- La selección dirigida por José Peseiro acumula tres derrotas consecutivas en las Eliminatorias. Se ubica en el penúltimo escalón de la clasificación, con cinco goles en contra y ninguno a favor | Foto: EFE
Amargo, como si se tratase de un vino muy tinto. Así se podría calificar el sabor de boca que dejó la derrota de Venezuela en la tercera fecha de las Eliminatorias Mundialistas. Y es que Brasil no arrolló en su casa ni practicó el “jogo bonito” que le caracteriza, pero se impuso por la mínima en São Paulo y se consolidó en el liderato de la clasificación.
Luego de tres partidos disputados, la Vinotinto no ha sumado unidades en lo que va del camino hacia Catar 2022. De hecho, se ubica en el penúltimo escalón de la clasificación, con cinco goles en contra y ninguno a favor. Sin más que añadir, en El Diario te presentamos lo bueno, lo malo y lo feo de esta derrota.
Lo bueno: la Vinotinto obedeció su idea
En comparación con la primera doble fecha de las Eliminatorias, la Vinotinto tuvo la posibilidad de contar con Salomón Rondón y de entrenar con todos los jugadores convocados —apartando a Sergio Córdova y a los que no pudieron viajar por coronavirus— durante varios días.
José Peseiro planteó una propuesta defensiva, con el sistema 4-5-1: Wuilker Faríñez en el arco; Roberto Rosales, Yordan Orosio, Wilker Ángel y Rolf Feltscher en la defensa; Tomás Rincón, Junior Moreno y Cristian Cásseres Jr en el mediocampo; Yeferson Soteldo y Darwin Machís por las bandas, y Rondón como un “llanero solitario” en la delantera.
Pese a que generó muy pocos ataques, la Vinotinto mantuvo neutralizada a Brasil durante todo el primer tiempo. En fase defensiva, Machís cerraba como un lateral derecho y Soteldo jugaba en la misma altura de los volantes. Fue una propuesta conservadora, pero efectiva.
La pentacampeona del mundo careció de creatividad y pegada, independientemente de que dominó la posesión del balón y arrinconó al rival. Fueron muy pocas las oportunidades en las que generó peligro en el arco de Faríñez. Probablemente influyeron las ausencias de Neymar, Coutinho y Casemiro.
Lo malo: no pudo aguantar el empate sin goles
Al minuto 65, Peseiro le dio ingreso a Alexander González por Roberto Rosales y a Rómulo Otero por Yeferson Soteldo. En un descuido de Otero en la marca, Lucas Paquetá envió un pase filtrado hacia el costado derecho y Brasil sacó provecho del espacio para producir el gol.
Tras llegar casi a la línea de fondo, Everton Ribeiro envió un centro al área; Machís intentó despejar el balón, pero su intento fue en vano, así que Roberto Firmino aprovechó el rebote para definir sin inconvenientes. Fue la única vez en la que la defensa venezolana fue superada.
A Diez minutos del pitazo final, cuando restaba la última oportunidad de hacer los últimos dos cambios, la Vinotinto solo pudo realizar una sustitución: Jefferson Savarino por Darwin Machís. Juanpi Añor no pudo ingresar al terreno de juego por el amonestado Cristian Cásseres.
Aparentemente hubo un error entre el coordinador de la selección y el cuarto árbitro con la papeleta del cambio. Previamente, Venezuela ya había hecho tres sustituciones —dos de ellas por lesión— y el reglamento indica que se permiten cinco cambios en tres momentos del partido.
Lo feo: tres derrotas consecutivas
Tras verse superada en el marcador, la Vinotinto se vio incapaz de proponer juego asociado e inquietar al rival con ocasiones de gol. De cuatro disparos, remató una vez entre los tres palos. Solo tuvo 26% de posesión de balón, con 68% de precisión en los pases.
En ningún momento sacó provecho de la pelota quieta. Ederson Moraes y la defensa de Brasil prácticamente fueron unos espectadores. Además, el capitán Tomás Rincón fue amonestado al minuto 81 y se quedó sin la posibilidad de jugar en la próxima jornada.
No hizo falta que la “Canarinha” bailara samba en el Estadio Morumbí para ganar. La Vinotinto sufrió su tercera derrota en las Eliminatorias y acumula cero puntos de nueve, lo que complica el sueño mundialista. El próximo 17 de noviembre recibirá en Caracas a Chile, que derrotó 2-0 a Perú en Santiago.
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