• Autoridades corroboraron las condiciones análogas a la esclavitud que vivieron 22 migrantes venezolanos y un haitiano en Brasil mientras trabajaban para la empresa trasportista Sider. Foto: Sider

Las mayores empresas cerveceras del mundo, Ambev y Heineken, fueron imputadas por su relación con la contratista Sider. Esta última, tercerizada, mantenía trabajando a 23 migrantes (22 venezolanos y un haitiano) en condiciones inhumanas. Las responsabilidades no solo caen sobre ella sino también sobre los grupos cerveceros.

Durante un operativo del Programa de Erradicación del Trabajo Esclavo, realizado en horas de la noche en la ciudad de Sao Paulo (Brasil), el 3 de marzo de 2021, rescataron a los migrantes de una de las sedes de la empresa de transporte Sider en los municipios Limeira y Jacareí. En el procedimiento confirmaron las precariedades laborales de los migrantes, según reseñó el diario El País.

Los conductores que trabajan para la empresa de transporte, contratada por las multinacionales cerveceras Ambev y Heineken, estuvieron durante meses viviendo en las cabinas de los camiones que se encontraban en las sedes. Allí solo se les permitía dormir y no se cumplían las normas de salud e higiene.

Trabajaban todos los días. En sus espacios no tenían acceso a agua potable y tampoco descansos entre los viajes que realizaban. Luego de las jornadas al volante, escapaban durante la noche para ver a sus familias.

A quienes se quejaban por los malos tratos o las condiciones, los supervisores los invitaban, de manera despectiva, a regresar a sus países.

Para una comunidad como la venezolana, golpeada por la crisis y la distancia de la familia y los amigos, las condiciones laborales con las que se encuentran dificultan su integración a una vida en condiciones de dignidad y bienestar.

Los detalles del caso

Durante el operativo, que forma parte de un programa del Ministerio de Economía de Brasil que lucha contra el trabajo esclavo, los inspectores corroboraron las tesis de condiciones análogas a la esclavitud. Sider, transportadora tercerizada, contrataba directamente a los trabajadores.

La empresa ahora debe responder no solo con su defensa ante los tribunales, sino también con el pago por daños morales a los trabajadores migrantes de 657.270 reales, equivalentes a 125.000 dólares. También son responsables de mantener a los contratistas esclavizados.

En el informe de la comisión, que estuvo presente en esa madrugada, se estableció que las cervecerías Ambev y Heineken, involucradas con la empresa de transporte, actuaron con “ceguera deliberada al ignorar la debida verificación del cumplimiento” de las leyes, con el objetivo de beneficiarse “en detrimento de las normas de protección laboral”.

El Grupo Heineken falló al elegir contratar a Sider como proveedor de servicios de transporte, al no inspeccionar ni exigir que la contratada cumpliera con la legislación laboral y, por último, al no garantizar directamente las condiciones de higiene, salud y seguridad de los trabajadores rescatados”, detalla el documento.

Lívia dos Santos Ferreira, inspectora de trabajo brasileña, relató a El País que “la Ley de Subcontratación les obliga a garantizar las condiciones de salud y seguridad de quienes les prestan servicios”.

“La extenuante jornada laboral y las condiciones degradantes por no tener alojamiento, por ejemplo, son condiciones que debía haber controlado el contratista (Ambev y Heineken)”, agregó.

La postura de las empresas

El Grupo Heineken se enteró del hecho a través de la Superintendencia Regional del Trabajo y se mostró dispuesto a colaborar con el proceso contra Sider. Según la multinacional, los proveedores firman un código de conducta con el que se comprometen a cumplir la legislación laboral y relativa a los derechos humanos.

Por su parte, la empresa Ambev ofreció alojo en un hotel y se les brindó apoyo a los trabajadores afectados. Así, ambas empresas colaborarán para ofrecer el pago de las indemnizaciones laborales y se les permitirá a los afectados volver a su lugar de origen, o si lo deciden, llevar a su familia a Brasil.

“El resultado de las condiciones ha sido un aumento del número de accidentes de trabajo y, sobre todo, de enfermedades profesionales, que incluso han provocado muertes y suicidios relacionados con el trabajo”, relata el informe de los auditores.

Así, los hechos son “un abuso a la vulnerabilidad del trabajador inmigrante”, sentencia el documento de la investigación a Sider sobre el caso de migrantes esclavos en sus sedes.

No es la primera vez que ocurren hechos relacionados al trabajo esclavo. En 2011, el Ministerio del Trabajo en Brasil emitió 52 actas de infracción contra dos talleres de la empresa textil AHA que proveía ropa a la empresa española Zara. La mano de obra en los talleres estaba también en “condiciones de esclavitud”.

Legislación brasileña e internacional protege al trabajador migrante

A pesar de que un trabajador esté en condición irregular en un país fuera a su lugar de origen, a este se le deben garantizar los derechos básicos y derechos humanos relativos, establecidos en la legislación nacional e internacional. Así como también se deben respetar los tratos de los distintos convenios con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Brasil, en conjunto con la OIT, ha intentado erradicar el trabajo forzoso desde la década de los noventa. La Comisión Nacional de Trabajo Esclavo y el programa que llevó a cabo la operación de rescate reciente se crearon en 2003 y forman parte de estos esfuerzos.

Según la legislación brasileña, el descanso que le correspondía a los migrantes debió ser de 11 horas una vez terminado un viaje de trabajo. También, las multinacionales Ambev y Heineken debieron encargarse de supervisar el cumplimiento de los derechos laborales de las empresas contratistas asociadas.

Los venezolanos y el haitiano afectados ganaban entre 1.900 y 4.000 reales al mes, el equivalente a 360 y 750 dólares, respectivamente. El salario mínimo en Brasil es de 1.100 reales, unos 210 dólares. Los trabajadores solo accedían al monto máximo si se sometían a condiciones inhumanas. Sider les ofrecía vender sus días libres; algo que tampoco es legal.

Además, se les cobraba el uso de la ropa y calzado de trabajo, el permiso nacional de conducir y se les impuso tasas extras, gastos que disminuían considerablemente sus ingresos finales. Los errores durante los viajes, como averías en los camiones, eran descontados de los sueldos.

Sin embargo, al tener la necesidad de generar ingresos para costear su vida y la de sus cercanos, los camioneros aceptaron las largas horas de trabajo.

La migración venezolana en estatus irregular que por tierra o cielo llega a Brasil se ve obligada a trabajar el doble en condiciones que no le favorecen, siendo contratados por empresas o personas que los denigran por su condición de migrante, en muchos casos, ilegal.

Venezolanos transitan entre desigualdades

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que los migrantes en el mundo ganan un 13% menos que los nacionales, alcanzando una diferencia de hasta el 42%.

La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, manejada por Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), estima que, hasta este mes de mayo de 2021, 5.643.665 venezolanos se encuentran en condición de refugiados o en espera de asilo en distintos países.

El éxodo venezolano es el mayor en la historia reciente de América Latina y el Caribe. Un estudio publicado en marzo por el Banco Mundial (BM) y Acnur estima que en Brasil hay alrededor de 260.000 venezolanos.

De esta cifra, 47.000 residen en condición de refugiados, 145.000 han recibido visas de residencia temporal y casi 96.000 esperan la aprobación de trámites para la solicitud de asilo.

Aun teniendo el mismo nivel educativo o experiencia profesional, los venezolanos tienen 64% menos probabilidades de obtener empleo a comparación de los ciudadanos nacionales. Solo 12% de la población en edad productiva tiene un trabajo formal.

Gracias al trabajo de Acnur, el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela en 2021 espera atender la situación no solo relacionada a las condiciones laborales, sino a las de salud y estatus migratorio, con la colaboración de alrededor de 159 organizaciones de la región.

Hasta el mes de octubre de 2020, Brasil se posiciona como el sexto país del continente con más venezolanos. Por ser un país que comparte fronteras con Venezuela, es una de las opciones más buscadas, luego de Colombia, para migrar. A medida que la cifra de migrantes venezolanos aumenta, la brecha de desigualdades laborales también.

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