• El bitcoin es la criptomoneda más conocida y que domina el mercado de este tipo de activos digitales. En un rally de fin de año, alcanzó su valor histórico más alto, un hito que ocurre en un entorno económico mundial inestable y gracias al ingreso de inversionistas institucionales que lo ven como un valioso instrumento financiero para protegerse ante la incertidumbre que atraviesa el planeta con la pandemia de covid-19

El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaraba que el covid-19 era una pandemia. Ese día el precio del oro, un clásico activo refugio ante las crisis, cerró en $1.642 y, a tres días de terminar el año, su crecimiento se ubica en 15,3%. En paralelo, el bitcoin, la criptomoneda nacida en 2009, pasó de $7.862 a $26.909, un alza de 242% en el mismo lapso. En esos nueve meses ocurrieron eventos claves que jugaron a favor de la moneda digital en el camino hacia su madurez como reserva de valor. 

La crisis generada por el coronavirus provocó un sacudón extremo en los mercados financieros y en la economía real. Gobiernos del mundo e inversionistas buscaron la manera de protegerse en medio de una situación donde se rompieron récords de caídas, pero también de alzas en las bolsas de valores y en esa ola el bitcoin también cobró auge.

Frente a un evento extraeconómico, como es la pandemia de covid-19, las decisiones de bancos centrales, sobre todo el de Estados Unidos, se orientaron a la mayor emisión de dinero, en la forma de paquetes de estímulos. El efecto que tuvo es que el dólar pierde valor intrínseco y hace que muchos inversionistas sumen otros activos como el bitcoin a sus carteras”, afirma Aarón Olmos, economista y CEO de Olmos Group Venezuela, en conversación para El Diario.

Un estudio de la firma MCKinsey ubica en 10 billones de dólares la cantidad de dinero destinada a escala global en paquetes de estímulo (y todavía hay más en camino), una marea monetaria que sobrepasó con creces a la implementada durante la última crisis global en 2008.

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Esta situación hace particularmente atractivos a los instrumentos como el bitcoin, que si bien se asume como un activo de alto riesgo por su elevada inestabilidad, está captando la atención de empresas que lo incluyen en su portafolio o comienzan a usarlo como cobertura (una forma de protegerse para futuras crisis).

Empresas como Square (propiedad del fundador de Twitter, Jack Dorsey), compró en octubre unos 4.709 bitcoin por $50 millones (al 23 de diciembre valorados en más de $112 millones), un camino similar transitaron el coloso de los seguros MassMutual ($100 millones) y la gigante de inteligencia empresarial MicroStrategy que con su reciente inversión de $650 millones, ya acumula $1.000 millones en forma de la criptomoneda.

“Las instituciones están ingresando al espacio criptográfico a un ritmo histórico”, señala un informe de la casa de intercambio Binance, la más grande del mundo por volumen manejado. Solo en esa plataforma,la cantidad de clientes institucionales creció 46% desde fines de 2019.

En opinión de esa empresa “la afluencia de capital a los mercados de criptomonedas se produce durante un momento de tumulto económico y marca un cambio importante en la percepción del público de las criptomonedas: en lugar de ser visto como un activo especulativo para aquellos que buscan retornos alucinantes, las criptomonedas ahora mantienen un nivel mucho más amplio”.

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“2020 será recordado como el año en que empresas grandes reconocieron que el bitcoin puede mover grandes cantidades de dinero, y que si bien hay una volatilidad, el precio puede seguir subiendo y va a revalorizar la inversión de esa empresa”, apunta Olmos.

Mercado pequeño ¿futuro grande?

Si bien el rendimiento del bitcoin en 2020 ha sido mayor que el de las acciones o el oro, es necesario también puntualizar que se trata de un mercado pequeño. La capitalización de mercado del bitcoin a tres días de culminar el año es de unos $499.755 millones (casi 70% de todo el mercado de criptos), mientras que la capitalización bursátil de una empresa como Apple es de $2,3 billones (cinco veces mayor), por no mencionar el mercado del oro que mueve unos $12 billones.  

El futuro del bitcoin, creado como una moneda digital, está transitando cada vez más dentro del camino financiero. Su uso como medio de pago no es tan popular todavía como su fama de activo financiero. Empresas como PayPal reconocen este hecho y por ello desde octubre sus usuarios en Estados Unidos pueden adquirir esta y otras tres criptomonedas desde su plataforma, un servicio que estará disponible para sus usuarios globales a mediados de 2021.

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Este fue otro de los factores que ayudó a que el bitcoin alcanzara en diciembre su precio histórico más alto. PayPal es un gigante de las transacciones en Internet y además este movimiento le aporta confianza a un mercado muy joven, donde no son raras las estafas.

Pero sostener el precio en unos niveles tan altos es un reto grande. Ya lo experimentó en 2017 cuando batió el tope de los $10.000 y llegó luego a tocar mínimos de $3.200 un año después. “La dinámica de mercado nos va a mostrar un cierre de 2020 de muchos apertrechándose para un  2021 que puede venir un poco más complejo”, considera Olmos, quien ve un primer trimestre de 2021 con precios similares a los actuales, pero dependiendo mucho del entorno económico global.

Otro punto a favor de las criptomonedas vendrá con la salida a bolsa de una de las empresas líderes en intercambios de estos activos digitales. Se trata de Coinbase, que a mediados de diciembre presentó documentos ante la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), con la intención de lanzar una Oferta Pública Inicial (IPO, en inglés) el año próximo.

El año 2021 será crucial en muchos aspectos, no solo para las criptomonedas, sino para la economía global en general. Los gobiernos se concentrarán en el rebote luego de una caída mundial de la producción que el Fondo Monetario Internacional estima en 4,4%. Además, se espera conocer el rumbo que tomará la política económica de Estados Unidos con el inicio del mandato de Joe Biden y un mayor avance en la solución de la crisis sanitaria causada por la pandemia de covid-19.

“Lo más probable es que se sigan sumando empresas grandes a incorporar bitcoin a sus activos como estrategia financiera de resguardo y cobertura. De ser así, muchos van a dejar de temer al tema bitcoin y van a seguir colocando dinero fiat que ha perdido su poder de compra confiabilidad en el mercado interno en cripto activos”, afirma Olmos, quien señala que un elemento clave a tener en cuenta es la creación de dinero digital por parte de los bancos centrales de país (con o sin la tecnología bitcoin).

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Un estudio del Banco Internacional de Pagos (BIS, en inglés) señala que “durante la pandemia de covid-19, las medidas de distanciamiento social, la preocupación pública de que el efectivo puede transmitir el virus y los envíos de dinero por parte de los gobierno directo a los ciudadanos, han acelerado aún más el cambio hacia los pagos digitales y pueden dar una mayor impulso a las monedas digitales del banco central”.

Además, aseguran que una encuesta mostró que 80% de los bancos centrales consultados están participando en la investigación, experimentación o desarrollo de monedas digitales. Un país que está en ese proceso es China, a través del llamado yuan digital, con el que buscan sustituir el dinero físico y que según la agencia de noticias Reuters, es de las iniciativas de este tipo que mayor avance registran a la fecha.

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