• Trabajó como coordinador de postproducción en la serie El Presidente, de Amazon Prime, durante su paso por el país austral. El equipo de El Diario conversó con Abraham García y Maikel Jiménez, amigos y colegas de Diego, quien será homenajeado en la entrega de los premios Acacv

Desde su aparición, el covid-19 se convirtió en un enemigo invisible: no se ve ni se toca, pero se siente cuando los temblores, la fiebre y la dificultad para respirar invaden al cuerpo y lo debilitan. El director de posproducción Diego Cardier es uno de los venezolanos que sintió los síntomas del virus. 

De acuerdo con la Universidad Johns Hopkins, han fallecido más de 776.586 personas a causa del virus. Un hecho que ha marcado un antes y un después en el mundo. 

Contagios por covid-19. Hasta este lunes 17 de agosto se han registrado casi 22.000.000 casos de coronavirus en el mundo.

El 21 de julio Diego falleció por covid-19 en Santiago de Chile, ciudad a la que llegó en febrero de 2019. Durante su paso por el país austral, Diego trabajó en Garaje VFX como coordinador de posproducción de la serie El Presidente, de Amazon Prime, dirigida por Armando Bó, quien en 2015 alzó el Premio Oscar de la categoría Mejor Guión Original, junto con el director Alejandro Gonzalez Iñarritu, por Birdman.

Pero la pandemia que paralizó al mundo lo alcanzó y el 12 de junio Diego ingresó al Hospital Félix Bulnes: sin saberlo, la enfermedad ya había avanzado demasiado. Esa misma noche entró a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Era un paciente en estado reservado y sus familiares y amigos no podían mantener contacto con él. Solo les quedaba esperar una llamada diaria para saber en qué estado se encontraba.

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El 20 de junio salió de la UCI. Había mejorado. Pero al segundo día tuvo una recaída que lo regresó a la habitación de cuidados intensivos. Cinco días después los médicos informaron que su estado de salud era delicado y que, desde ese momento, Diego era un paciente apto para una traqueotomía que lo ayudaría a respirar. Lo entubaron. En las llamadas los médicos le anunciaban a la familia que no había avance ni retroceso: se encontraba estable. Sedantes, anticoagulantes y antibióticos formaban parte de su tratamiento diario. Los días seguían pasando, no había mejoría y la angustia crecía. 

El 17 de julio tuvo una complicación con la traqueotomía: su respiración estaba aún más comprometida. Cuatro días después, el 21 de julio, sus familiares y amigos recibieron la última llamada del hospital. Diego había fallecido.

Covid-19 en Chile. Hasta el lunes 17 de agosto en territorio chileno hay 387.502 casos confirmados, 10.513 fallecidos y 360.385 pacientes recuperados.

“Diego estaba muy bien establecido en Venezuela y salió a Ecuador para estar con sus hijos. Luego, por alguna razón, decidieron probar suerte en Chile y nuevamente dejó todo lo que había logrado para seguir aquí con ellos”, contó para El Diario, Abraham García, editor audiovisual y amigo de Diego, quien vivió de cerca la enfermedad de su colega. No sabe si también estuvo contagiado de covid-19, tampoco lo sabe la familia Cardier. “Si en algún momento lo tuvimos fuimos asintomáticos. Aquí no se hacen exámenes preventivos, solo si existen síntomas”, precisa. 

García resalta que siempre admiró la inteligencia y las ganas de aprender que tenía Diego acerca de las artes audiovisuales y de cualquier otro ámbito que le interesara. Nunca se cansó de hablar con él y de adquirir conocimientos. 

Su sentido del humor era lo que prevalecía en cualquier situación. Era alguien muy conocido y querido por muchos de los que trabajamos en este medio. Cualquiera que conocía a Diego inmediatamente podría darse cuenta de sus capacidades. Creo que logré ver que él siempre se preocupaba porque cada uno de los que nos dedicamos a este medio tuviésemos una oportunidad grande y siempre nos guiaba en el camino”, resalta García.

Trabajos de Cardier.

Montaje en About Argenis (2013), Papita, maní, tostón (2013), La audición (2016), Extra-terrestrials (2016). Supervisor de postproducción en Muerte en Berruecos (2018), Estás en mi lista de Telemundo (2016 – 2017), Arangol (2015 – 2016).

El legado de Diego

Diego pasó su vida trabajando en el campo audiovisual y el gremio lo agradece. Mientras se desarrollaba y crecía en el mundo audiovisual venezolano comenzó a interesarse porque todos los miembros de esta área se conocieran entre sí, hasta que junto a otros colegas fundó la Sociedad Cinematográfica de Editores de Venezuela (SCEV), un grupo donde se congregan los editores del país.

Maikel Jiménez, editor de cine y publicidad, recuerda que conoció a Diego mientras trabajaba en la casa productora Post House. Expresa que Diego fue una de las personas que se preocupó por la unión de este gremio.

Él logró este movimiento de vamos a hacer una asociación, a fijar las tarifas y a conocernos. Yo empecé a ver esas caras que no conocía y empezamos a hacer las reuniones en varios sitios. Diego, y puedo decir que todo el mundo está de acuerdo conmigo, fue uno de los impulsores de que tengamos esta asociación y que nos conozcamos todos”, asegura Jiménez, quien también es miembro fundador de la SCEV.

“La Junta Directiva de la Sociedad Cinematográfica de Editores de Venezuela y todos sus miembros se unen al duelo de la familia, amigos y colegas por el fallecimiento de nuestro miembro fundador Diego Cardier. Apreciado colega y entrañable amigo de muchos en la comunidad fílmica dentro y fuera de Venezuela. Profesionalismo, generosidad y júbilo son algunas de las muchas fortalezas de su carácter. Pero, sin duda alguna, ser padre fue lo que más lo llenó de orgullo. Hoy lamentamos su partida, pero, más pronto que tarde, haremos honor a nuestro amigo levantando la cara con una sonrisa siempre ante las adversidades. Descansa en paz”, resaltó la SCEV ante el fallecimiento de Diego Cardier.

Jiménez resalta que siempre llamaba a Diego cuando tenía alguna duda técnica. Si no tenía la respuesta al momento le colgaba, investigaba y le devolvía la llamada. 

“Entre los logros que Diego tuvo, primero, está la asociación de editores y lo otro fue organizar la era digital que empezó a llegar con mucha desinformación. Su otro legado es la amistad y la felicidad que nos dejó”, detalla el editor. 

Jiménez recuerda con emoción uno de los proyectos audiovisuales en los que trabajó con Diego. Eran cinco editores que durante dos meses asistían a una habitación en Los Palos Grandes para editar un proyecto de Pepsi.

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Durante el proceso de edición del audiovisual, Jiménez y Diego se hicieron cercanos. Entre risas, recuerda que cuando había mucho estrés por el trabajo, Diego tenía una manera particular de ayudar al equipo a drenar. “Él nos decía ‘llegó la hora loca’ y apagábamos las computadoras y empezábamos a tirarnos papeles mientras sonaba rock. Suena infantil pero para ese momento era como una válvula de escape”, precisa. 

Ese era otro de los aspectos más resaltantes de la personalidad de Diego. Su actitud para enfrentar los momentos difíciles y la habilidad para compartir un chiste en el momento adecuado para romper el hielo. 

Jiménez afirma que después de ese proyecto Diego pasó de ser un amigo del trabajo, a un amigo con él que podía contar en todos los aspectos de su vida. 

Fue una figura que lo abarcaba todo. Uno puede resumir a Diego como un amigo completo. Si tenías problemas en el trabajo él estaba ahí y si querías solo llamarlo para reirte, te reías con él. Diego también fue una de las personas que me impulsó a salir al ruedo freelance, yo estuve un Post House hasta que lo cerró la Alcaldía, pero tenía mucho miedo y él me decía ‘tranquilo, no hay problema: lánzate a trabajar freelance”, comenta.

Tras su fallecimiento, Diego Cardier dejó un legado indiscutible en el gremio de editores venezolanos. Será homenajeado en la entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela, el próximo 22 de agosto. Sus compañeros, amigos y familiares siempre recordarán su lucha por la unión de un grupo que estaba yendo, sin guía, en diferentes direcciones. Su capacidad de reír a pesar de las dificultades y la chispa de curiosidad que lo impulsaba, siempre, a querer seguir aprendiendo de su trabajo.

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