• Las fallas en la distribución de combustible en Amazonas, donde se pasa una semana sin el suministro y donde existe una sola estación de servicio internacional, ha hecho que la venta ilícita de gasolina siga siendo rentable 

Son las 12:00 pm de un martes de junio. Un hombre de sombrero de ala grande está parado cerca de un poste, espera a sus clientes y ofrece su servicio con una señal que lo identifica. Pone el pulgar de su mano hacia abajo, como indicando que puede suministrar un líquido. Se trata de gasolina, a la que llaman “bachaqueada”, que se vende por litro en envases reciclados de algún licor o refresco en Amazonas. Su valor es de 5.000 pesos colombianos el litro, el equivalente a 1,4 de dólar; casi el triple del precio que se comercializa en las estaciones  internacionales de combustible.

La mayoría de los clientes que llegan esta tarde son motorizados, quienes adquieren el litro y rápidamente lo suministran en el tanque de su vehículo. Mientras, el vendedor guarda su producto en un morral y va sacando cada botella a medida que las necesita. Se le ve cruzando la calle para recargar lo que lleva en su bolso.  

También hay mujeres en el grupo de estos vendedores. Esa tarde una muchacha de camisa de flores suministró gasolina a varios motorizados. Uno que otro de los clientes le daba vueltas a la botella, como evidenciando que no fuese un fraude de gasolina; otros se la llevaban a la nariz para olerla. 

Gasolina en Amazonas.
Motorizados son los mayores clientes de la gasolina ‘bachaqueada’ | Foto: Madelen Simó

Otra joven, bien delgada, se le observa subir a un carro azul con su bolso de tela suave, en el cual lleva la gasolina que va a vender. Unos metros más adelante se baja del vehículo con el bolso vacío.

Todas estas escenas buscan hacerse sin tanta exposición. Escondiendo algo que, en definitiva, es “un secreto a voces”. Ocurre a la luz del día, en plena avenida Orinoco de Puerto Ayacucho, en la parada de transporte público que está ubicada en el mercado popular Alí Primera. 

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Las fallas en la distribución del combustible en la zona sur de Venezuela, en donde se puede pasar hasta una semana sin el suministro de gasolina o gasoil, y donde el límite del llenado para carros es de 20 litros y para motos de 6 litros, han potenciado un negocio ilícito del que viven muchos pobladores de Amazonas.

Complicidad militar 

Uno de estos vendedores de gasolina “bachaqueada”, a quien llamaremos Julio para preservar su identidad, afirmó que parte de la gasolina que ellos revenden la proveen los propios oficiales militares y la otra parte la traen de Colombia.

Son los mismos de la Guardia Nacional que vienen y venden la gasolina a nosotros los bachaqueros a un precio de 3.000 pesos o 3.500. Cada persona le va ganando a cada litro 1.500 pesos”, reveló para El Diario.

Julio agregó que la ganancia en todo el día puede ser de 50.000 o 60.000 pesos colombianos, entre 14 y 17 dólares. Esto se traduce a una venta de gasolina “bachaqueada” de más de 30 o 40 litros diarios. “Y la gente prefiere venderlo en pesos, porque la plata venezolana no vale nada. Con 2.000 o 3.000 pesos se compra un kilo de arroz, pero en bolívares tienes que tener casi cuatro millones para comprarlo”.

Precisamente, en un operativo para disminuir esa venta ilícita, la semana del 21 al 25 de junio hubo un altercado entre oficiales militares y vendedores de gasolina. Según indicó una de las señoras que labora en el mercado de venta popular Alí Primera, ese día llegaron efectivos de la Guardia Nacional de sorpresa y trataron de manera muy brusca a los llamados bachaqueros, a quienes les encontraron gasolina y se la quitaron. 

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“Ojalá usted hubiese estado aquí para que tomara fotos. A las muchachas las agarraron por el pelo y las arrastraron. Nosotros tuvimos que interceder y les dijimos que no las trataran así, que esa gasolina se las vendían los mismos de la Guardia Nacional”, sostuvo.

Ante esta afirmación de la comunidad, los funcionarios respondieron. “Uno de ellos, quien parecía ser de alto rango, dijo que si algún oficial era cómplice de esta venta, el deber de ellos (los vendedores ) era denunciarlo”. 

Pero Julio aseguró que “con los militares nadie se puede meter”. Además, que este tipo de negocios surge por la misma situación económica que tiene Venezuela.

La venta de gasolina en la calle es por la necesidad que está viviendo el pueblo, la comunidad. De repente los funcionarios que hacen los operativos creen que estamos en la calle porque queremos, pero no, es por la situación que se está viviendo en el país. El salario no alcanza, los trabajadores no tienen un sueldo digno. Acá hay trabajadores de Educación, de la gobernación, funcionarios de la Policía; estamos buscando una posibilidad de sustento para nuestras familias”, detalló.

Al sur del país la distribución es otra 

“En Puerto Ayacucho solo surten 20 litros, eso ya está automatizado. Acá no se cubre el cupo de los 120 litros de gasolina mensuales”, señaló Eduardo Gómez, un ciudadano que el martes 29 de junio hacía su cola para surtir su carro en la estación Atures. 

El suministro de gasolina en Amazonas es por un solo número del terminal de la placa del vehículo y no dos números, como lo estableció la Administración de Nicolás Maduro. De esta manera, los conductores deben esperar 15 días para volver a surtirse; sin embargo, esto tampoco ocurre, porque en el sur del país se puede pasar hasta una semana sin que llegue la gasolina, bien sea subsidiada o internacional. 

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Eso fue lo que le ocurrió a Gómez. “Acá el sistema de venta de gasolina es de una placa por día. Hoy (29 de junio) le correspondió a la placa 0, el jueves (1º de julio) le toca a la placa 1 en las tres bombas. Una es para los motorizados y transporte público, y las otras dos son de carros particulares, y una de esas dos es dolarizada. Si no hay retraso en el despacho, se surte gasolina solo dos veces al mes, pero teníamos como ocho días esperando por una gandola y la placa cero tenía como 10 días sin poder echar gasolina”.

Debido a esta situación, las personas usan poco su carro. Algunos caminan, otros han recurrido al uso de la bicicleta, y quienes dependen más del vehículo para realizar sus labores se ven obligados a comprar la gasolina “bachaqueada”.

Suministro de gasolina en Amazonas
Cola de los vehículos para surtir gasolina | Foto: Madelen Simó

Estas fallas en la distribución del combustible son, de alguna manera, lo que asegura la venta de la gasolina ”bachaqueada” en Amazonas; incluso es lo que determina su valor. Mientras más días pasan sin el suministro, mayor es el precio. “Cuando pasamos tantos días sin que llegue la gandola, la gasolina contrabandeada sube de precio; cuando hay gasolina se consigue a 5.000 pesos, pero cuando dura 10 días sin llegar,  el litro se vende en 7.000 pesos”, señaló Gómez.

En un conteo de la información sobre la distribución de gasolina que divulga Combustibles Amazonas, institución encargada del suministro en el estado, se pudo evidenciar que esta región pasó siete días sin recibir combustible de ningún tipo. Ni subsidiado ni internacional. Eso ocurrió del 22 al 28 de junio, situación que se ha repetido en varias oportunidades desde que comenzó el sistema de despacho impuesto por la Administración de Maduro.

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Combustibles Amazonas
Captura del sistema de distribución en Amazonas | Foto: Madelen Simó

Fue el martes 29 de junio, después de una semana sin suministro, cuando llegó la gasolina. Los ciudadanos pudieron surtir sus vehículos de la siguiente manera: Estación Atures (placa 0), Estación Cataniapo (motos placas 3 y 4, transporte público), Estación Ayacucho (vehículos sedan y camionetas, placa 9, camiones placa 9, y motos placa 3).

Suministro de gasolina en Amazonas
Pesos y dólares se reciben en la estación de servicio internacional Ayacucho | Foto: Madelen Simó

La que viene de Colombia 

Ante la inestable distribución de gasolina en Venezuela, los proveedores de los revendedores la buscan en Colombia. De allí pueden traer de cinco o seis tambores diarios, según indicó Julio, el revendedor de gasolina.

“Cada tambor tiene unos 200 litros de gasolina, igual que el de gasoil”, precisó. Agregó que los pobladores se preguntan por qué no hay gasolina en Amazonas, a lo que él respondió: “Son los mismos funcionarios los que tienen la gasolina. Venden la que tienen en Venezuela, y quienes tienen contactos en Colombia, van y la compran allá, para luego venderla acá”.

Y como todo es cuestión de ingenio, los revendedores se han encontrado con clientes de todo tipo. Los que prefieren la gasolina venezolana y los que se inclinan por la colombiana. Por eso, algunas veces los revendedores ligan los dos tipos de gasolina para garantizar su venta.

Entre el tiempo que se tarda en llegar una gandola de gasolina hasta el Amazonas venezolano, y el presunto beneficio de las autoridades militares en el sur del país, la comunidad sigue buscando su modo de sobrevivir. Quieren sortear las carencias en la calidad de vida del venezolano.

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