• El equipo de El Diario conversó con el artista para conocer su postura ante la restauración errónea de su obra. Además, el testimonio de la restauradora y experta en conservación, Melida Mago, es un referente para el entender el verdadero tratamiento de una obra de arte en un espacio público. Foto: José Daniel Ramos 

Caracas es una ciudad caracterizada por sus caminerías enmarcadas en el cinetismo o las obras, de distintas corrientes artísticas, que conectan a los ciudadanos con su identidad. El transcurrir de los años, y sobre todo de las dificultades, ha permeado una relación, por lo menos, conflictiva de los habitantes con el arte urbano que aparece en el día a día. En este momento, el artista Jorge Blanco, autor de la obra “Maratón” ubicada en la avenida Boyacá, habló sobre la “restauración” equivocada de la escultura. 

La obra que se instaló en 1997 en la Cota Mil fue vandalizada durante el transcurso de los años, pero, quizás, era una situación incontrolable. El peor caso vino desde algún ente público, no sabría decir cuál, que pintó la obra de colores absurdos, que no eran parte de la obra. Una fue pintada de amarillo, otra de azul y otra de rojo. Para mí esto es un disparate. Nadie me informó sobre esas refacciones y lo hicieron como si pintarán la pared de una calle”, denunció Jorge Blanco en exclusiva con El Diario.

En este caso, como en muchos otros en la ciudad, ocurre un desconocimiento de los procesos necesarios para la restauración correcta de una obra de arte en el espacio público. Porque, más allá de las circunstancias específicas de la zona, de la ciudadanía, del clima y el mantenimiento, existe una refacción errónea, sin aprobación del artista y, sobre todo, que atenta directamente a la identidad de la escultura y su lugar en la ciudad. 

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Jorge Blanco, como autor, no reclama la pertenencia de la obra, porque, desde su perspectiva, es un “patrimonio de todos los ciudadanos”. La preocupación impera, sobre todo, en el desconocimiento de las autoridades al momento de dirigirse a una obra de arte que desde hace más de 20 años es un signo indiscutible de lo caraqueño. 

“Maratón” de Jorge Blanco: el caso de una mala restauración en una obra de arte
Foto: Jorge Blanco

Esto mismo ocurrió en la obra de Francisco Narváez “Estela de seis volúmenes”, ubicada en la urbanización El Cafetal, estado Miranda, donde los vecinos denunciaron la modificación de la escultura por integrantes del programa Chamba Juvenil implementado por la Administración de Nicolás Maduro. Los jóvenes, en su total desconocimiento, pintaron la obra de gris. 

Por otro lado, el piso del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, ubicado en Maiquetía, estado Vargas, es un mosaico cinético creado por Carlos Cruz-Diez que se ha vaciado de sus piezas por una nostalgia equivoca de sus transeúntes. Esto es un deterioro que va más allá del tránsito constante, de la vida útil de la obra, porque refiere al desconocimiento de los ciudadanos ante su relación directa con una obra de arte que tiene una función particular. 

“En Venezuela la parte cultural y artística está centrada en las autoridades locales, que se encargan de escoger las piezas, pero nosotros, los que somos parte de la restauración del patrimonio, nos damos cuenta que se sigue cometiendo la misma equivocación de colocar una obra donde sea. Eso no puede ser así porque mientras no informemos y formemos las personas no podrán reconocer la obra que están viendo. La desinformación es un gran problema que ocurre en distintos niveles”, explica Melida Mago en exclusiva para El Diario.

Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

La desinformación y desconocimiento desde las instituciones del Estado produce, por antonomasia, una relación conflictiva entre los ciudadanos y las obras que forman parte de la ciudad. En una investigación realizada por Blanca Rivero, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), se establece que los conocidos como “no lugares”, por el antropólogo francés Marc Augé, como autopistas, caminerías, aeropuertos, se ornamentaron con obras de artes para establecer un vínculo emocional entre lo urbano y el ciudadano que lo habita. Sin embargo, el desconocimiento produce que la función principal de esa obra quede a la deriva, escondida entre el vandalismo y la falta de mantenimiento. 

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La educación como base para el trato de la obra de arte

Melida Mago, desde su experiencia en la restauración y conservación, establece que uno de los principales factores para el deterioro de una obra es el desconocimiento de la misma. Al recibir una obra, como restaurador, es imperante realizar dos investigaciones previas: la historia del artista y la historia de la obra. 

“Si no tienes ese conocimiento no tienes como salvaguardarla. En ese momento, se buscan a los profesionales acuciosos para elegir toda la logística de la obra y el artista participa para evitar cualquier destrucción a posteriori de la pieza. Al hacer todo ese examen nacen las preguntas: ¿Dónde va a ser colocada? ¿va a sobrevivir o no? Eso lo tiene que decir el profesional en el área”, agrega Melida.

Este conocimiento permite que la obra no sea vulnerable a destrozos tempranos. Al final, una obra de arte ubicada en un espacio público, con una función establecida, estará expuesta a un deterioro paulatino. Sin embargo, es necesario, de acuerdo con Mago, informar a la comunidad cercana sobre las características de la obra, su importancia, sus materiales para que, más allá de una vigilancia constante, los propios habitantes reconozcan y cuiden dicha escultura. 

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Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511
Lo principal es el conocimiento de la obra. Si no la conoces no puedes transmitirle ningún interés a la población. Ella estará sola y no será foco del público, pero si tiene una historia que la acompañe, que la identifique, el interés general cambia. Es necesario enseñarle a todo el mundo que la obra es un patrimonio cultural. El primer paso es la educación sobre la importancia del patrimonio tangible o intangible”, puntualiza Melida Mago.

Asimismo, los programas para la educación artística de los ciudadanos, aunque pueden verse como una labor imposible, son viables a través de los medios masivos de comunicación. Melida Mago explica que, en realidad, la facilidad de la información, las redes sociales, las plataformas digitales son espacios posibles para la difusión de la información sobre las obras de la ciudad. 

“Es un programa que se puede llevar a cabo a partir de todas las plataformas posibles, bajo un carácter formal y profesional, con una intención clara. Es importante informar sobre las características de la obra y su contexto. Al saber eso el ciudadano defenderá la obra porque conoce su importancia”, acota Mago. 

Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Alianzas privadas y públicas para una restauración correcta

Existen varias propuestas privadas en el país que han abogado por la recuperación de las obras de arte urbanas en Caracas. Organizaciones como la Fundación Alejandro Otero-Mercedes Pardo, El Atelier Cruz-Diez, In Situ Art Projects, entre otros, se han asociado con instituciones públicas como La Galería de Arte Nacional, Fundación Museos Nacionales y PDVSA La Estancia para llevar a cabo los proyectos de restauración y recuperación de distintas obras en la ciudad. 

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Las obras del artista guayanés Alejandro Otero como Una flor para el desierto, instalada en el puente entre el Museo de Arte Contemporáneo y el hotel Alba Caracas y La Vertical Vibrante, ubicada frente al Museo de Arquitectura en la avenida Bolívar, Caracas, han sido restauradas a través de estas alianzas. Por otra parte, PDVSA La Estancia restauró en 2008 la obra Abra Solar, ubicada en Plaza Venezuela y, además, la obra Los Cerritos, ubicada en la autopista Caracas-La Guaira. 

Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Asimismo, las obras de Carlos Cruz-Diez y Alejandro Soto repartidas en la ciudad son objeto de restauración por estas alianzas privadas. Este proceso ha sido arduo y paulatino por las dificultades del contexto. “El abandono durante años del patrimonio artístico hace que ahora sea más complicado llevar a cabo proyectos de recuperación. A esto se suma el poco sentido de propiedad común de los venezolanos”, explicó Saravo Sánchez, de In Situ Art Projects, para un reportaje de Cinco8 sobre el tema. 

Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

El objetivo principal de los restauradores especializados en el área, tanto de instancias públicas o privadas, es una recuperación del arte urbano en Caracas. Estas obras son el corazón de la ciudad, su alma, su relación directa con los ciudades que conviven día a día con los callejones de cementos gris y las autopistas de asfalto negro.

Escultura maraton Cota Mil Jorge Blanco Caracas Venezuela - El Diario José Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511
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