• José Ramón Silva tiene un año exclusivamente trabajando para ayudar a los pacientes que llegan a la clínica con síntomas graves por la enfermedad. Desde que inició la pandemia, sus esfuerzos por salvar vidas no ha cesado

El trabajo en las clínicas y hospitales no ha parado en ningún minuto desde que se confirmó el primer caso de covid-19 en Chile. Los médicos y enfermeros caminan con rapidez por los pasillos de los centros asistenciales no solo para atender un paciente, sino para estar atentos de la salud de más de 80 personas que llegan en diferentes condiciones, unas más graves que otras, por consecuencia del virus. 

En ese ajetreo, pero en la clínica Red Salud de Santiago, se puede encontrar al médico venezolano José Ramón Silva Figueroa, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con especialidad en enfermedades respiratorias.

Silva llegó a Chile en noviembre de 2016 luego de culminar su etapa como presidente de la Sociedad Venezolana de Neumonología y Cirugía de Tórax, cargo que asumió desde 2013. Pero la decisión de migrar estuvo sujeta a diferentes factores que causaron frustración en él.

En el año 2014 hicimos un congreso en la Sociedad Venezolana de Neumonología, pero en el 2015 no lo pudimos hacer y el 2016 tampoco, además de eso, las frustraciones que se iban acumulando de los pacientes que te llamaban porque no encontraban las medicinas. En esa época el costo de las consultas eran en bolívares, entonces las personas no paraban de quejarse de que las consultas subían de precios, como si no hubiera hiperinflación (…) Los avances médicos estaban cada vez más lejos de uno y por supuesto la situaciones de inseguridad. Gracias a Dios nunca tuve un evento de robo, pero cada vez estabas más encerrado en tu propia casa, no podías salir de noche porque en Caracas tenías miedo”, relató en entrevista exclusiva para El Diario.

Silva, decidido en hallar una mejor calidad de vida y profesional, llegó en 2016 al Hospital Regional de Rancagua en donde su amigo era el jefe de medicina. Para ese año la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Salud en Chile le otorgó un permiso para que pudieran trabajar en el hospital, lo que ayudó al doctor venezolano a poder ejercer su profesión en el país austral, sin aún haber realizado el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom), que ahora es obligatorio.

El reto de un médico venezolano que en primera fila contra el covid-19 en Chile
José Ramón Silva, médico venezolano en Chile

Crecimiento profesional y un reto

La ambición por siempre crecer en su carrera no cesó en Silva. En 2018 decidió radicarse en la ciudad de Santiago, capital de Chile, en donde comenzó a trabajar como médico broncopulmonar en el Centros de Referencia Secundaria (CRS), Hospital Cordillera ubicado en el municipio de Puente Alto.

“Pero ahí no era lo mismo que estar en un hospital y en lo que me ofrecieron la posibilidad de trabajar en el Hospital del Carmen de la comunidad de Maipú, me fui para allá. También hice una suplencia en el Hospital de La Florida, hice el examen de mi especialidad que culminé en 2020 y luego empecé a trabajar en la clínica Red Salud de Santiago”, contó.

Pero en ese año, además de recibirlo con logros en su carrera, también le presentó su mayor reto que era empezar a tratar a pacientes que llegaban contagiados con covid-19.

Desde marzo de 2020, el trabajo lo ha ocupado al 100% sus horas laborales. Su rutina en los centros de salud se convirtieron en un constante “corre corre” para poder tratar a los pacientes que ingresan a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) por presentar consecuencias graves a raíz del virus.

“Trabajo en el mismo orden de horas, de lunes a viernes 11 horas, y los sábados de 8:00 am hasta las 2:00 pm. Pero a medida que ha ido avanzando la pandemia ha habido más carga, hay menos tiempo de relajarse de un caso a otro”, acotó.  

El reto de un médico venezolano que combate el covid-19 en Chile
José Ramón Silva junto a parte del equipo médico

Recordó que cuando empezaron a conocer los primeros contagios en Chile, le impactó la manera en que las demás enfermedades respiratorias habían desaparecido.

Uno comenzó a recibir las noticias de lo que estaba pasando en China y nos dimos cuenta de que el primer el caso que llegó por viaje al exterior, dos médicos uno que estaba en luna miel en el Pacífico, y el otro fue una doctora que había llegado de Europa. Pero lo que más me llamó la atención fue la desaparición de todas las otras infecciones respiratorias, desaparecieron los resfriados comunes, las bronquitis (…) todos los casos eran covid”, comentó.

Reconoció, además, la agilidad con la que el Estado chileno reaccionó luego al registrar los primeros casos de covid-19 al aumentar la disponibilidad de instrumentos para realizar las pruebas PCR en los centros de salud y, de este modo, detectar el mayor número de personas contagiadas.

“Inicialmente los exámenes solo se hacían en el Instinto de Salud Pública y ahora hay más lugares donde hacen los exámenes. Recuerdo que había algunas veces esperar tres días para hacer las pruebas, pero rápidamente empezó a ser posible hacer muchos exámenes”, explicó.

Un miedo constante y un caso que lo marcó

Estar luchando en la primera línea contra el covid-19 no ha sido una tarea fácil para ningún trabajador de la salud. Silva reconoció que al comienzo hubo mucho al contagio, un sentimiento que sigue presente.

“Uno llegaba a su casa y se metía a bañar directo, pero poco a poco nos empezamos a dar cuenta que esta es una enfermedad que se transmite por el aire y en la proximidad de la gente. Entonces, no es que uno llegue ahora y se acueste con la ropa con la que trabajó en el hospital, pero le hemos bajado un poco a la paranoia de llegar desnudarse y dejar la ropa en la entrada, directo a bañarse. Nos hemos ido dando cuenta qué contagia y qué no”, dijo desde su punto de vista.

Cada minuto en un hospital o clínica llega un nuevo paciente, pero ha habido casos en específico que a muchos médicos los terminan marcando. El doctor Silva es lejano a esta situación, recordó en 2020 cuando debió tratar a una familia completa con un trágico final.

“Los niños se quedaron si sus dos padres y su abuelo, solo sobrevivió la abuela (…) fue la destrucción de esa familia”, dijo con melancolía el especialista. Recalcó que el virus tiene un impacto social por la gran cantidad de personas que se han contagiado.

Coronavirus que se detectaron antes del covid-19

En el año 2002 se conoció por primera vez sobre un grupo de personas que presentaban una “neumonía atípica” al sur de China. Al pasar los días, más personas empezaron a presentar los síntomas y la enfermedad comenzó a propagarse debido a los viajes.nnDe acuerdo con la información publicada en el diario La Tercera, para ese momento, los científicos identificaron al virus del tipo corona (SARS-COV), lo que provocaba la enfermedad a la que denominaron Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que al igual que el actual SARS-COV-2, tiene origen animal, específicamente en murciélagos del género Rhinolophuso.nnDe acuerdo con estudios, el virus se propagó desde los mamíferos a gatos de civeta para luego transmitirse en los humanos Y dejó 916 personas fallecidas.nnPosteriormente, en 2012, se identificó el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) en Arabia Saudita, transmitida desde los camellos a los humanos.nnSegún cifras de la OMS, se confirmaron hasta 2020 2.519 casos en 27 países, con una tasa de mortalidad de 34,3%, superando de esta manera al SARS y al covid-19.n

Contagio con síntomas leves

Mientras cumplía con sus labores, Silva se contagió de covid-19 por la cercanía con un compañero de trabajo. Sin embargo, sus síntomas fueron leves.

“Me contagié en el hospital de un colega. Uno cuando va a atender a un paciente se pone toda su protección, pero de repente te vas a tomar un café con un colega y te quitas la mascarilla. Gracias a Dios tuve un covid leve, prácticamente asintomático y no tuve mayores problemas”, resaltó.

Pero la suerte de Silva no fue la misma del compañero que le propuso que se viniera a Chile. Su compañero presentó complicaciones lo que generó que se mantuviera bajo oxígeno. Afortunadamente logró superar la enfermedad.

“Tener a un compañero enfermo hace que uno se preocupe. Eso lo más cercano que me ha tocado en personal la enfermedad”, dijo.

Un rebrote, pero mayor experiencia

Chile ha sido el único país en Latinoamérica en tener éxito en las vacunaciones, debido a la manera en que el Ministerio de Salud ha organizado el proceso. Pero, pese a ello, el país suramericano ha tenido una importante alza en los contagios durante el mes de marzo y abril, superando los 8.000 casos diarios, cifras que no se veían el año pasado.

Ante esta situación, el especialista venezolano presume que este aumento se deba a tres factores importantes: dar permisos de vacaciones, exceso de confianza en las vacunas y la necesidad de las personas en salir a trabajar por no contar con dinero para cubrir sus gastos.

Por un lado fue inadecuado lo de dar permisos de vacaciones. Vi cantidad de casos que se infectaron en las vacaciones; exceso de confianza en las vacunas, es decir, había persona que se ponían una dosis se iba a la playa, luego regresaban infectadas. La gente como que no entendió bien que la vacuna no da protección de inmediato, sino a las dos semanas de la segunda dosis; y una tercera cosa que me hacía notar es que hay más gente que está sin dinero. Aunque han habido ayudas económicas, hay gente que prácticamente tiene un año sin trabajar. Es fácil decirle a alguien ‘quédate en casa’ cuando tiene para pagar las cuentas que decirle a alguien ‘quédate en casa’ cuando no tiene dinero”, enfatizó.

Pese al gran número de casos que se están viendo en el país, el doctor Silva afirmó que los trabajadores de la salud están más preparados para enfrentar la enfermedad, en comparación al año pasado, logrando que además se bajen los niveles de ansiedad de los trabajadores.

“Al estar familiarizado con la enfermedad, te baja un poco la ansiedad, a pesar de que haya muchos casos. Por otra parte, tenemos la esperanza de que la vacuna termine de resolver en unos dos o tres meses”, aseveró.

Su conexión con Venezuela

Silva tiene cuatro años fuera del país que lo vio nacer, crecer y convertirse en un profesional, pero la distancia no ha sido un límite para mantenerse conectado con sus raíces. Aún mantiene familiares en Venezuela, como su hija mayor, quienes lo mantienen informado de la situación del país con respecto a la propagación del virus.

“En casa de una prima en Venezuela todos están enfermos. Afortunadamente con síntomas bastante leves”, comentó.

El especialista ha seguido muy de cerca la situación del país. Advierte que no se están haciendo los protocolos correspondientes, como de hacer una prueba PCR para detectar el virus de manera eficaz.

“Hay una cosa importante sobre Venezuela: si no le haces al paciente el examen correcto no vas a tener el diagnóstico correcto. En Venezuela solo hacía PCR el Instituto Nacional de Higiene con una capacidad de 200 pruebas al día en comparación con las 24.000 pruebas diarias que se hacen en Chile. Entonces, se hacían pruebas rápidas que no daban positivas hasta que el paciente tiene por lo menos 8 o 10 días enfermos”, dijo.

Su preocupación por lo que ocurre en Venezuela es evidente. Reconoció que en el país las personas tienen miedo a que al ser diagnosticados sean separados de sus familias y los envíen a hacer cuarentena en lugar en donde no cuentan con alimentación.

“Hay mucha gente pasando sus síntomas en casa y que no están siendo contabilizadas. Hay incertidumbre de no saber qué hacer, a quién acudir, qué examen hacer (…) es diferente a los recursos que se puede tener en Chile. Por ejemplo, una paciente me llamó y me dijo que estaba saturando al 80%, le dije que debía ir a un servicio de urgencia y que llamara a ChileAtiende para que le enviaran una ambulancia y así no tomaba un taxi. En un par de horas ya la estaban ingresando en un hospital. Eso contrasta intensamente con la situación en Venezuela”, recalcó.

Mientras la pandemia sigue, Silva se despierta temprano para ver las noticias, hacer el desayuno, bañarse y luego irse a cumplir sus 11 horas de trabajo los días que le toca en el hospital y los otros días en la clínica, pero sin perder la esperanza de que los casos disminuirán.

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