- La asociación inmediata con el cine animado es con el público infantil, pero esta vinculación es errada. Existe una gran gama de contenido y técnicas que las personas desconocen por completo. Por eso, el equipo de El Diario conversó con Malena Ferrer, documentalista, profesora universitaria e ilustradora para desenmarañar esta confusión
Como docente universitaria, documentalista e ilustradora, uno de los roles que ejerce Malena Ferrer, es aclarar que “el cine animado no es solo un asunto de los niños, tampoco es un recurso de pedagogía infantil”. También se encarga de darle una definición atinada a esta disciplina artística, “el concepto que considero más adecuado es que es un medio de expresión, un medio plástico porque necesita de recursos que tiene que ver con el manejo de técnicas que van desde lo físico hasta lo digital”.
La documentalista venezolana agregó que dentro de la comunidad de la animación se ha llegado al consenso de que el cine animado no es un género.
Esta premisa la explicó:
Por esta razón, ese término no calza con la animación, porque hay películas animadas de aventuras, comedias, dramas, infantiles, románticas, terror y así sucesivamente.
Ferrer señaló que es un error frecuente, que se observa al momento de buscar una película animada en la cartelera de los cines y en las plataformas de streaming, porque es considerada como otro género cinematográfico.
La ilustradora da otro ejemplo: ParaNorman de los estudios Laika no es lo mismo que Frozen II de Disney, porque una es comedia de terror y la otra es una película de fantasía musical.
¿Qué llegó primero?
Al igual que el refrán “¿qué vino primero el huevo o la gallina?, la animación llegó primero para entretener.
La profesora universitaria dice que este detalle ha sido ocultado de la historia del cine. Muchos dicen que los precursores fueron los hermanos Lumière, pero en realidad fue otro francés llamado Charles-Émile Reynaud.
“Reynaud se montó en la ola de los descubrimiento lúdicos de la época, en los juguetes ópticos como el praxinoscopio y el zootropo que tuvieron popularidad a finales del siglo XIX”, indicó.
El artista francés creó el “teatro óptico”, que era una versión mejorada del praxinoscopio, se trataba de un tambor que giraba y alrededor de este objeto había varios dibujos que permitían crear una secuencia de un movimiento, podía ser desde un perro saltando hasta dos personas bailando.
Adicionalmente Reynaud le agregó unos espejos que permitían que la imagen pudiera ser proyectada y así varias personas observaran el movimiento.
“Emile Reynaud además de ser un pintor de acuarela, empezó a crear historias breves con un arte y un arco dramático de 3 a 4 minutos aproximadamente. Era una cantidad de tiempo considerable, porque todo era dibujado y no era fotografiado, por eso tuvo un tremendo impacto, se llenaban todas las funciones para ver su espectáculo”, relató Ferrer.
El artista francés llamó a su proyecto “Las Pantomimas Luminosas”, que se estrenó el 28 de octubre de 1892 en el museo de Gérvin en París, y contenía tres películas: Pauvre pierrot, Clown et ses chiens y Un bon bock. Esta fecha se convirtió en el Día Internacional de la Animación para conmemorar su trabajo.
A pesar de sus aportes, Reynaud quedó en la ruina y en el olvido, luego que los hermanos Lumiére presentaran el cinematógrafo y Edison el quinetoscopio, debido a esos nuevos trabajos, las personas perdieron el interés de asistir a las funciones, porque ansiaban ver la realidad o “la ilusión de la realidad a través de fotografías”.
Ferrer reveló que el director estadounidense Martin Scorsese, a través de la película Hugo de 2011 buscó mezclar el background histórico de Charles-Emile Reynaud y del cineasta e ilusionista francés Georges Méliès, “Ellos forman parte de la historia de los pioneros del cine, Scorsese utilizó mucho de esos fragmentos para ficcionar la historia de su personaje”.
Personajes claves que debes conocer del cine animado
Lotte Reiniger. nQuirino Cristiani. nLos hermanos Fleischer.nWinsor McCay.nWalt Disney.n
La técnica
Como profesora universitaria desde hace 12 años, Malena ha articulado que el cine animado es un medio de expresión, como la pintura, que expone el arte contemporáneo, modernismo, expresionismo, surrealismo, pop art, y dentro de ese medio hay una gran variedad de técnicas.
Agregó que a la animación también se le puede decir técnica, porque es una forma de contar una historia, que transmite emociones:
“Con respecto a las técnicas, el cine empezó con la animación tradicional, es decir hecha a mano, pose a pose, después naturalmente llegó el Stop Motion, que es sustituir el dibujo por una fotografía, se supone que es una herramienta que genera ganancia y tiempo, pero esa técnica es muy demandante, se deben tomar muchas fotografías para crear los movimientos y evitar que la luz no varíe.
Luego llegaron los medios y las técnicas digitales, que es el reflejo de los dibujos elaborados a mano dentro un ambiente completamente digital, ‘la gran revolución del 3D’, que lo vimos con el trabajo de los estudios Pixar con Toy Story en 1995.”
Con respecto a la animación 3D, la ilustradora desglosó que una vez creados los personajes, los elementos y el ambiente, existen unos procesos digitales algorítmicos que calculan los movimientos. “El animador no se encarga exactamente de ese proceso, una vez que determina las poses de cómo van a funcionar, desde el rigging, el proceso de crear el esqueleto del personaje, el render y la iluminación”.
A pesar de que sea una técnica costosa, debido al proceso de producción que implica, Malena Ferrer indicó que es más susceptible a que sea industrializada.
“No es lo mismo una película de los estudios Laika, que utiliza Stop Motion y pueden tardar hasta 4 años elaborando una pieza, como su trabajo más reciente en Missing Link. Para una persona que trabaja en Pixar, lo podría catalogar como Fine Arts, en el caso de participar en la elaboración de Frozen II. Laika produce poco por el tiempo que implica la técnica mientras que Disney con Pixar pueden sacar películas anuales o bianuales”, comparó.
La raíz del estigma
La animación en 3D llegó para quedarse, no solo por la innovación que trajo, sino por lo rentable. Ferrer señaló que allí surge el problema de la etiqueta: el cine animado es solo para niños.
Las grandes industrias optan por esa técnica y buscan a la audiencia infantil, porque “la animación industrializada está de la mano del merchandising (mercancía), mientras más puedas vender productos de la película será más rentable, por eso el estigma continuará un montón de años”.
Sin embargo, acotó que esto ocurre más frecuentemente en las salas comerciales, mientras que con las series que están disponibles en las plataformas de streaming ha variado mucho el contenido que se produce.
Malena y el mundo animado
Malena Ferrer es oriunda de La Guaira, es comunicadora social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), mención Artes Audiovisuales egresada en 2005. Actualmente es documentalista y profesora en la Universidad Monteávila (UMA), su otra área de experticia es la animación desde hace 15 años aproximadamente.
La animación llegó a ella como una solución: “Comencé a animar por un hecho completamente aislado y por curiosidad. En el canal de televisión de ValeTV me asignaron el video de la preventa, que consiste en agregar el material nuevo del canal para que los posibles clientes lo vean e inviertan en el proyecto, me dieron completa libertad para desarrollarlo, dado que era el típico trabajo que nadie quería hacer”.

Ferrer tenía carta blanca para hacer lo que quisiera, y decidió crear un personaje animado de una niña de 7 años de edad para presentar al canal cultural y educativo “dado que era el target que les interesaba captar, dibujé varias poses rudimentarias del personaje y se los llevé a mi editor para que pudiéramos animarlo, en aquel entonces utilizamos Final Cut, un programa edición, fue una técnica bastante noble y funcionó. Hoy en día veo esa animación y es muy modesta, continúa transmitiendo cosas, sigue quedando claro el mensaje”.
A partir de allí fue que comenzaron una serie de proyectos animados con grandes compañías como Banesco y Toyota, dirigidos para el contenido de responsabilidad social empresarial.
Con Toyota en la serie “Cultura Vial” desarrolló el personaje “Señor infractor”, quien infringía todas las leyes de tránsito y nunca salía bien parado con sus actos. El personaje buscaba concientizar el uso responsable del manejo. Contó con tres temporadas de 30 episodios en total.
En el proyecto de Banesco se crearon dos temporadas, la animación de los personajes fue en 3D mientras que en Toyota fue en 2D.
Esos trabajos la llevaron a conocer un estudio de animación caraqueña llamado Biota Studios, donde tuvo la oportunidad de trabajar con la empresa japonesa Crevo.
Dicha compañía se encargaba de elaborar spots publicitarios para marcas que necesitaban transmitir información de su contenido en Japón. “En ese país es muy común utilizar personajes animados para vender y hablar de cualquier cosa. Todas las empresas, los productos, las instituciones, las organizaciones, ciudades, tienen mascotas, no hay ningún prurito con eso”, recordó.
Su experiencia con los japoneses y con Biota Studios hizo que la animación y la docencia se mezclaran, por eso decidió crear la electiva de “Cine de Animación” para el quinto año de la carrera de Comunicación Social en la UMA en 2013. Para Malena es uno de sus mayores orgullos.

“En Caracas no existen muchas instituciones educativas o universidades con cátedras de animación. La cátedra es apenas es una electiva, eso lo entiendo, pero existe. Muchos de los alumnos que han pasado por la materia están haciendo animación o están estudiando una maestría o un postgrado en el área, ellos (estudiantes) me han dicho que en sus nuevas clases han visto parte de lo que les enseñé, eso es increíblemente satisfactorio, creo que es lo mejor de todo este asunto”, concluyó.