• A mediados de agosto, Nicolás Maduro instó a la banca pública a ofrecer créditos en divisas para supuestamente impulsar la economía, sin embargo, pidió expresarlos en petros como un nuevo intento por impulsar dicha criptomoneda que no ha podido posicionarse entre las preferencias de la gente por su poca credibilidad y la opacidad que la rodea desde su nacimiento

La economía venezolana va en caída libre desde 2013, periodo en el que se ha contraído en dos tercios, lo que hace insostenible la situación para muchos comercios, que han tenido que cerrar o cambiar de ramo. 

Las grandes empresas también han reducido sus nóminas y producción, asfixiadas y con falta de financiamiento para importar insumos. En ese contexto, luce poco probable un escenario en que la banca tenga libertad en su actividad crediticia en divisas, aunque de concretarse, podría ser muy beneficioso para el país.

Esto es lo que aparentemente busca Nicolás Maduro al manifestar que la banca pública empezaría a dar créditos en divisas, pero también dijo que esos préstamos debían ser en petros y sus receptores podrían cambiarlo en la moneda extrajera de su preferencia.

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El economista Luis Arturo Bárcenas, en entrevista para El Diario, advirtió que el régimen intenta impulsar su criptomoneda con ese anuncio, pero no cree que tenga la capacidad de cambiar a divisas, e incluso a bolívares, la cantidad de petros que generen esos créditos. Eso puede significar el fracaso de la medida o que se quede en una simple promesa sin cumplir. 

La gente no quiere petros, no los necesita. El petro no es empleado afuera ni hay incentivos para demandarlo debido a las sanciones y por ende, así recibas los créditos en petros, vas a tomarlos e irás a cambiarlos a dólares o a una moneda que realmente puedas emplear afuera, e inclusive localmenteu0022, sentenció Bárcenas, quien posee una Maestría en Economía.

Por otra parte, asomó la posibilidad de que estos petros se puedan cambiar en bolívares, aunque no lo ve muy viable porque iría en contra del objetivo antiinflacionario de otras medidas tomadas por el régimen recientemente; como las del aumento del encaje legal para restringir el crédito bancario al consumo.

“Si el gobierno no tiene los recursos para intercambiar esos petros por dólares, simplemente no hay incentivos para que el sector privado tome esos préstamos, ni mucho menos que la banca los ofrezca”, agregó.

Diferencia con los créditos indexados al dólar

Ya que la banca ha venido trabajando en su pequeña oferta crediticia con montos en bolívares indexados al dólar BCV, especialistas detallaron para este medio cuál sería la diferencia de que otorguen estos préstamos directamente en divisas. 

La diferencia con los créditos en bolívares es que estos pierden su valor mucho más rápido que el dólar y tienen que ser convertidos en divisas para ser empleados afuera. Por otro lado, la utilidad es un poco distinta en el país por el contexto de la dolarización. Muchas empresas o receptores de esos créditos hacen operaciones en divisas. El crédito en divisas es algo de lo cual el sector privado se puede beneficiar porque es más ampliamente utilizadou0022, manifestó Bárcenas.

A su vez, recordó que las importaciones y otros servicios en el extranjero deben ser pagados directamente en divisas, además de que las monedas duras son más seguras y no necesitan de ningún tipo de mecanismo que proteja su valor, como sí lo requiere el bolívar.  

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Por su parte, el profesor de Economía de la UCV Luis Crespo, quien posee una Maestría en Moneda e Instituciones Financieras, consideró que estos créditos en dólares serían más estables desde el punto de vista inflacionario, además de advertir que el proceso de dolarización en Venezuela es irreversible a menos de que ocurra un gran cambio político que traiga consigo una gran reforma monetaria e incluso una nueva moneda que ofrezca la estabilidad que el bolívar no tiene.

“Serían créditos muy estables que vendrían a favorecer a los pocos sectores económicos y empresas que todavía actúan en la economía venezolana”, apuntó el especialista en entrevista para El Diario. Añadió que el país tiene una economía imbuida en un proceso de depresión, producto de la caída de su PIB en magnitudes históricas durante los últimos siete años. 

Crespo también recordó que en octubre del año pasado, la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) anunció que permitiría a la banca otorgar créditos en dólares, decisión que fue revertida a principios de 2021.

“La banca preparó todas sus estructuras y luego el Banco Central a principios de 2021 sacó un memorando suspendiendo o prohibiendo el otorgamiento de esos créditos. Una contradicción en el seno de la administración de Nicolás Maduro que a pesar de cuestionar, estigmatizar y criticar a la divisa norteamericana, después no le quedó otra que reconocerle, darle bondades, asumirlo y hasta reivindicar la dolarización como un elemento importante para dinamizar la economía venezolana; por lo que fue extraño que el BCV obstaculizara esta fase superior del proceso de dolarización”, detalló. 

Captaciones en divisas de la banca

Luis Crespo considera que, en términos técnicos, la banca tiene la capacidad de dar estos créditos en dólares debido a que las captaciones en divisas en este momento duplican las que se hacen en bolívares.

Al plantearle un escenario donde la banca no tuviera las suficientes captaciones y el BCV tuviese que intervenir ayudando con el aporte de divisas a las instituciones financieras, Crespo no cree que el Estado tenga la capacidad de hacerlo.

El BCV es una institución que en este momento es estéril para actuar desde el punto de vista real en ese mercado, no tiene capacidad financiera que le permita hacerlo, sus reservas internacionales están en mínimos históricos, fueron pulverizadas en los últimos 20 años con cualquier cantidad de truculencias, para hacer uso de las mismas en proyectos que no se materializaron y que son una vergüenza para cualquier gestión gubernamental. Su papel será fundamentalmente normativou0022, pronosticó el especialista en Moneda e Instituciones Financieras.

Puso como ejemplo a las mesas de cambio donde, a su juicio, el BCV se maneja con grandes limitaciones y con poca capacidad para poder influir en el mercado cambiario.

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Por su parte, el economista senior de la firma Ecoanalítica Luis Bárcenas manifestó que la banca tiene “cierta disponibilidad de recursos” para iniciar la intermediación en dólares en el contexto de una economía pequeña como la venezolana, al tiempo que recordó que el BCV le adeuda divisas a las instituciones financieras bajo el denominado Convenio Cambiario 20, proveniente de las operaciones previas que se liquidaban con Cadivi. 

“No necesariamente todos los recursos de ese Convenio Cambiario 20 son líquidos, es decir no necesariamente la gran cantidad de depósitos que tiene la banca pública están a su disposición para prestarse, porque precisamente es una deuda pendiente que anteriormente estaban en manos de corresponsales extranjeros del Banco Central de Venezuela y dada las limitaciones fiscales, y la poca generación de ingresos por parte de la República, es muy difícil que se pueda honrar estos compromisos”, explicó.

Por ello, Bárcenas cree que pueden activarse los créditos en dólares pero a una pequeña escala, pues el BCV no está en capacidad de honrar sus deudas ni de aportar divisas al sistema financiero venezolano.

Poca credibilidad en las instituciones

Para el economista, el principal problema que tiene la banca para lograr una mayor captación de divisas es la poca credibilidad que generan las instituciones del Estado, que en manos del régimen han perdido su razón de ser. 

“La banca ya ha hecho los esfuerzos para captar las divisas, el problema es que está el temor de que los reguladores actúen sobre ellas y en un entorno donde los recursos públicos están escasos, los mismos sean congelados. Entonces, estamos hablando de un problema de credibilidad, no le creemos al gobierno sobre su capacidad de generar ingresos y por ende de los incentivos que tenga de tomar ‘prestados’ este dinero o hacer una especie de corralito bancario y congelar los recursos, eso limita por todos lados el tema de los depósitos en divisas en Venezuela por más que la banca haga esfuerzos por recuperarlos y elevarlos”, sentenció Bárcenas.

También alegó que la poca movilidad que ofrecen las cuentas en divisas evita que sean más demandadas por los usuarios, al no poder transferir a otros bancos ni ofrecer herramientas para pagar en comercios, cuando la gran mayoría acepta dólares. “Ya allí hay un elemento que impide que la gente acuda masivamente a abrir cuentas en divisas en la banca local”, precisó el economista.

En este sentido, Bárcenas consideró que la banca debe abogar por la creación de un mecanismo que permita el movimiento interbancario y ofrecer cambios automáticos de divisas a bolívares en la medida que se usen los instrumentos asociados a las cuentas en moneda local.

Limitaciones del encaje legal

La actividad crediticia fue la gran afectada del encaje legal, que actualmente se encuentra fijado en un 85%, lo que quiere decir que la banca solo está en capacidad de prestar 15 bolívares de cada 100 que capte.

No obstante, los especialistas consultados por El Diario aclararon que los préstamos en dólares no deberían ser susceptibles a ese encaje legal, porque existe uno distinto en moneda extranjera designado así por el propio reglamento del ente emisor en la materia; pero también advirtieron que se podría generar un reglamento que lo aumente, aunque esto suponga un nuevo problema para el BCV.

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“El problema está en que el BCV no dispone de una cuenta en dólares para guardar o depositar ese encaje en moneda extranjera y no maneja un mecanismo de compensación o intercambio entre bancos para estas monedas”, aseguró Bárcenas.

A pesar de que existe la opción de crear una especie de encaje en dólares pero en moneda local, a juicio del economista senior de Ecoanalítica, eso sería algo contraproducente porque se forzaría a la banca a cambiar mucho más de sus pasivos a activos en moneda local aumentando el riesgo de descalce o reinversión.

“Eso forzosamente obliga a que el Banco Central tenga que acudir a la banca internacional para guardar en cuentas propias ese encaje que ahora acumularían los bancos por transacciones en moneda extranjera, el problema es que con las sanciones ningún banco internacional tiene interés de negociar con el BCV”, añadió.

Por su parte, el profesor Luis Crespo cree necesario que la banca adquiera en sus criterios técnicos un encaje legal en divisas para garantizar el funcionamiento de estos créditos en moneda dura, en vista de la poca capacidad que tiene el BCV para respaldar a las instituciones financieras del país.

“Todo ese sistema que ahora empezaría a operar sería a partir de las captaciones que tenga la banca, porque el Banco Central no tiene capacidad para inyectar dólares en la economía venezolana en este momento”, apuntó. 

Tasas de interés que permitan reactivar la actividad crediticia

Debido al proceso de hiperinflación que se mantiene en el país desde finales de 2017, la actividad crediticia se vio gravemente afectada por los topes en las tasas de interés que impone el BCV, lo que hizo perder mucho dinero a las instituciones financieras al recibir bolívares devaluados muy por debajo de los intereses cobrados. De hecho, esa es la razón fundamental por la que el crédito personal ha ido desapareciendo y que los límites de las tarjetas de crédito se mantengan tan bajos. 

Luis Crespo considera que sería un desatino del BCV imponer o controlar las tasas de interés pues, a su juicio, deben ser competitivas. 

“En este momento las tasas de interés en el mercado financiero internacional están con tendencia a cero; no estoy diciendo que estos créditos deban tener una tasa de interés de ese tipo, pero si vas a solicitar un préstamo en un banco fuera de Venezuela, puedes conseguirlo con tasas de interés de 1,5 o 2,5%. Por lo tanto, deberían ser tasas de interés competitivas a nivel internacional y sanas, que no sean el resultado de la intervención del Banco Central, que ya en este país hemos conocido de manera traumática los resultados de intervencionismo”, expuso el profesor universitario.

Asimismo, advirtió que dichas tasas de interés necesariamente tienen que ser rentables para la banca, pero también tienen que ser competitivas a en el mundo o internacionalmente, pues asevera que tasas desproporcionadas o fuera del mercado, difícilmente motiven a tomar esos créditos.

Bárcenas también coincide con Crespo en el error que sería manejar tasas de interés muy elevadas para estos créditos, porque eso evitaría que fueran muy demandados; sin embargo, estimó que tampoco pueden responder al mercado internacional debido a las condiciones en las que se encuentra la economía venezolana.

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“Yo creo que al final la tasa va a estar definida a la que actualmente se manejan los créditos indexados. No obstante, en este punto lamentablemente Venezuela no se puede guiar por estándares internacionales, es decir no es que necesariamente nosotros tenemos que poner una tasa baja o muy baja en moneda extranjera respecto a la local sin que esa prima responda al riesgo país. La tasa a la cual debe fijarse debe responder a la estructura de costos de la banca y en ese sentido, si bien tienes como referencia los créditos indexados, es muy probable que tal vez se suba un poco las tasas sobre las locales, incentivando la participación de la banca”, explicó Bárcenas.

El economista senior de Ecoanalítica también planteó dos escenarios en los que se puede mover la banca pública y privada, en el actual contexto país, que puede definir las tasas.El primero de ellos con créditos a muy corto plazo (pocos meses), orientado al pago de gastos operativos inmediatos de empresas que puedan responder en forma inmediata y garantizando que el repago sea lo suficientemente elevado para que la banca privada esté incentivada en participar.

Para el segundo manejo un escenario en que la banca pública sea la encargada de impulsar estos créditos, en este caso considera que los incentivos serán distintos, porque a esta no le importaría perder gran parte de ese dinero siendo más tolerantes a la morosidad, así como a la flexibilización de las condiciones de pago y posibles reestructuraciones de la deuda, por ende es muy probable que estos créditos se ofrezcan a tasas preferenciales, más bajas que las aplicadas a los de moneda local.

Posibles beneficiarios de estos créditos 

Habrá muchos interesados en acceder a créditos en divisas, pero el tamaño de la economía venezolana, que incide en las captaciones de la banca, impide que haya un flujo de dólares alto que estén disponibles para grandes empresas, pequeña y mediana industria, hipotecarios o personales dirigidos al consumo, por lo que muy probablemente habrá sectores más beneficiados que otros.

En este sentido, el economista Luis Bárcenas señala que si se insiste en dar los créditos en petros y estos son intercambiables en bolívares irían destinados a sectores que no tiendan a presionar la demanda en divisas y por ende al tipo de cambio, en cuyo caso los grandes perjudicados serían los créditos al consumo. Sin embargo, considera que estos créditos deben ir dirigidos a sectores prioritarios para reactivar la economía.

Por su parte, el profesor Luis Crespo opina que los principales beneficiarios deben ser la pequeña y mediana industria, lo que de alguna forma impulsaría el maltrecho aparato económico nacional. 

La banca no es la única que asume riesgos, sino también aquellos que decidan pedir estos préstamos en una economía que no ofrece la seguridad de poder pagarlos de vuelta y los lleve a perder las garantías que hayan ofrecido para obtenerlos.

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