• Al menos 20 profesores han sido afectados por esta medida desde el inicio del confinamiento. La razón que exponen en las zonas educativas es la poca regularidad que tienen algunos en las jornadas laborales bajo la modalidad de educación a distancia. Foto: Luis Morillo

La mañana de un miércoles Jesús Ramos se dispuso a verificar su cuenta bancaria para corroborar el pago del sueldo que percibe como docente, pero su saldo estaba en cero. Los Bs 240.000 –menos de un dólar de acuerdo con la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV)– que debían depositarle no llegaron el 10 de junio del año en curso.

Alarmado por la situación, el maestro se contactó con el departamento de Recursos Humanos de la zona educativa, allí la respuesta que obtuvo lo dejó desconcertado. No iba a recibir su sueldo hasta tanto no culminara la cuarentena y pudiera retornar a las aulas de clases con normalidad.

Su caso es uno de los 20 que se han presentado en cuatro estados del país (Distrito Capital, Miranda, Carabobo, y Lara) desde el inicio de la cuarentena. Gricelda Sánchez, secretaria de contratación colectiva y reclamos del Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital, comenta para El Diario que la cifra es mayor, pero el temor a represalias, así como la falta de teléfonos de algunos, ha hecho imposible que muchos maestros efectúen la denuncia.

De acuerdo con la líder sindical, la suspensión salarial se ha tomado como medida para castigar las fallas de algunos docentes al cumplir con la modalidad de educación a distancia,  también se han visto perjudicados aquellos que han participado en protestas contra el Ministerio de Educación (ME).

“Al ministro Aristóbulo Istúriz no le basta con tenernos ganando un sueldo miserable sino que ahora se ha dedicado a iniciar una cruzada de persecución contra los docentes, a quienes ha sacado de nómina de pago por el simple hecho de alzar su voz de protesta ante imposibilidad de dictar correctamente las clases a distancia, dada la falta de Internet, luz o ausencia de equipos tecnológicos motivado a la fuerte crisis económica que sufre el país”, expresa. 

“La suspensión me parece absurda”

Jesús Ramos ya suma dos meses sin percibir salarios y sin señales de que vaya a cambiar el panorama. Tiene 31 años de edad y ocho de carrera profesional. Desde 2019 está asignado como docente de Informática en la Escuela Técnica Simón Bolívar, ubicada en el municipio Naguanagua del estado Carabobo. 

“Que me dejen sin salario hasta que termine la pandemia me parece absurdo. La suspensión me parece absurda porque ni los organismos internacionales, ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) saben cuándo una situación de esta magnitud se va a terminar”, comenta el educador en exclusiva para El Diario. 

Jesús no recibió argumentos de la suspensión laboral hasta un mes después cuando le explicaron que fue motivado a que no asistía a la institución desde que entró en vigencia el decreto de cuarentena nacional. Ante ello, alega que cumplió con el esquema de clases a distancia, pese a las deficiencias y que acudió a la escuela en varias oportunidades pero no permitieron su paso por no contar con un documento que corroborara que era docente en esa unidad educativa. 

Salarios del hambre

580.000

bolívares es el salario que percibía Ramos

El salario de Ramos es poco, pero sin él su situación económica se ha agravado aún más. En vista de la falta de dinero decidió viajar a casa de sus padres en el estado Cojedes, allí está trabajando en varias fincas recogiendo las legumbres de las cosechas. Como pago recibe comida. 

El docente espera que todo se aclare y pueda retomar su oficio en el año escolar 2020-2021, aunque teme que si reactivan su salario no le cancelarán los meses que permaneció suspendido como le ocurrió a Marbella Ramos, quien también es docente y no recibió su salario por cuatro meses. 

La educadora trabaja desde 2011 en la unidad educativa Leopoldo Aguerrevere, en Los Chaguaramos (Caracas). El 10 de febrero de este 2020 dejó de recibir su salario por supuestas inasistencias. Tras meses aclarando la situación ante la zona educativa, el 10 de junio volvió a recibir dinero en su cuenta. Sin embargo, los meses de suspensión no le fueron cancelados. Aún los espera. 

“En la zona educativa nunca me informaron cuándo me reactivarían el salario, me dijeron que era un procedimiento engorroso, que estuviera pendiente de en qué momento me iban a pagar.  El 10 de junio es que volví a cobrar, pero ellos me deben ocho quincenas”, asegura la profesora. 

Sobre esta situación, la secretaria de contratación colectiva y reclamos del Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital, afirma que casos como el de Jesús y Marbella son auspiciados por los directores de las escuelas en las que trabajan. Comenta que desde el inicio de la cuarentena, estos trabajadores toman lista y piden suspender al que no esté de forma regular en su trabajo. 

La realidad es que muchos docentes no envían las actividades escolares porque no tienen teléfonos, computadoras ni Internet, entonces muchos directores se han dado a la tarea de pasar lista y solicitar la suspensión del salario. La educación a distancia en las escuelas públicas no es viable, no hay condiciones ni para los estudiantes ni para los maestros. La pérdida de este año escolar fue por la precaria condición que hay”, afirma.

Para Griselda Sánchez la crítica situación de los docentes continuará hasta que el Ministerio de Educación atienda los reclamos y les de los derechos salariales que les corresponden. Mientras, prevé que la situación siga empeorando, incluso en esta temporada de vacaciones en la que muchos profesores siguen sin recibir el bono correspondiente. 

“De seguir estas inhumanas condiciones laborales no descartamos las ausencias masivas de maestros en septiembre”, sentenció.

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