La pandemia está representando un cambio drástico en diversos aspectos de la vida y el mayor retroceso en la vida productiva y social. En cuanto refiere al tema sobre la mujer, se considera que es la mayor involución, en una generación, respecto a la paridad de género. Las mujeres del mundo de las industrias creativas y culturales no escapan a ello. Antes de la pandemia ya se consideraba que debía superar varios “techos de cristal”. Pero todo ello tiende a maximizarse como consecuencia del contexto sanitario si consideramos que los espacios de arte, cultura y emprendimiento en este segmento predominan la interacción y la actividad social, hoy en día virtualmente suspendidas. Sin embargo, ¿Cuál es el resultado cuando la mujer logra superar todos los techos de cristal?

Cada vez es más frecuente encontrar literatura, trabajos académicos, encuestas y consignas relativas al tema de género y “empoderamiento femenino”. Pero las mujeres no somos moda de estudio. Estamos presentes en la vida de hombres, mujeres, niños y personas de edad avanzada. Las mujeres estamos en el mundo del arte, las industrias creativas, de las ciencias y del emprendimiento. Las mujeres sabemos crear, transformar, inspirar y emprender. Sabemos ser “coaches de vida” para que otros alcancen el máximo de sus capacidades; sabemos negociar entre la vida y la muerte y salir ilesas, o incluso, no saliendo ilesas, dejar un legado que queda en la vida y memoria de otros. También sabemos luchar cuando todo el mundo ha tirado la toalla en los momentos de mayor oscuridad. 

Eso no sale en las cifras, queda en la cultura y en la memoria. Se transmite de corazón a corazón. Hagamos primero el recorrido de rigor en números y después veamos el otro lado de la moneda. 

Mujeres en cifras

Sofia Sprechmann, secretaria general de Care International, se refirió en julio a que el impacto de la pandemia en las mujeres es dramático y el mayor retroceso en la vida productiva y social desde la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres están realizando más trabajo no remunerados y las emprendedoras se ven obligadas a cerrar sus negocios. Según el World Economic Forum, antes de la pandemia, la paridad económica hombre/mujer total estaba a 257 años de distancia. El contexto pandémico agrega el mayor revés en términos de igualdad de género en una generación. Para la mujer que se encuentra en el ámbito del arte, la cultura e industrias creativas, la pandemia opera una doble vulnerabilidad.

Basta con ver que en el pico de confinamiento global, 95% de los museos habían cerrado y las actividades culturales inmateriales han sido interrumpidas. Esto abarca galerías, teatros, y un sinfín de actividades de la industria creativa y cultural. La Unesco ha referido la preocupación por la situación de los artistas, usualmente trabajadores autónomos; las pequeñas y medianas industrias creativas y culturales y el sector de turismo cultural.

A pesar de ello, las cifras que ofrecen indican la importancia clave de esta industria para transitar los momentos de confinamiento. Se destaca, por ejemplo, que 53% de los usuarios de Internet en Francia menciona el consumo de bienes culturales entre las actividades más importantes durante el confinamiento. El bienestar humano es el resultado de un conjunto de elementos que abarca tanto la mejora de vida a través de las ciencias, como de la industria creativa y cultural.

En cuanto a la brecha de género, recientemente, se publicó un estudio (Bocart. F, & Pownall, R., Glass Ceilings in the Art Market, 2017), y también el Consejo Internacional de Museos reconoció que a pesar de los esfuerzos el mundo de los museos todavía no es tan igualitario como se observa en sus comités. ¿Pero qué datos aporta el estudio Bocart & Pownall? El estudio señala que existen cuatro “techos de cristal” a lo largo de la trayectoria de una mujer que se desempeña en el mundo de la cultura y el arte.

En perspectiva puede decirse que la pirámide se invierte a medida que la carrera asciende y la presencia de la mujer disminuye a lo largo de la escala profesional, a pesar de su capacitación y preparación. Esto evidencia una movilidad reducida y poca presencia en roles de liderazgo o como agente de cambio a nivel ejecutivo. Sin embargo, una vez logran superar los “techos de cristal”, producen un mejor trabajo, son más demandados y mejor cotizados.

El estudio culmina reflexionando respecto al hecho de que no se trata de un prejuicio del sector, sino que mas bien los prejuicios exceden la cadena de valor de esta industria. Resulta una reflexión interesante que el resultado de esta investigación pudiera trasladarse a otros segmentos de la actividad productiva. Lo más interesante que señala es que el cuello de botella no está en la capacitación, sino que se presenta al momento de ascender, ya sea a círculos de mayor exposición de su actividad profesional o de acceso a posiciones de liderazgo. 

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Veamos las historias de algunas artistas que lograron reconocimiento y cuáles fueron sus aportes.

Tamara De Lempicka: Die Dame

Pintora del movimiento art déco, despreciada, no reconocida inicialmente por la crítica por considerar que su trabajo tenía una carga erótica no aceptada para su época. Hoy convertida en ícono de su época, supo representar la atmósfera que caracterizó los años 20 y parte de los años 30.

Su obra representa un legado de su tiempo y de la mentalidad del positivismo de esos años. Se caracterizó por un estilo único que abarcaba la experimentación y la innovación. Admiraba a los maestros del Renacimiento, por lo que combinaba pasado y modernismo mediante una expresión de sutil cubismo y neoclásico, que resultó en una muy refinada forma de expresar las contradicciones y grandes cambios de principios del siglo XX. Sus obras, recurrentemente, ofrecen la imagen de mujeres hermosas, distantes que no entran en contacto con el espectador, con una implícita búsqueda de una mujer más libre que la de su generación. Su influencia ha trascendido a nuestros días. Esto se ve reflejado en la estética de artistas como Maddona; en diseñadores como Vuitton, Karl Lagerfeld o Armani e incluso en presentaciones de David Copperfield. También dentro del diseño gráfico en videojuegos, como es el caso de Bioshock.

Remedios Varo: “Escribo como si se tratara de un boceto”

Pintora surrealista que abarcó pintura, fotografía, diseño publicitario, y literatura. Formó parte del grupo vanguardistas Lógicofobista, es decir “opuestos a la lógica”, de fuerte influencia francesa. Esta agrupación buscaba representar el estado mental del alma a través de la pintura.

Su obra comprende lo narrativo y la necesidad de compaginar el mundo de la ciencia y el arte en una tentativa de revelar un orden interno, mediante un mundo de fantasía. Varo creaba mundos alternativos, donde la imaginación deconstruye y fusiona trozos de la realidad generando nuevas formas. Su obra posee la influencia teórica de Jung, Freud y Adler. Aborda el tema femenino, pero en forma poco tradicional.

Pintaba imágenes de mujeres en espacios reducidos, evocando sensación de aislamiento. Sus mujeres son alquimistas, brujas y seres espirituales. No tiene una intención deliberada de abordar problemas de desigualdad de género, pero desafía el ideal patriarcal de la estética femenina.

Posteriormente, se centra en figuras andróginas, creando una sensación de “área intermedia” entre los dos géneros clásicos. El trabajo creativo de Varo como integrante del grupo “Cadáveres Exquisitos” fue disruptivo. El objetivo era hacer experimentación en el proceso creativo mediante colaboración a ciegas y uso del dibujo y el collage como remedio contra el aburrimiento, resultando así en obras colectivas.

En 1959, Varo hizo público su constructo creativo “De Homo Rodans”, un discurso científico y de una escultura. Allí inauguró su faceta de escritora, algo que mantuvo en el ámbito de lo íntimo. La mayoría de sus escritos mantienen esas dos cualidades: la libertad en su creación y su carácter privado, pues no los consideraba como trabajos terminados. Octavio Paz dijo sobre ella: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones. En Remedios Varo solo es real la tela”.

Helen Frankentaler: originalidad y expresividad

Expresionista abstracta. Un movimiento que se considera genuinamente estadounidense dentro del arte abstracto y en el cual lo fundamental es la afirmación de la creatividad y la libertad intelectual y expresiva. Así, el soporte material sobre el que se expresa se convierte en un campo abierto sin límites y sin jerarquía. Este movimiento implica un proceso creativo, menos dirigido por la razón y más espontáneo.

Helen desarrolló una técnica pictórica propia para aplicar la pintura al lienzo, conocida como soak stain (mancha de empapado) que consiste en licuar la pintura al óleo con kerosene y dejar que la tela, todavía sin tratar, la absorba para eliminar cualquier sensación tridimensional. Influenciada por Pollock, se diferencia de él, quien se caracterizaba por salpicaduras o dejar coagular la pintura en charcos al descuido. Las manchas de impregnación de Hellen se lavaban finamente sobre el lienzo en colores con formas vagamente florales. Su innovadora técnica cambió la manera de concebir y utilizar el color.

Este proceso creativo fue encasillado rápidamente como “femenino”. A lo cual ella respondió: “Para mí ser una pintora no fue un problema”. “No me molesta ser una artista femenina, y no lo exploto. Pinto”. Su obra es amplia, compleja y variada. Trabajó en distintos soportes materiales y medios. Abarcó escultura, con cerámica o acero; grabados, desde litografías a xilografía tradicional japonesa; acuarelas y técnicas mixtas a través de las cuales trabajó la innovación y la adaptación desde distintas ópticas.

Su mundo creativo ha sido sintetizado a modo de contraste: “Mi única regla es que no hay reglas. Cualquier cosa es posible. Todo consiste en tomar riesgos. Sobre todo riesgos deliberados”, así describe la empresa que ella perseguido durante cinco décadas. “Helen en su vida personal es un ser sofisticado y seguidor de los protocolos más exquisitos y formales tanto en su conducción personal como en su lenguaje. Sin embargo, en la pintura asume toda clase de riesgos. Los inherentes a su técnica en ese control y exploración de la fluidez, a la dulzura casi decorativa de sus colores, a la enorme exposición de sus formatos y quizás, el mayor de todos, ejercer su labor durante casi seis décadas” J. Málvarez en Helen Frankenthaler, Explorando la fluidez.

Frente a estas artistas, mujeres ante todo, es evidente la reflexión del poeta Lamartine: “Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas”.

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