• Para las trabajadoras de la salud enfrentarse a una pandemia ha sido un compromiso que han asumido con responsabilidad, pero también las ha impulsado a cuidar más de sus familiares. Foto: diario La Tercera

La sociedad ha aplaudido en el mundo a los miles de trabajadores de la salud que están combatiendo el Covid-19. Médicos, enfermeros, asistentes, así como trabajadores del área de limpieza han puesto todo su esfuerzo para salir adelante y apoyar a todas las víctimas de este virus.

Muchos de estos trabajadores de la salud están luchando contra la pandemia en el extranjero y lejos de sus seres queridos, pero con la convicción de dar todo lo mejor para sacar adelante a los pacientes. Chile no es la excepción.

Tres médicos venezolanas, todas oriundas del estado Apure, día a día se arman de valor para enfrentar en primera línea al Covid-19.

Luiset Carolina Mejías Hernández llegó a Chile en 2018 con su pequeña hija de 6 años, en busca de la estabilidad y seguridad que en Venezuela se había perdido.

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Aunque al comienzo debió desempeñarse como vendedora y cajera en tiendas, a principios de 2019 encontró trabajo como médico en Santiago de Chile.

“Mi función principalmente era hacer consultas a domicilio y realizar traslados de baja y alta complejidad”, contó en exclusiva para El Diario.

Esta labor la realizó durante un año, y en abril de 2020 se le presentó la oportunidad de enfrentar la pandemia como médico de primera línea en un centro asistencial de la ciudad de Quillota, ubicada en la región Valparaíso.

No lo dudé, me comprometí a llevar esta tarea con mucha vocación”, expresó.

Mejías contó cómo era su rutina diaria antes y después de regresar del trabajo. Reveló ser muy rigurosa con el aseo personal durante todo el día.

“Es algo que ya haces de manera automática. Es un nuevo estilo de vida”, dijo.

Luiset vive no solo con su hija, sino también con la señora que la cuida mientras ella está trabajando. Para protegerlas comenta que llega a su hogar quitándose la ropa, deja los zapatos afuera y se baña.

Confesó que ha sentido miedo en todo el proceso por estar tan expuesta, aunque le alivia pensar que cuenta con todos los implementos de protección personal para evitar contagios.

Lo más difícil es la incertidumbre que esto genera en los pacientes, el impacto a nivel psicológico, físico y mental. Los condiciona a sufrir crisis de pánico”, agregó.

Luiset solo espera que la situación en el mundo mejore. “Anhelo que esto tenga una pronta solución. Que nos deje el mejor de los aprendizajes y nos ayude a ser más compasivos y humanos. Dios es grande y tiene el control en sus manos”, expresó.

Testigo del incremento de casos

Jessica Celeste Izaguirre Landaeta, de 29 años de edad, trabaja en un centro de salud ubicado en la ciudad Los Andes de la región Valparaíso.

Médicos venezolanas que luchan en primera línea contra el Covid-19 en Chile
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Allí le ha tocado ver cómo aumentan los casos de Covid-19 tanto en jóvenes como en adultos.

Recuerda que antes de ingresar a su trabajo actual estuvo ejerciendo en un centro de salud ubicado en la ciudad de Viña del Mar en donde le impactó el caso de un joven que presentaba síntomas del coronavirus de Wuhan, sin embargo, no le permitieron hacerle el examen.

“Para mí era positivo, pedí hacerle la muestra y otra doctora se molestó.  El chico tenía diarrea, fiebre, vómito. Estaba mal”, relató.

Jessica vive con su pareja, hermano y sobrina. Para cuidarlos cumple con todos los métodos de higiene necesarios cuando llega de su trabajo.

Lo primero que hago es quitarme los zapatos, la chaqueta, coloco todo en una bolsa y me baño. A veces la niña me quiere tocar y no la agarro mucho hasta no terminar”, dijo.

La firmeza de cumplir con sus labores se quiebra en ocasiones, cuando es unos de sus compañeros quien se convierte en paciente. Así lo contó en exclusiva para El Diario la también médico venezolana Susana Carolina Espinoza, de 28 años de edad.

Médicos venezolanas que luchan en primera línea contra el Covid-19 en Chile
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“Sentí miedo el día que supe de compañeros contagiados. Recordé que uso todos los elementos de protección personal de forma correcta, esto nos puede a pasar a cualquiera”, contó.

Ratificó que lo más duro que le ha tocado ver es cómo sus compañeros se contagian y otros entran en una crisis de pánico. Por ello una de sus funciones es realizar la labor de contención emocional de sus compañeros que han resultado más afectados.

Susana vive con su hijo de 1 año de edad, su hermano y cuñada.

Como muchos migrantes venezolanos, decidió partir de su tierra en 2018 buscando una mejor calidad de vida profesional para poder ayudar a sus familiares desde el exterior.

Para sobrevivir los primeros dos meses en Chile le tocó trabajar por un período de dos meses atendiendo en una panadería, pero luego se le abrieron las puertas en su área realizando un trabajo de investigación junto con un investigador chileno.

Entre sus anhelos, aseguró, está poder regresar a su país para estar con sus familiares y también reveló su temor de perder alguno de ellos por el virus.

Gestión del gobierno chileno

Luiset Mejías, Susana Espinoza y Jessica Izaguirre coincidieron en que las medidas tomadas por el gobierno de Sebastián Piñera han sido tardías.

Casos de Covid-19 en Chile

113.628

casos positivos por coronavirus

1.275

personas han muerto por el virus

“A lo largo del plazo se volvieron insuficientes y es por ello el aumento de casos de contagios”, comentó.

Luego de conocerse los primeros casos positivos, el gobierno chileno solo implementó toque de queda desde la 10:00 pm hasta las 5:00 am en todo en el país. 

Posteriormente se fue aplicando cuarentena en los municipios en los que se habían registrado más contagios. 

Luego de dos meses, el gobierno de Sebastián Piñera ordenó una cuarentena total en los 32 municipios de la ciudad de Santiago debido al incremento de casos diarios en esa región.  Así mismo, se mantiene en cuarentena las regiones de Iquique y Alto Hospicio, ubicadas al norte de Chile. 

Para enfrentar la pandemia, el Ministerio de Salud de Chile publicó en marzo un decreto en el que permitía que se contrataran médicos extranjeros que aún no habían convalidados sus títulos universitarios.

Mientras tanto las tres venezolanas comparten el mismo anhelo, “que termine esto”. Siguen combatiendo el virus y protegiendo a sus seres queridos, además piden a la sociedad tener más conciencia para lograr frenar el aumento de los contagios en el país sureño.

Este artículo de El Diario fue editado por: José Gregorio Silva / Irelis Durand.

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