• Cerca de las festividades de diciembre varios sanantoñeros expresaron sus preocupaciones acerca de los problemas eléctricos en la ciudad

San Antonio de Los Altos, ubicado en el municipio Los Salias del estado Miranda, es un pueblo transformado en urbe y que no escapa de las fallas eléctricas que aquejan a los venezolanos. Denominada como una ciudad dormitorio que ofrece descanso para sus habitantes, pues, comúnmente, el sanantoñero trabaja o estudia en Caracas, pero regresa a San Antonio para dormir.

Durante los últimos tres meses en la ciudad dormitorio se han registrado irregularidades en el servicio eléctrico. Usuarios de redes sociales residenciados en la ciudad se han encargado de reportar dichas fallas. Algunas zonas, al no obtener respuesta de Corpoelec, han estado sin luz hasta 36 horas seguidas.

Luis Silva, de 21 años de edad, está a oscuras en El Amarillo, sector de San Antonio de Los Altos, donde reside desde hace 10 años. Ya olvidó la última vez que pasó un día completo con electricidad en su hogar. Se adaptó a una rutina condicionada por los problemas de energía: bajar los switches para evitar el deterioro de los aparatos eléctricos, maldecir en voz alta e ingeniarse alguna actividad que le permita ocupar su mente hasta que regrese la luz.

Angustiante e incierta: así es la vida en San Antonio de Los Altos sin luz
Foto: Foto: @sanantoniosomos

“El tiempo sin electricidad lo tomo para hacer cualquier cosa, limpiar la casa, ver fotos viejas, tomar fotos del cielo nocturno y si no tengo nada que hacer salgo a manejar bicicleta”, explicó para El Diario. Afirmó que en El Amarillo las fallas eléctricas se presentan dos o tres veces al día.

Luis y su familia, aunque estén acostumbrados a reunirse con sus parientes de Valencia (estado Carabobo) para las navidades, por problemas de gasolina pasarán 24 y 31 de diciembre en casa.

Actividades sin luz

Atentos a que los bombillos se enciendan nuevamente, en una de las casas ubicadas en lo más alto de la urbanización Parque El Retiro, residen Daniela Castillo, de 22 años de edad, y su familia.

Los Castillo reunidos en la sala deciden abrir el cajón lleno de varios juguetes de la infancia y cajas viejas, para así escoger algún juego de mesa y distraerse durante la espera, buscando ignorar la ansiedad que surge al pausar sus actividades por falta de electricidad.

“Normalmente jugamos Monopolio. Intentamos ver el lado positivo de la situación, aprovechando este tiempo para alejarnos un poco de lo digital y divertirnos juntos”, contó Daniela, quien agregó que su familia no planificará nada para Navidad debido a la incertidumbre que produce no saber si estarán o no con energía eléctrica durante esos días.

Christian Ojeda, de 22 años de edad, vive junto con sus padres en la urbanización Los Castores, reconocida por ser una de las primeras residencias construidas en San Antonio de Los Altos.

En casa de Christian se va la luz, como mínimo, dos veces por semana, y constantemente se presentan bajones, responsables de dañar algunos aparatos electrodomésticos.

Angustiante e incierta: así es la vida en San Antonio de Los Altos sin luz
Foto: El Tequeño

Comentó que para “matar el tiempo” durante los cortes eléctricos sale a caminar para respirar un poco de aire fresco y, aunque sea por un momento, desentenderse de la realidad “abrumadora” de este año 2020. Otras veces,va a las canchas de la residencia para jugar fútbol con sus amigos.

“Estamos montando la Navidad, quizás no tendremos tantos adornos de luz como se acostumbraba, por temas obvios, pero igual queremos mantener el espíritu navideño”, aseguró para El Diario.

San Antonio, entre montañas y un fresco clima transmite tranquilidad, aun así algunos sanantoñeros, como Christian, se “estresan” al notar las fallas eléctricas y, dejando de lado los riesgos de la pandemia por covid-19, deciden salir mientras esperan a que la electricidad regrese.

Estar en familia es primordial

Del otro lado de la ciudad dormitorio está Samuel Giménez, de 25 años de edad, residenciado en la urbanización La Rosaleda Sur, caracterizada por los nombres que posee cada uno de sus edificios, los cuales fueron asignados en honor a los diferentes ríos venezolanos.

Al notar la continuidad de los bajones, Samuel intuye que se irá la luz, por lo que decide hacer rápidamente todo lo que tenga pendiente: tomar un baño, preparar la comida, lavar la ropa y los platos. Luego se arregla para salir, sabiendo que al irse la luz, es una oportunidad para estar afuera y hablar un rato con sus amigos.

Angustiante e incierta: así es la vida en San Antonio de Los Altos sin luz
Foto: Tu casa propia

Aunque le preocupe que exista la posibilidad de no contar con electricidad para las festividades de diciembre, Samuel afirma que si eso pasara no le molestará tanto, siempre y cuando esté con su familia.

Un problema conocido por los venezolanos

Las fallas eléctricas en Venezuela no son recientes, desde hace más de una década el país ha experimentado apagones que han dejando secuelas en las zonas afectadas.

En una entrevista previa para El Diario, José Aguilar, experto en materia eléctrica, aseguró que algunas de las causas de las fallas eléctricas son la migración del personal capacitado y la falta de repuestos necesarios para el mantenimiento de los equipos.

A inicios del mes de noviembre de 2020, un grupo de expertos al que tuvo acceso EFE estimó que el presupuesto para la reactivación del sistema eléctrico venezolano es de unos 15.000.000 de dólares. Este monto está sujeto a variaciones que podrían elevarlo hasta los 18.000.000.

Recientemente, fue Domingo González, secretario de la Organización del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras Electricistas, quien expresó en entrevista para El Diario la gravedad de la situación del sistema eléctrico en Venezuela. “El sistema colapsó y esto es cuando algo no da más, no puede más. El problema del país es que no se genera lo que se demanda”.

A pesar de que el antagonista principal del 2020 ha sido una pandemia encargada de darle un giro inesperado a la historia mundial, Venezuela sigue atravesando una batalla para construir un mejor futuro. Aun así, la sociedad venezolana se ha visto en el constante aprendizaje de mantener una actitud positiva ante las dificultades.

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