• Con un sueldo de jubilación de 840.000 bolívares, poco menos de 0,45 dólares según la tasa oficial del BCV, Marisol dedica esfuerzo y dedicación para tejer ropa de bebé o figuras animadas que le permitan costear gastos médicos y alimentos

La aguja y el hilo son dos herramientas que nunca pueden faltar en el hogar de Marisol Hernández. Todas las tardes acude a su silla y comienza a entrelazar hilos con distintas combinaciones y técnicas hasta finalmente formar una malla. “¿Qué haremos hoy?” se pregunta, dándole forma al tejido para intentar convertirlo en su venta del día.

Oriunda de Caracas, se graduó como Técnica Superior en Administración, pero actualmente reside en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. Además, es madre de dos hijos: el primero, es comerciante informal; y la segunda, elabora tesis para la carrera de Arquitectura, pero dada la situación del confinamiento, se encuentra desempleada.

Tejer para esta venezolana no es solo un emprendimiento que surgió en medio de una crisis económica, sino más que eso. Todo comenzó cuando tenía 9 años de edad y una amiga empezó enseñarle técnicas básicas de tejido. A los 11 años de edad, Marisol entretejía carteras, faldas para sus muñecas, y reutilizaba sandalias dañadas para darles una nueva fachada y convertirlas en unos zapatos tejidos.

“Y así poco a poco le fui agarrando el hilo a la técnica de tejer y me gustó”, dice para El Diario. Un pasatiempo que desde la infancia desarrolló, pero tiempo después abandonó para comenzar a trabajar. Marisol cuenta con con más de 25 años de experiencia laboral en un organismo público y fue jubilada a sus 59 años de edad.

Su sueldo de jubilación es de 840.000 bolívares mensuales, equivalente a poco menos 0,45 centavos de dólar, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV). Un valor que no es suficiente para costear gastos médicos ni alimentos de la Canasta Básica Alimentaria, que cerró diciembre en poco más de 204 dólares. Pese a esto, y después de meses en cuarentena, Marisol desempolvó sus hilos y comenzó a tejer, una forma de buscar ingresos a través de sus creaciones.

“No me alcanza para comprar mis medicinas”

A través del ingreso insuficiente que percibe de su jubilación, de los bonos que ocasionalmente le otorga el régimen de Maduro, de algunos encargos de su emprendimiento del tejido, y de un apoyo económico que recibe de su hijo, Marisol logra subsistir en medio de la hiperinflación del país.

Necesito generar ingresos porque lo que percibo no me da para comprar mis medicinas. Soy hipertensa y los precios de las medicinas son muy altos. El medicamento de la tensión cuesta 2 millones de bolívares ($1,09) mientras que el del colesterol está en Bs. 10,8 millones ($6)”, explicó.

A la hora de comprar víveres, Hernández señaló que los productos que puede conseguir en 840.000 bolívares quincenalmente pueden ser: dos cebollas o tres papas –y con suerte–, pero su preocupación se centra en obtener un ingreso adicional.

“O compro lo esencial para comer o compro las medicinas que están pendientes. Es frustrante porque me gustaría poder ocuparme en algo adicional, sobre todo en las mañanas, en el que pueda tener un quince y un último. No descarto que pueda salir algún trabajo en mi área administrativa, pero lamentablemente en nuestro país las oportunidades para las personas a partir de la edad que tengo, se limitan”, reveló.

u003c!u002du002d wp:paragraph u002du002du003e u003cpu003eu003ca href=u0022https://eldiario.com/2020/07/24/reclamo-jubilados-pensionados-venezuela/u0022u003eu003cstrongu003eSituación de los jubiladosu003c/strongu003eu003c/au003eu003c/pu003e u003c!u002du002d /wp:paragraph u002du002du003e

u003c!u002du002d wp:paragraph u002du002du003enu003cpu003eEl 23 de julio de 2020, la Intersectorial de Jubilados y Pensionados convocaron a una manifestación a través de las redes sociales con el objetivo de consignar un documento ante el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en el que exigen al régimen de Nicolás Maduro el cumplimiento de cinco artículos de la Constitución nacional (80, 83, 86, 89 y 91), que se refieren a los derechos que amparan a los jubilados y pensionados en el país, los cuales –según estos adultos mayores- hoy se transgreden en Venezuela.   u003c/pu003enu003c!u002du002d /wp:paragraph u002du002du003ennu003c!u002du002d wp:paragraph u002du002du003enu003cpu003eAnte esto, mediante el documento entregado al IVSS reclaman una “inversión prioritaria en el sistema de seguridad social, para garantizar a los jubilados y pensionados un sistema de salud, medicinas, y atención médico-hospitalaria acorde a los principios que garantizan el derecho a la salud, y muy especialmente en este momento donde somos las personas más vulnerables en riesgo de contagio por covid-19”.u003c/pu003enu003c!u002du002d /wp:paragraph u002du002du003e

Enfrascada en el mundo del tejido

Para Marisol su afición por el tejido no es un escenario que considere como un trabajo fijo. No obstante, el proceso para conseguir material -de vez en cuando- ha sido una ardua labor, asegura.  

“Gracias a Dios tengo una reserva de hilos guardados, pero ahorita los precios de los hilos son costosos y tengo que hacer grandes sacrificios para comprarlos”, agregó. También amistades la apoyan obsequiandole hilos para continuar con su emprendimiento.

Con sus manos construye figuras animadas, zapatos tejidos, ajuar para bebés, adornos para lápices, vestidos, gorros, collares e incluso tapabocas. Y cobra de acuerdo al tamaño y mano de obra que requieran los diseños. Por ejemplo, tejidos pequeños a $3 y los más grandes en $25.

“Me he enfrascado en continuar tejiendo desde hace 6 años a través de la técnica de Amigurumi. Una técnica japonesa que se practica muy poco aquí en Venezuela. Desde ese entonces, comencé a ponerle más atención al tejido y con este confinamiento hizo que le tomara más impulso. Y no solamente hago muñecos tejidos, sino también ropa para bebé, cualquier encargo que me pidan. Y si no me lo piden también me pongo a tejer porque es como una distracción”, explicó.

Amigurumi. O peluche tejido, es una tendencia japonesa en la que se aplican técnicas como el croché o el ganchillo, para luego rellenarse con material acrílico o algodón.

Entre el croché, y las agujas Marisol busca la manera de ocuparse y mantener esta práctica que le exige mucha concentración. Ella indica que la matemática se aplica en la técnica de tejido. Es un desafío que ella misma se pone al desempeñar trabajos más laboriosos -sobre todo con las figuras animadas-.

La historia de una emprendedora y su técnica de tejido que la ayudan a subsistir en Venezuela
Uno de los conjuntos para bebé que teje Marisol

“Eso es un aprendizaje que me marcó porque a pesar de que lo había abandonado de pequeña, cuando lo retomé el conocimiento nunca lo olvidé. Cuando volví a tejer de nuevo, comencé practicando a través de un video en inglés. No entiendo el idioma, pero con solo ver la técnica al tomar los puntos pude hacerlo. Eso me ha servido hasta los momentos aún sin tener patrones básicos. Yo de un tutorial o de una fotografía puedo sacar muñecos o diseños. Ya es un talento natural que queda con uno desde la infancia”, expresó con orgullo.

Asimismo, Hernández comenta que en un futuro le gustaría dar lecciones de su arte. “Una de las cosas que me gustaría es transmitir mis técnicas de tejido a tantas niñas que de verdad les guste y quieran conocer ese mundo de entretenimiento y a su vez de las manualidades”, concluyó.

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