A 2 años del secuestro de mi hermano de lucha, Juan Requesens, quiero compartir una reflexión con ustedes. Tal vez son cosas que no todo el mundo sabe sobre los presos políticos o los exilados, pero es una realidad que se vive y que considero fundamental resaltar: Todos los presos, perseguidos y exilados pudieran estar ya en libertad. 


¿A que me refiero con esto? Requesens, al igual que todos los presos o perseguidos políticos cuya voz o actuación pudiera comprometer la lucha (políticos en el exilio, militares, y todo perseguido en general), hemos recibido (e incluso algunos siguen recibiendo) presiones de la dictadura para declarar o hacer algo a favor de Maduro, o en contra de algún liderazgo, a cambio de ser liberados o que cese la persecución Lorent Saleh, por ejemplo, recibió múltiples ofertas para inculpar a Leopoldo, María Corina y Ledezma en 2014 a cambio de que lo sacaran de La Tumba. Jamás lo hizo, y tuvo que sufrirla (a pesar de no ser de ninguno de sus partidos e incluso tener diferencias con algunos de ellos). 

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Personas como Juan Requesens, Gilber Caro, Renzo Prieto, Tony Geara, Ismael León, Roberto Marrero y muchos presos políticos no sólo viven constantemente estas presiones, si no que lo hacen en condiciones infrahumanas.

Y a pesar de eso, no están libres porque han resistido y se han mantenido firmes a sus ideales por la Libertad de Venezuela.  ¿Cuántas presiones y chantajes no habrá recibido Requesens para que inculpara a Julio Borges en un magnicidio? ¿Cuántas presiones habrá recibido Roberto Marrero para que, como jefe de despacho de Guaidó, lo inculpara de cualquier locura?
Todo eso ocurre con políticos, dirigentes, activistas, militares, y exilados quienes si aceptaran, hoy pudieran estar en sus casas al lado de su familia, pero siguen ahí, esperando la oportunidad de salir producto de presión, o producto de la liberación de Venezuela. Porque, en efecto, varios han tenido la fortuna de salir de la cárcel producto de la presión externa o interna (de algún país, organismo internacional o crisis nacional que los obliga a liberar presión), pero no todos lo logran.

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Estar en los calabozos de la dictadura es una lotería, y cada día se juegan la vida. Como se la jugaron Fernando Alban y el Capitán de Fragata Acosta Arévalo, quienes ni siquiera contaron con el tiempo suficiente de vida para que su prisión fuera conocida y denunciada por todos. La denuncia llegó cuando ya era demasiado tarde. Honor a nuestros mártires. 

Yo agradezco, valoro y reconozco a todos los venezolanos que resisten de alguna u otra manera, a todos los que tenemos algún tipo de sentencia, amenaza, o no podemos estar en las calles de Venezuela en general, pero fundamentalmente debo reconocer hoy a quienes resisten y han resistido en los calabozos de la dictadura. Y creo que todos debemos valorarlo.
Y por cierto, jamás cuestionaré ni cuestionaría a quienes estando en los calabozos se han podido liberar por alguna de esas medidas, ni a quienes en un futuro se vean obligados, porque será mucho más lo que les agradeceré y reconoceré por todo lo aguantado.  

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Leyendo sobre la revolución naranja en Ucrania me encontré un testimonio terrorífico sobre uno de los luchadores que fue secuestrado y torturado hasta que se vio obligado a declarar en contra de sus compañeros. Y leí una frase terrible: “Tarde o temprano todos se quiebran”. Y es así: esa es la razón por la cual todavía existe la tortura, porque somos seres humanos y la prisión y la tortura no pasan en vano. 

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Yo tengo amigos muy queridos que tuvieron que ceder con alguna posición para poder salir libres del infierno. La gran mayoría lo hizo como un movimiento táctico y hoy son fundamentales para la lucha que estamos librando. 

Otros están un poco alejados y se han tomando su tiempo para sanar las heridas. 

Todos resistieron por Venezuela, y la tienen en su corazón y alma. Por ellos, y por todos los que aun hoy resisten, escribo este pequeño homenaje. Ruego a Dios porque les de a ellos y sus familias fortaleza para seguir resistiendo, y oportunidad para salir pronto de ese infierno. Y a todos nosotros determinación, convicción, fortaleza y esperanza para hacer lo que tengamos que hacer para sacarlos de ahí y liberar a Venezuela. 

Parafraseando a Requesens “Yo también me niego a rendirme”.

Libertad para todos los presos, perseguidos y exiliados políticos.

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