• Los detenidos del Centro Nacional de Procesados Militares tienen dificultades respiratorias, fiebre, dolor en los huesos. De eso se han enterado sus parientes a través de los “caminos verdes”, porque oficialmente lo que está dando en la cárcel ubicada en Los Teques es “un susto de gripe”

Lo que más desespera a Ana María Da Costa es el doble discurso. Dos versiones irreconciliables, contradictorias, sobre la salud de su hermano, que la inquietan. 

Lo oficial, lo que le dicen los uniformados que vigilan el Centro Nacional de Procesados Militares, es que su hermano, Vasco Da Costa, está “muy bien”. “‘Vasquito’ está perfecto”, le comentan.

Pero las paredes de las cárceles venezolanas son porosas, llenas de caminos verdes por donde se filtran otras verdades que difieren de las formales. 

El 20 de julio supe que Vasco estaba enfermo, que tenía dolor en los huesos, dolor de cabeza, fiebre, que le costaba respirar. Que no podía dormir bien”, advierte Da Costa en entrevista para El Diario.

Conozco gente que ha padecido de covid-19 y no los han atendido en los hospitales. “Dios nos guarde a todos, porque yo veo que esto está desenfrenado. En los hospitales dicen que no hay pruebas, que tienen que quedarse en sus casas”.

Siendo así, producto de la exasperación, intentó confrontar a uno de los custodios en una de las visitas que hizo al centro de detención, en aras de saber la verdad. La recibe un hombre vestido con traje de bioseguridad. Sigue todas las recomendaciones sanitarias, pide -exige- que le coloquen desinfectante en la planta de los pies y las manos.

A las puertas de Ramo Verde, en Los Teques (Miranda), le dijeron que lo que había en la cárcel era “un susto de gripe”. No puede ocultar su cólera.

“Yo sé que mi hermano está enfermo y no me dicen la verdad, son unos sinvergüenzas. Yo, yo, yo, Ana María Da Costa, número de cédula 6.847.779, siempre se los pregunto, me responsabilizo por lo que digo. Tengo derecho a saberlo. Soy su familiar y me mienten, me dicen que está sano. Será que me ven cara de gafa, de que me lo creo todo”.

Cronología de “una gripecita”

Vasco Da Costa llegó al Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde el 2 de julio de 2020. Para el 20 de julio empezó a experimentar síntomas similares a los que sufren los contagiados por covid-19: dolor de cabeza, dificultad para respirar, fiebre.

Su hermana, Ana María Da Costa, lo sabía, pero prefirió callar. “Lo estaban tratando y estaba mejorando. No dije nada por eso”, relata. Una llamada desde los calabozos la hizo cambiar de opinión.

¿Quiénes son Vasco Da Costa y Erasmo Bolívar?

Vasco Da Costa tiene 61 años de edad. Es un activista político, miembro del Movimiento Nacionalista. Sufre de hipertensión y es diabético. Entre el 13 y el 16 de abril del año 2018, fue capturado durante el operativo “Gedeón II”.nnJunto con otros ciudadanos, fue enviado a la cárcel militar de Santa Ana, en el estado Táchira cuatro días después de ser capturado. “Esos días fueron brutalmente torturados, tanto en la sede del Movimiento Nacionalista como en la de la Dirección General de Contrainteligencia Militar. En esa ocasión, su ojo quedó herido. En julio, tuvieron que operarlo de un carcinoma”, cuenta su hermana.nnDurante su reclusión fue mordido por ratas, lo que le produjo una infección en la pierna que, según le contaron trabajadores de la salud a Ana Da Costa, era mortal.nnLleva en Ramo Verde desde el pasado 2 de julio.nnErasmo Bolívar está detenido desde que fue acusado de haber participado en hechos de violencia el pasado 11 de abril del año 2002. Lleva más de 17 años y tres meses preso.nnHa presentado problemas de salud en un ojo y una rodilla. “Pero como no son revisados anualmente por médicos ni nada, realmente desconocemos que otros tipos de padecimientos puedan sufrir”, cuenta su abogada Theresly Malavé.n

“Vasco me dijo que Erasmo Bolívar —exfuncionario de la Policía Metropolitana y preso político desde hace 17 años— tuvo un ataque de asfixia y rodó por las escaleras de la enfermería. Me comenta que todo el penal está enfermo. Y no sabemos qué es. Yo no me atrevo a decir que es coronavirus porque es que realmente no sé si es coronavirus. Podría ser algo causado por las ratas. En Ramo Verde hay muchas ratas. ¿Por qué ellos no quieren saber qué es lo que hay en ese penal?”, se pregunta.

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“Lo que queremos es que lo lleven a un hospital”

Theresly Malavé, defensora de Bolívar, desconoce este episodio narrado por Ana Da Costa. 

“Nosotros no estamos informados de nada. Pero sí sabemos que hay detenidos que aparentemente tienen covid-19. Digo aparentemente porque tenemos la certeza de que no les han aplicado los test, y que a Erasmo no lo han querido trasladar a ningún hospital. Él no está aislado, o privilegiado en ninguna celda. Está con todos los demás”, comenta la abogada para El Diario.

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Lo que ha solicitado la defensa de Bolívar es que lo lleven a un hospital. “No lo han querido trasladar a un centro de salud. Hemos pedido que lo lleven a un hospital que está en La Rosaleda, que le apliquen el tratamiento que vean conveniente y después que lo pongan en aislamiento”.

La familia de Bolívar, cuenta Malavé, presenció el traslado de un coronel fuera de las instalaciones del centro de procesamiento militar. De acuerdo con Da Costa, el funcionario castrense fue llevado al Hospital Victorino Santaella, un centro de salud que recibió el pasado 22 de julio equipos de protección por parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En el referido centro de salud, sin embargo, los trabajadores temen contagiarse de covid-19, así lo ha reseñado la prensa regional.

“Por lo que entiendo, ni siquiera a ese funcionario han querido hacerle la prueba para saber si tiene coronavirus”, dice Ana Da Costa.

Vasco Da Costa tampoco está aislado. Comparte una celda con el también preso político Régulo García Castro. “En estos días le dijeron que no podía salir de su cuarto porque ‘todo estaba contaminado’. Y desinfectaron todo con hipoclorito. ¿Pero contaminado de qué? ¿Por qué hablan así?”, se pregunta Ana Da Costa.

La hermana del preso político asegura también que a las afueras de la enfermería hay colas de reos esperando a ser nebulizados. 

“¿Cómo van a decir que es una ‘gripecita’ si hay tantos que deben nebulizarse? A mi me ha dado gripe y no he necesitado eso. No entiendo, será que quieren que los 500 presos que están ahí se mueran, eso es un peligro. Un foco no controlado de posible coronavirus. A Vasco le han dado antiinflamatorio con ibuprofeno, el no ha necesitado la nebulización”.

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La abogada Malavé indica que en la cárcel solo hay un nebulizador, que sepan. De ahí a que hayan iniciado una campaña para solicitar insumos que puedan ser entregados a los presos. “El director del centro, Ramón Castro, no nos ha informado debidamente qué es lo que ocurre. Es él quien tiene que darnos información”, asevera.

Exigencias

Ana Da Costa no deja de recalcar su petición principal, la más urgente: que se establezca un cordón sanitario en el centro de procesados militares de Ramo Verde.

Lo que ocurre en los calabozos, señala, es crueldad. “Maldad pura”. “¿Sabes la presión psicológica que implica para un preso el ver a todos sus compañeros enfermarse, no mejorar, no saber qué tienen? Quién sabe si es una nueva cepa”. Le es imposible no especular ante la falta de información. 

La solicitud de un cordón sanitario la hizo ante los oficiales en territorio venezolano que llegaron luego de la visita de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. También se ha unido a los llamados de urgencia de la organización no gubernamental Justicia y Perdón.

Gonzálo Himiob, abogado y director vicepresidente de Foro Penal, indicó para El Diario que las organizaciones civiles han requerido la libertad inmediata de los presos políticos. “Especialmente de los que ya incluso antes de la pandemia presentaban cuadros delicados de salud. Denunciamos la situación ante la Corte Internacional de Derechos Humanos. En todos los casos, salvo en el de Luis Martínez Daza que acaba de ser excarcelado, seguimos esperando respuesta”.

El abogado indicó que los familiares han expresado su preocupación ante los rumores de covid-19 en los centros de reclusión donde se encuentran sus parientes, pero que aún no hay información oficial que certifique que se trata de focos del virus.

A propósito de ello, El Diario solicitó información a Himiob sobre la muerte de Erick Echegaray, privado de libertad que falleció recientemente en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de El Helicoide, debido a que su muerte se atribuyó a complicaciones por covid-19 por parte del diputado José Manuel Olivares, quien se encuentra en el exilio.

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“Se trata de una persona que falleció bajo la custodia del Estado, que es el responsable de la salud y de la vida de las personas que están detenidas. Lo más grave es que a esta fecha no existe confirmación oficial de las causas de la muerte, lo que contribuye a las especulaciones y a generar alarma y miedo entre los reclusos y sus familiares”, aclaró.

Casos de covid-19 en las prisiones

De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se han registrado 74 casos de covid-19 en calabozos policiales.nn“Hasta ahora se han registrado 2 casos en Lara, uno en la policía del estado y otro en la Guardia Nacional; 4 en una sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) en Miranda, 5 en Barinas, 9 en Táchira, ambas en la sede del CICPC; y 54 en Nueva Esparta, de las cuales 36 son en la comandancia de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), 17 en la sede del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) de la GNB y 1 del que no se especificó en qué sede policial se encuentra”, indica una nota de prensa del OVP publicada el 24 de agosto de este año.nnLa gobernadora del estado Lara, Carmen Meléndez, aseguró que tres funcionarios de los penales de dicha entidad también habían resultado positivos por covid-19.n

La defensa de Erasmo Bolívar inició este lunes una campaña en redes sociales para exigir una medida humanitaria para el privado de libertad. Hasta los momentos, sus peticiones no han sido escuchadas.

Desde el 13 de marzo de este año, fecha del inicio de la cuarentena implementada por el régimen de Nicolás Maduro para evitar la propagación del covid-19, los familiares no han visto a sus parientes ni en Ramo Verde ni en ninguna prisión del país, de acuerdo con Malavé.

La indignación

Ana María Da Costa le lleva medicamentos a su hermano Vasco Da Costa “muerta de miedo”. Teme contagiarse y no poder ayudar más a su hermano. No quiere enfermarse ni enfermar a su entorno. “Dios nos guarde”, repite. Pero eso no evita que siga reclamando, que siga buscando la verdad.

Y su indignación se la lleva a casa. Habla con los demás familiares, y muchos parecen coincidir en la versión oficial. Que se trata de una “gripecita”, un “eso que está dando” tan común en los venezolanos. 

“Pero bueno, ¿les pusieron un chip en la cabeza acaso? Yo me quedo con la boca abierta. Cómo va a ser una gripecita si te tienen que dar antiinflamatorio, ibuprofeno, aspirinas, azitromicina, te tienen que nebulizar, cómo va a ser eso una gripecita. A mi me ha dado gripe y nunca han tenido que nebulizarme”.

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