El caos, ciertamente, es un disparador de la creatividad y frente a una situación de incertidumbre y cambio de paradigmas, la creatividad constituye una forma adaptativa ideal para encontrar soluciones.

Pero también la creatividad y su resultado a través de la innovación, constituyen herramientas fundamentales para el desarrollo y la generación de bienestar general. Es allí donde la industria creativa, también llamada industria naranja juega un papel fundamental, pues no solo aporta valor agregado y promueve desarrollo y bienestar de forma directa en las propias actividades de cada una de sus modalidades, ya sea artes visuales, diseño, arquitectura, cine, sino que a través de la innovación que de ella emerge, es capaz de trascender y aportar beneficios a otras actividades de diversos sectores productivos.

De hecho, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), sostiene que la industria creativa es un sector crítico por estimular la innovación y la transferencia de conocimientos, y fomentar el desarrollo inclusivo. Ello, sin contar con el hecho de que genera empleos directos e indirectos, revaloriza marcas, regenera y transforma espacios urbanos y apoya la inclusión social. Además, no puede perderse de vista el hecho de existen estudios que han determinado que los artistas que centran su trabajo en la innovación son mucho más productivos y exitosos que aquellos que no lo hacen (Sagot-Duvauroux & Moureau).

La industria creativa en cifras

Aunque en ocasiones la industria creativa no pareciera suficientemente apreciada, las cifras respecto a lo que representa en tamaño de mercado y los ingresos que genera, nos hablan de su importancia, y potencialidad lo que sirve de referencia, para aquellos que aún no se han abocado a promoverla como herramienta de desarrollo, no sólo en el propio espacio, sino como herramienta transversal que enriquezca a otros sectores. De acuerdo con un informe de la Uesco de diciembre de 2018, las industrias culturales y creativas generan cada año 2,25 billones de dólares, lo que supone el 3% del PIB mundial, proporcionando empleo a 29.500.000 de personas. Incluso hace una comparación hipotética indicando que la industria naranja se equipara a la industria automovilística de EE UU, China y Japón juntas. Nada despreciable.

Pero si hablamos de América, entonces encontramos que las cifras son más significativas aún. Ya en un informe de 2014, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostenía que la contribución de las industrias creativas al PIB en los diferentes países de la región oscilaba entre el 3 % en Chile, a más del 10 % en Brasil y Estados Unidos. De igual manera, menciona que América representa aproximadamente $87 mil millones de las exportaciones creativas, aproximadamente el 14% del total a nivel mundial.

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En una mirada más amplia, encontramos que el Reino Unido considera la industria creativa tan importante que el Consejo de Industrias Creativas del Reino Unido (CIC), busca darle la mayor visibilidad a la economía creativa para que logre la misma importancia que la industria farmacéutica o aeroespacial. Para el Reino Unido la industria creativa represento en el 2018, aproximadamente entre un 5% y 6% de su PIB.

En el caso de Francia, el impulso a la industria creativa ha mirado hacia los negocios digitales en incubadoras de pequeñas y medianas empresas entre París y Avignon, y entre los cuales está, por ejemplo, la edición digital, la realidad virtual y la animación 3D. La industria creativa de Francia, representa aproximadamente un 2 % de su PIB, cerca de 600.000 empleos, y un volumen de negocios de 32.100 millones de euros.

En el caso de Alemania, según el reporte Cultural and Creative Industries Monitoring Report 2018 del Ministerio de Economía, el aporte de la industria creativa al PIB es del 3,1% abarcaba 254.000 empresas y 1.157 millones de personas y la facturación por cerca de unos 154.000 millones de euros. Además de las cifras, vale la pena recordar que, entre las primeras decisiones del gobierno alemán en el este mes de marzo, al momento de iniciarse la cuarentena debido a la pandemia del covid-19, fue declarar los bienes culturales como de primera necesidad, y la Canciller Merkel, expresó estar consciente de que la situación de la pandemia y sus consecuencias, suponen una situación de gran carga para las industrias culturales y creativas.

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La referencia puede resultar ajena, pero sin duda es reveladora de la importancia económica, la potencialidad y lo que es capaz de aportar la industria creativa al desarrollo y bienestar de un país tanto a países desarrollados como en países en desarrollo.

La industria creativa en un caso

Hasta aquí hemos revisado la importancia de la industria creativa y su aporte, en cifras. Ahora, en un plano más concreto, resulta oportuno ver, desde un caso particular, cómo funciona la industria creativa como instrumento de innovación y bienestar, y ver si es capaz de satisfacer los paradigmas planteados e ideales que sobre ella descansan.

Revisemos entonces, el trabajo del artista Jason deCaires Taylor, quien, a través de su trabajo como artista visual, encuadra en la industria creativa. Es escultor y fotógrafo profesional, experto en fotografía submarina; y además ambientalista. Su trabajo multidisciplinario se expresa a través de la escultura en instalaciones subacuáticas con una temática consistentemente centrada por más de diez años en temas de conservación y activismo del medio ambiente de áreas marinas y submarinas, la cual es después documentada a través de su trabajo fotográfico.

Una revisión, del aporte innovador de su trabajo artístico, y cómo su trabajo aporta al bienestar, permite encontrar lo siguiente:

En primer término, es precursor en trasladar los conceptos del movimiento Land Art al medio marino.

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En segundo término, su propuesta escultórica, contribuye al turismo y desarrollo de actividades deportivas bajo el mar, pues con el tiempo, estos espacios de instalación de arte, se convierten en destino de buceo en los arrecifes artificiales, lo que lleva a un aumento de los ingresos para la economía local apoyando la práctica de vela y buceo. El trabajo de deCaires Taylor se encuentra en varios espacios, entre ellos, el Parque de esculturas submarinas de Molinere en Grenada, el Museo Subacuático de Arte (MUSA), en Cancún, el Museo Atlántico en la Isla de Lanzarote y actualmente trabaja en el primer museo submarino en las costas del Mediterráneo en Chipre. La totalidad de su trabajo suma hasta ahora, un aproximado de 700 esculturas.

Esta propuesta, además, se inserta en el contexto de lo que se ha denominado “economía experiencial”, un método propuesto por James Gilmore y Joseph Pine en 1998, que consiste en convertir productos o servicios, en experiencias, con lo cual, en este caso, el arte trasciende al propio objeto. Ello, tiene además particular relevancia en términos comerciales cuando se habla de segmentos como los millenials, pues investigaciones recientes indican que el 78% de los millenials prefiere invertir en experiencias y no en objetos.

En tercer lugar, sus esculturas, constituyen una exhibición viva que se transforma y evoluciona en la medida en que la naturaleza las coloniza, y la narrativa ambientalista se convierte en una acción concreta para aportar una solución al ecosistema marino mediante esculturas orientadas a la reproducción crianza y bio-restauración de ecosistemas marinos.

En cuanto a la técnica que utiliza, las esculturas están creadas con una mezcla especial de cemento, microsílice y arena que produce un Ph neutro que hace que los microorganismos conquisten la superficie, transformando la obra y ayudando a sostener el medio ambiente. Además, las estructuras están diseñadas especialmente a través de la perforación en variados tamaños y formas de orificios que atraen las diferentes especies al ecosistema.

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Si algo es notable en esta obra, es el hecho de que las esculturas, como un producto de mano del hombre se convierte en un objeto natural con la finalidad de ayudar a sostener el medio ambiente. La estética va más allá de lo funcional, y lo funcional se convierte en sustentable para el medio ambiente donde son colocadas. Mención aparte, merece el hecho de que estas megainstalaciones se adaptan en forma específica a las a cada ecosistema marino.

En cuarto lugar, en lo que se refiere a la participación de profesionales involucrados, se trata de equipos multidisciplinarios, que incluyen grupos especializados de biólogos, pero también ingenieros geógrafos, químicos, y artistas de otras disciplinas.

Finalmente, el aporte económico de la industria creativa es importante, pero también, del caso concreto, queda evidenciado que ello amerita entender que existe un cambio importante en la forma de producir en la industria creativa, de generar de modelos de negocios, y que la actividad innovadora trasciende en términos de bienestar, hasta llegar al ámbito local. Esto, también requiere de una profundización del estudio de las necesidades, características y de los rasgos de las localidades, y al mismo tiempo, de apoyar y favorecer las capacidades creativas, tecnológicas y gerenciales de los agentes que se dedican a las diferentes áreas de esta industria.

De la obra escultórica de Jason DeCaires Taylor se evidencia el diálogo entre arte y naturaleza. Al mismo tiempo destaca la intersección entre arte, tecnología, ciencia e innovación, todo ello puesto a la orden de la sostenibilidad del medio ambiente, algo hoy en día, es parte de nuestras vidas.

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