- Los movimientos telúricos en el país austral toman de sorpresa a quienes habitan en él. La comunidad de venezolanos son quienes más alertas se mantienen en cada situación, mientras se siguen adaptando
Migrar no solo implica adaptarse a la cultura del país al que se llega, también asimilar las condiciones climáticas de la nación. En Chile los venezolanos lidian con los cambios de temporadas (primavera, verano, otoño e invierno). También se deben acostumbrar a los movimientos sísmicos que sacuden constantemente al país austral.
El 23 de enero de 2021 la ciudad de Santiago experimentó el temblor más fuerte del último año , según considerado por los migrantes y algunos chilenos. El epicentro fue a 14 kilómetros al este de Farellones, con una magnitud de 5.9, reseñó la Oficina Nacional de Emergencia. Sin embargo, minutos antes también se había registrado un temblor de 7.1 en la región Antártida, lo que obligó a las autoridades a emitir una alerta de evacuación en las costas de esa zona. Aunque la alerta, por error, llegó a los teléfonos de la mayoría de los ciudadanos del país, ocasionando alarma.
Varias personas consultadas por el equipo de El Diario, aseguraron que han temido en varias oportunidades que los temblores se conviertan en un terremoto.
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“Con el más reciente temí, porque antes sonó una alarma en el teléfono e intuí que algo podía pasar”, aseguró el venezolano Raúl Semprún en exclusiva para El Diario.

Semprún llegó a Chile en 2019 y a los cuatro meses de estar en el país austral vivió su primer temblor, mientras se encontraba de un edificio en la comunidad La Cisterna, en Santiago.
Aunque Semprún sabe que el país es sísmico, aseguró que no se confía.
“Nunca podré verlo como algo normal(…) Aquí hace poco más de 10 años hubo un terremoto y por confiado no sufriré consecuencias por uno que sí pueda ocurrir”, manifestó.
“Siempre estoy dormido”
Juan Carlos Davaus tiene dos años en Chile y el primer temblor que sintió fuerte fue a finales de 2019, mientras estaba trabajando.
“Simplemente vi qué hacían mis compañeros chilenos y como no hicieron nada, yo tampoco”, comentó entre risas.
Aseguró que la mayoría de los temblores él ha estado durmiendo.
“Si mi destino es morir dormido será en un sismo. Porque siempre que hay uno y estoy dormido no me levanto”, mencionó.
Davaus aseguró que en ocasiones, cuando el movimiento telúrico es largo, abre la puerta para no quedarse encerrado y coloca a la mano lo que sea importante.
“No me quedo en blanco ni pierdo la calma”, agregó.
Venezolanos precavidos ante una emergencia
Yli Bonilla y su esposo armaron un bolso con todas las cosas necesarias, ante un posible terremoto. Esta decisión la tomaron luego de que se sintiera el temblor del 23 de enero que mantuvo, por unas horas, a la sociedad en alerta.
Aseveró que en todas las situaciones siempre trata de mantener la calma y si está con su hija la toma en sus brazos.

“Increíblemente hago lo posible por mantener la calma, los temblores son muy rápidos y creo que lo mejor es no colapsar”, acotó.
Los temblores en Chile son parte de su cultura, de hecho en las celebraciones de las fechas patrias del país los ciudadanos preparan un trago a base de Pisco (aguardiente de uva), helado de piña y granadina, al que le llaman u0022terremotou0022.
Aunque sus habitantes están acostumbrados, la comunidad migrante se mantiene atenta a cualquier movimiento sísmico para evacuar y resguardarse, pues estar lejos de su familia es lo que genera en ellos más temor.