- Este 17 de febrero fue el Miércoles de Ceniza. Los feligreses acudieron a las iglesias de Caracas a cumplir con esta tradición católica, cumpliendo medidas de bioseguridad ante el covid-19
Los feligreses caraqueños no dejaron de acudir a las iglesias este Miércoles de Ceniza. El 17 de febrero los templos recibieron a los creyentes católicos entre medidas de bioseguridad ante el covid-19; lo hicieron para cumplir con la tradición.
Debido a la pandemia, en algunas iglesias de Caracas optaron por modificar la aplicación de la ceniza. Como es costumbre en esta eucaristía, el sacerdote dibuja una cruz de ceniza en la frente del feligrés; sin embargo, para reducir el contacto físico por el coronavirus, en esta ocasión en algunos templos la ceniza la aplicaron sobre la cabeza de las personas. Fue el caso de la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá, en La Florida.
Otra de las medidas que también aplicaron fue poner la ceniza en las manos de los feligreses. La idea era que ellos mismos se dibujaran la cruz en sus frentes. Esto ocurrió en la iglesia La Coromoto, en El Paraíso.
Miércoles de Ceniza sin romper normas de bioseguridad
Los caraqueños acudieron a las iglesias cumpliendo con las normas de bioseguridad ante el covid-19. En la entrada de los templos se tomó la temperatura a quienes querían ingresar y, ya adentro del recinto, debían cumplir con el distanciamiento físico. Se trata de normativas establecidas en todos los templos de Venezuela.
Todos debían usar sus tapabocas y recibir el gel antibacterial que les servían para limpiarse las manos.
En Nuestra Señora de Chiquinquirá los visitantes cumplieron con las medidas de manera estricta.
La pandemia no detiene la fe
A pesar de la pandemia por el covid-19, los caraqueños no dudaron en acudir a las iglesias para celebrar la misa de Miércoles de Ceniza, el primer día de la Cuaresma.
Cada parte de la misa se llevó a cabo siguiendo las medidas preventivas de la manera más estricta. Para tomar la hostia, el sacerdote lo que hizo fue colocarla en la mano de las personas, para que ellas mismas se la llevaran a la boca.
Los venezolanos católicos suelen cumplir con rigurosidad las tradiciones de su religión. Incluso en medio de una pandemia, acuden a los templos para celebrar sus costumbres religiosas y compartir con sus iguales un momento de cercanía con Dios.