• En Puerto Ayacucho aún se ven los billetes de los bolívares soberanos. Esta situación define el comercio local, donde los alimentos pueden costar la mitad del precio, si se pagan en efectivo

“Compro pesos, compro pesos, compro pesos”. Así vociferan hombres, mujeres y adolescentes por la avenida Orinoco de Puerto Ayacucho (Amazonas), mientras sostienen grupos de billetes soberanos. ¿Soberanos en qué? Se puede preguntar más de uno, si ya no existe autonomía en la moneda venezolana, pues el bolívar ha perdido su valor en un 95,30 %, según estudio del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF). 

La avenida Orinoco está en el centro de la capital del estado Amazonas. De punta a punta existen negocios de comida, ropa, farmacias. Unos son informales, quienes han acaparado las aceras y limitan el paso de los peatones; otros son establecimientos manejados por comerciantes árabes, chinos, colombianos y algunos venezolanos. También sobre sus calles transitan los carretilleros, quienes llevan granos, plátanos, cambures o algún otro alimento. Al paso salen además “los caminantes”, quienes van con sus bolsas de tomate, aliños compuestos, ajo. Mientras que otros, a quienes les llaman “bachaqueros”, llevan en sus morrales harina de maíz, arroz, sal, azúcar o pasta; cuando se está cerca de ellos, se les escucha murmurar: “harina a 300.000, arroz, arroz, pasta a 400.000, azúcar a 500.000 (bolívares)”. 

En la avenida se pueden ver a las personas cambiando sus pesos por soberanos en efectivo
Foto: Madelen Simó

Y allí, en plena calle, se pueden ver a las personas cambiando sus pesos por soberanos. Es una imagen surrealista, porque ver billetes de bolívares en efectivo y en esa cantidad, es algo que ya no es posible en el centro del país. Solo en zona fronteriza, donde el intercambio de la moneda es cotidiano, se logra apreciar una imagen como esta. 

Desde la primera semana de marzo, el cambio del bolívar por peso está 0,004; es decir, Bs. 250.000 equivalen a 1.000 pesos colombianos. Esto si se hace en efectivo con los cambiadores de la calle, pero si se cuenta con pesos en efectivo y se prefieren los soberanos transferidos a una cuenta bancaria, el tipo de cambio que aplican es de 0,0018; es decir que Bs. 250.000 serían 450 pesos.

Ahora, por qué las personas prefieren cambiar los pesos que les llegan de remesas desde Colombia, del trabajo que realizan en las minas, o del intercambio comercial. Porque con los soberanos en efectivo pueden comprar alimentos y hasta medicinas a mitad de precio. 

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Una realidad difícil de comprender

Jesús es un padre de familia que debió levantarse muy temprano para ir al trabajo que tiene en un mercado popular, y no tenía con qué rellenar las arepas para él y su hijo. Salió a comprar queso llanero por punto de venta y en el negocio que encontró abierto, el kilo costaba 7 millones de bolívares, pero él sabía que, si hubiese tenido efectivo, en la bodega de El colombiano, el kilo le habría costado 3 millones de bolívares o 10.000 pesos colombianos. 

De la venta en mercados populares, muchos amazonenses obtienen efectivo
Foto: Madelen Simó

Otro producto que este padre acostumbra comprar para la merienda de su hijo es el maíz para hacer cotufa, cuya bolsa de 500 gramos puede valer Bs. 750.000 en efectivo, mientras que si se cancela en punto de venta el valor es de Bs. 1.500.000. 

Jesús es de las personas que con su puesto de ventas de verduras y otros productos locales, logra obtener efectivo tanto en bolívares como en pesos, para así luego comprar lo que necesita en su hogar a un menor costo. 

En otras zonas del país la posibilidad de conseguir billetes en físico para alguna transacción es una “misión imposible”. Las personas retiran de los bancos 400.000 bolívares en efectivo (0,21 centavos de dólar, según la tasa del Banco Central de Venezuela del 17 de marzo), lo que escasamente les sirve para pagar el pasaje urbano. Sin embargo, la digitalización promovida por el gobierno de Nicolás Maduro, es una situación normal en el centro del país, en donde hasta los mercados populares cuentan con su punto de venta o pago móvil, los productos se pueden cancelar sin que exista ninguna diferencia en el precio si el pago se hace en efectivo.

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En el centro de Puerto Ayacucho, se exhiben los carteles para comprar pesos
Foto: Madelen Simó

A mitad de precio

En los comercios constituidos de manera formal, se pueden realizar pagos electrónicos por punto o biopago. Muchos de los precios que allí figuran, pareciera que se establecen según el cambio que arroja el dólar en el mercado venezolano, debido a que los cálculos de los precios no concuerdan ni siquiera con la tasa más baja que se puede tener del peso por transacción electrónica, que es de 0,0018. 

Una harina de maíz, de marca reconocida, oscila entre los Bs. 1.900.000 y Bs. 2.300.000, si se paga con tarjeta bancaria, mientras que la harina de mayor precio puede costar 3.500 pesos, que a la tasa de cambio en efectivo de 0,0040 son Bs. 875.000 y a la tasa de cambio por transferencia de 0,0018 son 1.944.444 bolívares. 

La azúcar cancelada por punto, puede tener un valor de Bs. 1.750.000 a Bs. 1.900.000, dependiendo de la marca. Si se paga con pesos en efectivo el valor varía entre 2.800 pesos a 3.500 pesos; es decir, entre Bs. 700.000 y Bs. 875.000. 

Un rollo de papel higiénico, de marca colombiana, cuesta por punto Bs. 1.100.000, mientras que su valor en efectivo es de 2.000 pesos o Bs. 500.000. Y así va ocurriendo con otros productos de cuidado personal. 

En estos locales comerciales también existen diferencias de precios entre ellos, y esas pequeñas ofertas son las que van buscando los consumidores como la señora Amanda. La diferencia puede ser entre 100.000 y 500.000 bolívares, y eso es mucho para ella, quien busca estirar el dinero de su quincena como personal de limpieza de una escuela local, así como de los bonos que recibe a través del sistema patria. Cuando eso sucede es que se notan más personas comprando de manera electrónica, pues la mayoría prefiere comprar en efectivo, bien sea en soberanos o en pesos, porque les sale más barato. 

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Pero, ¿cómo hacen los amazonenses para obtener dinero en efectivo? “Se las ingenian”, respondió Amanda, quien tiene una tía que vende la lotería de “Los animalitos”, una prima que vende helados caseros en su casa para comprar los pañales de su bebé, y una vecina que vende pan en la acera frente a su casa, también para conseguir los soberanos o pesos en efectivo. 

El dinero viene de “Los animalitos”  

La lotería “Los animalitos” es una forma de subsistencia que tienen los amazonenses desde hace muchos años y que, en esta época de devaluación de la moneda venezolana, ahora se vende en pesos. Claro que también puede ser en soberanos, pero siempre en efectivo. 

Entre billetes de 20.000 y 50.000 bolívares se mueven los amazonenses
Foto: Madelen Simó

Los vendedores de esta lotería van por las calles de Puerto Ayacucho ofreciendo un número que figura en una hoja de papel llamada “dupleta”, la mayoría son conocidos y ya tienen sus clientes que confían en ellos, pues es un modo rudimentario de negocio. Los jugadores compran uno de los 31 números que figuran en la dupleta, los cuales están identificados con algún animal; por ejemplo, el número 1 es el carnero y el 2 es el toro. La lotería se lanza a la 1:00 pm. en un punto establecido en el centro de la ciudad, con un bingo que solo tiene 31 bolitas. 

Son estos vendedores quienes siempre tienen efectivo. En algunos casos venden el número a Bs. 100.000 para un premio de Bs. 2.000.000, o de 1.000 pesos para un premio de 20.000 pesos. Y claro, el ganador del premio también obtiene el efectivo.  

Las ventas desde casa

Otra modalidad que han encontrado los amazonenses es la venta al menudeo de productos que colocan en pequeñas mesas al frente de su casa. Allí figuran las famosas “tetas” de azúcar, café, sal y hasta aceite, también tienen galletas y otras golosinas, huevos al detal, sobres de jugos artificiales, bolsas de medio kilo de un producto muy local como el mañoco (harina de yuca). Todo lo ofrecen en soberanos o pesos, pero en efectivo. 

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Una chupeta, por ejemplo, la venden en 100.000 bolívares o 400 pesos, una “teta” de aceite en Bs. 250.000 o 1.000 pesos, un huevo al detal en Bs. 130.000 o 150.000.

También están otras personas como la señora Ana, quien todas las noches se sienta frente a su casa con una caja de pan canilla, cuya unidad tiene un valor de Bs. 150.000, cuando una panadería el más económico se consigue en Bs. 300.000 pagando por punto de venta. Esta es otra manera que ha encontrado la señora Ana para obtener sus ingresos en efectivo, los cuales luego utiliza para hacer las compras para su hogar, a menor precio.

Por su parte, Estela es una madre trabajadora que vende helados caseros de mango o cambur a Bs. 150.000. Ella lo hace sobre todo para obtener el efectivo que luego utiliza para comprar los pañales de su hijo de un año de edad, pues cada pañal tiene un valor que oscila entre Bs. 180.000 y 200.000 si se cancela en efectivo, mientras que por punto puede costar Bs. 400.000. 

Así es como el sur del país muestra otra cara de la economía venezolana en medio de una escasez de efectivo en otras regiones, una devaluación de la moneda nacional, el refugio de los venezolanos en el dólar pese al control de cambio vigente desde el año 2003, y una inflación acumulada de 3.713 % en 2020, de acuerdo a los estudios del Observatorio Venezolano de Finanzas. En definitiva, en Amazonas, la frontera define otras reglas del juego.  

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