• Se han registrado al menos dos fallecidos por tuberculosis en el centro de detención preventiva del estado Zulia. Los detenidos reclaman atención a las autoridades regionales afines al régimen de Nicolás Maduro

Un cadáver a las afueras del retén de Cabimas (Zulia) cubierto por una sábana vieja, sobre en una camilla endeble a la vista. El nombre con el que lo conocían en vida es desconocido para la opinión pública, pues no fue identificado, pero la causa de su muerte sí se sabe: fue tuberculosis. Su cuerpo, flaco; “muy flaco”, recalcaron fuentes a la organización Una Ventana a la Libertad. Una pancarta improvisada acompañó al difunto con el mensaje: “Queremos medicinas”. Eso ocurrió el 14 de octubre de este año.

Seis días después falleció Mervin Antonio Mora en el mismo centro de reclusión. Un paro respiratorio fue lo que indicaron los cuerpos de seguridad como causa de su muerte. También estaba enfermo de tuberculosis.

Murieron sin libertad. Muchos de los detenidos advirtieron días atrás que requerían medicamentos, comida y agua.

Carlos Nieto Palma, coordinador de la organización Una Ventana a la Libertad (UVL), denunció que los detenidos del retén están abandonados a su suerte por parte de las autoridades.

El Estado debería proporcionarles medicina. Están bajo su custodia, el artículo 23 de la Constitución indica que el Estado responde por la vida de los privados de libertad. El régimen de Maduro es el responsable. Que hayan dejado que esto se convierta en una especie de locura colectiva es otra cosa”, comentó para El Diario.

UVL desconoce el número exacto de detenidos del retén enfermos de tuberculosis, debido a que no se han hecho los despistajes correspondientes. La ONG estima que al menos 14% de los presos están contagiados.

Un retén por cerrar

El retén de Cabimas —cuyo nombre real es Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de la Costa Oriental del Lago— está ubicado en una zona urbana de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, frente a la avenida Andrés Bello. 

Carolina Girón, coordinadora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), indicó para El Diario en un reportaje previo que el retén se convirtió en “uno de los grandes penales del estado Zulia”, junto con el retén de San Carlos, luego de que las autoridades del Ministerio de Asuntos Penitenciarios cerraran la Cárcel Nacional de Maracaibo en el año 2013. Dicha decisión se debió a la denominada “masacre de Sabaneta”, donde resultaron asesinados 16 reclusos durante un violento motín.

Con una capacidad estimada de 350 personas, el retén de Cabimas tiene una población que oscila entre los 1.700 y 2.000 detenidos, según datos del OVP, lo que supone “un hacinamiento crítico”.

“Son retenes más o menos grandes, donde hay violencia, tráfico de drogas, donde los detenidos tienen armas de guerra”, relató Girón.

Amenaza latente

El 26 de febrero de este año, Omar Prieto, gobernador del estado Zulia y afìn al régimen de Nicolás Maduro, anunció el “cierre absoluto” del retén de Cabimas, el cual se efectuaría en los meses siguientes. nn“En este centro de reclusión hay más de 400 penados que no deben estar ahí y es importante agilizar el proceso del cierre para que estos detenidos pasen a las diversas cárceles a nivel nacional porque tienen que pagar su sentencia donde debe ser. Elaboramos un plan especial para tratar de impedir las acciones de los reclusos que perturban la paz de nuestro pueblo”, dijo. Así lo reseñó el diario Panorama.nnSin embargo, hasta la fecha, de acuerdo con periodistas de la entidad consultados por El Diario, el retén no ha dejado de funcionar.nn“Ahora es hasta peor la situación”, denuncia Nieto Palma.n

Expediente

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó, en febrero de este año, medidas cautelares a favor de los privados de libertad del retén de Cabimas. Y no solo a ellos, sino a los trabajadores del centro de detención, así como a los visitantes y familiares que asisten a las instalaciones. Esto tras considerar que “se encuentran en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos”.

Morir sin libertad: la tuberculosis recorre el retén de Cabimas
Foto: Referencial

El organismo internacional argumentó la medida teniendo en cuenta el deterioro de la situación carcelaria venezolana. Al tomar tal determinación, la CIDH consideró que los hechos alegados se enmarcan en un contexto crítico para las personas privadas de su libertad en Venezuela, el cual se ha venido agravando desde 2016. 

La comisión observó que las personas del centro se ven expuestas a múltiples riesgos que se han mantenido en el tiempo “sin que hayan sido efectivamente mitigados por las autoridades competentes a la fecha”.

Algunos de los riesgos son “las deficiencias en la estructura propias del centro, el alarmante índice de hacinamiento, y las dificultades para atender a las personas enfermas”. 

Otro de los aspectos que revisó la CIDH son los actos de violencia registrados, “principalmente como consecuencia de la presencia de “pranes” o personas fuertemente armadas que ejercerían un control de facto al interior del recinto y la falta de respuesta por parte del Estado frente a este fenómeno”.

La muerte de los dos privados de libertad ocurrida esta semana en el retén de Cabimas supone, a juicio de Nieto Palma, una nueva entrada al expediente de violaciones de derechos humanos efectuadas por el régimen venezolano.

Eso va alimentando el expediente contra Venezuela en cuanto a violaciones de derechos humanos. El Estado venezolano no hace caso a ninguna de esas cosas. Ellos tienen la información, les decimos lo que ocurre, pero el Estado no hace absolutamente nada”, denunció.

Es el retén de Cabimas el escenario que refleja la crisis del sistema penitenciario venezolano. De sus resquebrajadas paredes, de hecho, ocurrió lo nunca visto: salieron los presos a las calles, sin que nadie los detuviera, para exigir medicinas, comida y agua. Aún no hay respuesta a sus reclamos.

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