• Unicef atendió a 670 mujeres embarazadas con desnutrición en el país durante noviembre de 2020; 210 de ellas recibieron tratamientos con complementos nutricionales

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicó un informe sobre la situación de las mujeres embarazadas en Venezuela. El documento contiene cifras sobre el estado nutricional de las gestantes en noviembre de 2020. 

El informe, publicado el miércoles 6 de enero, señala que Unicef atendió a 2.935 mujeres embarazadas y lactantes en sus servicios de nutrición. 670 de ellas presentaron desnutrición, lo que representa el 33% de los datos recopilados durante el período del informe. 

Unicef

210

mujeres embarazadas con desnutrición recibieron tratamiento para mejorar su condición en noviembre de 2020

El organismo evaluó a 1.364 adolescentes embarazadas en servicios de nutrición preventiva y tratamiento por insuficiencia ponderal (bajo peso para su edad). 328 de ellas recibieron complementos de micronutrientes. 

La organización explicó que sus programas de atención ponen un enfoque especial en las adolescentes gestantes, debido a que son más vulnerables y requieren mayores aportes de nutrientes. 

Embarazadas con desnutrición: las cifras que revelan una dura realidad en Venezuela
Unicef aseguró que las consultas de atención prenatal disminuyeron durante la pandemia | Foto referencial

Ante la preocupante situación nutricional de este grupo, Unicef le suministró tratamiento antiparasitario a 134 adolescentes embarazadas en su segundo o tercer trimestre. También 345 recibieron asesoramiento sobre prevención de bajo peso, mejores prácticas de alimentación y lactancia materna. 

Niños vulnerables

La emergencia humanitaria compleja y la crisis económica han profundizado la pobreza, lo que trae graves consecuencias a los grupos más vulnerables de la sociedad. 

Unicef recopiló datos mediante la detección antropométrica (evaluación del tamaño, proporciones y composición del cuerpo) de 9.590 niños menores de cinco años. (4.839 niñas y 4.751 niños). 439 de esos niños fueron diagnosticados con desnutrición aguda global, de los cuales 105 presentaron desnutrición severa.

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Foto: Getty Images

Ante esta realidad, Unicef brindó servicios nutricionales preventivos y curativos a 10.195 niños menores de cinco años (5.116 niñas y 5.079 niños). En esta cifra están incluidos 111 indígenas, 5 afrodescendientes y 48 niños con discapacidad.

A finales de noviembre, 22.508 niños entre 2 y 14 años (11.549 niñas y 10.959 niños)  recibieron tratamiento antiparasitario en las instalaciones del organismo internacional. 

El hambre también acecha a los adultos mayores

El pasado 26 de octubre de 2020 se conoció el fallecimiento de Silvia y Rafael Sandoval, de 72 y 73 años de edad respectivamente, dos hermanos que fueron hallados sin vida y con signos de desnutrición crónica en su residencia en Caracas. 

En el caso de estos hermanos la edad también influye porque tienen requerimientos y necesidades distintas. A esta edad debe haber un aporte calórico, proteico y de micronutrientes constante”, explicó Marianella Herrera, médicos del Observatorio Venezolano de Salud (OVS) en una entrevista previa para El Diario.n

La especialista indicó que la deshidratación es otro factor que pudo influir en el deterioro de Silvia y Rafael. Esto debido a que las personas de esta edad son más propensas a deshidratarse rápidamente. 

Luis Francisco Cabezas, director de la Asociación Civil Convite, estima que alrededor de 800.000 adultos mayores viven solos y sin ningún tipo de apoyo familiar en Venezuela. 

Este abandono los hace vulnerables a la desnutrición. También a presentar complicaciones de salud por no ser atendidos de forma temprana.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), correspondiente al año 2020, un tercio de los hogares en Venezuela vive en inseguridad alimentaria severa. Esta condición expone a los niños, adultos y ancianos a la desnutrición y otros problemas de salud asociados. 

Uno de los aspectos particulares de la inseguridad alimentaria es que las familias no cuentan con ingresos suficientes para adquirir comida. Esto implica depender de alimentos de bajo costo y poco nutritivos.

También significa una reducción en las porciones y las ingestas diarias que a largo plazo se podrían manifestar en algún grado de desnutrición. 

Ante la falta de registros oficiales, las cifras de organismos como Unicef o las ONG venezolanas se convierten en el más claro reflejo de la emergencia humanitaria que atraviesa el país y que se recrudece en medio de la crisis económica. 

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