país, que, a juicio del Observatorio Venezolano de Violencia, había reducido las oportunidades para el crimen; la migración de delincuentes hacia otros países, y el control territorial de las bandas delictivas en zonas específicas.

“Las oportunidades delictivas han cambiado”, asevera Castro Aniyar. “No es que haya desaparecido la delincuencia, sino que cambió de foco. Ahora hay otros indicadores que están incrementándose, como los secuestros, las amenazas, la trata de personas. Todo ello se ha convertido en nuevos focos de delictividad”.

La ausencia de la gente en las calles ha derivado en el control de las mismas por parte de grupos de emprendimiento delincuencial. Estos grupos no han dejado de moverse, consiguen recursos y aprovechan las oportunidades.

“A nivel local, la delincuencia está en proceso de recomposición. Es probable que ellos también estén un poco perdidos, pero saben que el control de los territorios es importante”.

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—¿Qué oportunidades delictivas se han abierto ahora que se ha establecido la cuarentena?

—Debido al Covid-19, en Venezuela puede producirse un mayor vínculo entre la delincuencia y el Estado. Los criminales saben que acceder al gobierno es acceder a grandes recursos. 

Para el sociólogo, las pequeñas mafias pretenden, en medio de la cuarentena, ejercer control sobre diversos territorios a través del miedo y el terror. “Si a la falta de gente en las vías públicas se le agrega el apoyo, implícito o explícito, de las fuerzas de seguridad del Estado, las estructuras de poder y de mando de la delincuencia en ciertas zonas pueden volverse ‘gobiernos’. No en el sentido de gobiernos con constitución, claro”.

En entrevista para El Diario, el abogado criminalista Mario Mármol calificó las áreas controladas por criminales como “microestados”, y que en estas zonas puede generarse el apoyo de la comunidad a los delincuentes “gobernantes”.

El 4 de mayo se registró un cacerolazo en apoyo a “Wilexis” en el sector José Félix Ribas de Petare durante dos horas consecutivas. El criminal Wuileisys Alexander Acevedo Monasterios había sido acusado previamente por el régimen de Nicolás Maduro de estar aliado a la DEA, organismo de seguridad estadounidense que trabaja en contra del tráfico de drogas.

El narcotráfico internacional está creciendo. Es un área de franco desarrollo en este momentou0022 Daniel Castro Aniyar, sociólogo venezolano de la UELAM

Castro Aniyar atribuye el apoyo de la comunidad petareña a “Wilexis” al desespero perenne que viven los ciudadanos.

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“Cuando la gente necesita un líder, pasan estas cosas. La gente apoyó a Hugo Chávez en el año 1994 sin tener idea de quién era. Y ese apoyo fue el contexto que rodeó su liberación por parte del presidente (Rafael)  Caldera. Pero la desesperación es mala consejera, nos llevó al gobierno chavista, que sembró las bases del período más oscuro de nuestra República. No sería raro, pues, que ‘Wilexis’ se convierta en un hombre de política. Habrá que ver hasta dónde llega”.

Gloria Perdomo, coordinadora nacional del OVV, advirtió que no se debe estigmatizar a las comunidades de Petare, quienes han denunciado en varias oportunidades la acción de las bandas delictivas en la zona. “Los programas de protección de víctimas no han existido desde hace años. El miedo ha sometido a las personas y las personas han aprendido a sobrevivir a pesar del Estado inexistente”.

Agrega que los cuerpos policiales han incrementado el terror en la población y las muertes. “Parece que su criterio es que la gente de los barrios, por ser pobres, pueden ser aniquiladas o “dadas de bajas” y no merecen vivir. La acción de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) ha atropellado la dignidad de las personas humildes”.

El referido organismo de seguridad, creado por el régimen de Nicolás Maduro, ha sido denunciado por organismos de derechos humanos en Venezuela y por las Naciones Unidas. Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos, ha calificado a las FAES como un grupo de exterminio.

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Las drogas y el Covid-19

De acuerdo con Castro Aniyar, otra de las actividades delictivas que está fortaleciéndose en medio de la cuarentena es el narcotráfico internacional.

—El narcotráfico internacional está creciendo. Es un área de franco desarrollo en este momento. En América Latina, por ejemplo, el mercado de drogas no ha dejado de moverse hacia destinos como Estados Unidos.

De acuerdo con un informe elaborado por las Naciones Unidas, titulado “Los efectos del Covid-19 en la cadena de producción de drogas”, la crisis económica derivada del esparcimiento del coronavirus de Wuhan en América Latina, con la consecuente pérdida de trabajos y de generación de ingresos, puede llevar a los sectores más empobrecidos a recurrir a actividades económicas ilegales como el cultivo de opiáceos.

La ONU advirtió, en el mencionado informe, que los grupos delincuenciales pueden adaptarse a las medidas para contrarrestar el Covid-19. Entre los mecanismos que señala el ente multilateral, se encuentran el uso de métodos alternativos de tráfico de drogas.

La delincuencia gana terreno en Venezuela con la cuarentena
Foto: Referencial

“En Ecuador hay flujos altísimos de narcotráfico que están yendo hacia Estados Unidos, que salen de las laboratorios de Colombia, del sur de Putumayo y de Nariño, que ahora recorren las autopistas porque están libres. Los policías y las Fuerzas Armadas están encargadas de otras cosas, por eso el narcotráfico es libre de exportar sus productos”, dice Castro Aniyar.

La delincuencia y la violencia no se detienen ante el Covid-19. Ante el silencio, la impunidad y la zozobra, los ciudadanos se encuentran indefensos. La cuarentena, según expertos, parece propiciar que los criminales se apoderen de las calles. Y no parece que el confinamiento vaya a cesar pronto, pues los casos de contagios por coronavirus de Wuhan en el país se han incrementado de manera exponencial en los últimos meses.

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