- Leandro Narváez, Néstor Aguirre y los hermanos Carlos y Jesús Cañizalez dieron sus primeros pasos en el rugby en la UCAB y, gracias a su desempeño, tuvieron la oportunidad de probar suerte en Europa
La liga nacional de Rugby de Polonia ha ganado gran popularidad en los últimos años. En la más reciente temporada brilló el Club Posnania Poznan y cuatro venezolanos son parte de ese éxito.
Leandro Narváez, Néstor Aguirre y los hermanos Carlos y Jesús Cañizalez se han convertido en referentes del rugby venezolano dentro de la liga polaca. Gracias a estos resultados, los deportistas tienen buenas expectativas para las temporadas venideras.
Actualmente, el objetivo de estos jugadores es ascender en la Ekstraliga y lograr un puesto favorable este otoño. Para esto, Jesús y sus compañeros entrenan arduamente cada día. Muy temprano en la mañana corren, luego deben cumplir con las jornadas laborales en sus respectivos empleos, pero antes de volver a casa acuden al gimnasio para mantener su condición física y dar lo mejor de sí en los partidos.
Un sueño que surgió en Caricuao
Jesús Cañizalez, de 22 años de edad, nació y creció en la parroquia Caricuao de Caracas. En su infancia vio cómo su hermano Carlos se enamoró del rugby y lo convirtió en su estilo de vida. Cuando Jesús tenía 11 años de edad, su hermano lo llevó por primera vez a entrenar con él y desde entonces no han dejado de hacerlo.
“Conocí el rugby cuando mi hermano estudiaba en el Instituto Universitario de Tecnología Dr. Federico Rivero Palacio, en Los Teques (Miranda). Él hizo un amigo que jugaba rugby en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), mi hermano se acerca a las canchas de la universidad, comienza a entrenar y dos semanas después él me lleva y desde entonces tuvimos la dicha de adentrarnos en este deporte”, explicó Jesús.
Por varios años representó a la UCAB, pero en el año 2015 Jesús tuvo la oportunidad de representar por primera vez a Venezuela en rugby. Debutó como jugador de la Selección Nacional Juvenil de Rugby en el Suramericano Juvenil de Rugby B en Riohacha (Colombia).
Dos años después repitió la experiencia, pero esa vez como capitán del equipo. La competencia se celebró en la misma sede y lograron el tercer lugar.
Al cumplir 18 años de edad, Jesús entró al equipo senior de rugby nacional. Con esta selección participó en los Juego Bolivarianos de Santa Marta 2017. Obtuvieron el tercer lugar. En el año 2018 viajó a Barranquilla para los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
La llegada inesperada a Polonia
Los cuatro jugadores venezolanos militaban en el club de la UCAB en el año 2017 cuando la Fundación Orquídeas Negras le propuso a Leandro Narvaez viajar hasta Polonia para jugar como invitado en un festival.
El deportista aceptó, pensó que se trataba de algo momentáneo y una buena experiencia. Leandro jugó algunos partidos y rápidamente llamó la atención del equipo de la ciudad de Poznan, Cracovia.
Un año después de ese evento, Orquídeas Negras consiguió una invitación para que Carlos Cañizalez jugara en un festival en Finlandia. La historia fue similar. Algunos cazatalentos de ese país se interesaron en él y le ofrecieron jugar en la liga nacional, en la que duró un año.
“Un tiempo después fue a visitar a sus amigos a Polonia para jugar en otro festival que se celebró en Cracovia en el mes de junio en 2019. Estando allí, el mismo equipo en el que están sus amigos le hizo la oferta a mi hermano, decidió quedarse. Empezaron a jugar y seis meses después se abrió una vacante: ahí se presentó mi oportunidad”, aseguró Jesús.
La estancia de los venezolanos en Poznan coincidió con un auge en la popularidad del rugby en Polonia. Los partidos de la Liga de Polonia comenzaron a transmitirse por televisión nacional y cada vez más periodistas deportivos buscaban dar cobertura a los encuentros. Antes estas transmisiones solo ocurrían en canales de Youtube.
La hospitalidad polaca
Jesús admite que aún no domina el idioma polaco. Estima que entiende un 60% y habla con un 30% de fluidez. Pese a esto asegura que hacer amigos y darse a entender en Poznan no ha sido tan difícil como esperaba.
“La experiencia al principio fue un gran reto, porque llegar a una cultura nueva y a un país en el que no entiendes el idioma para mí fue bastante duro; sin embargo, lo afronté y hasta el día de hoy no me quejo. Las personas de aquí me han tratado muy bien, son receptivas, amigables y estoy enamorado del país, porque las personas son las que te hacen sentir en casa”, expresó el deportista.
El joven explicó que Polonia es un país en el que no hay tanto flujo migratorio como en algunas naciones vecinas de Europa. Debido a esto, la mayoría de los polacos con los que ha compartido sienten interés al escuchar un acento de una país que consideran “tan exótico” como Venezuela.
“Diría que los polacos se parecen a los venezolanos en la hospitalidad. Son personas demasiado amables, que te brindan mucho cariño y, a pesar de que somos de culturas muy distintas, tenemos ese sentido de ser amigables con las personas que no conocemos y de estar abierto a conocer otras realidades”, agregó el joven.
Los Venezolanders: un reencuentro veraniego con arepas y tequeños
Una de las actividades más esperadas del año para estos venezolanos es el torneo de rugby de playa que organiza la ciudad de Sopot, al norte de Polonia.
Este encuentro es una competencia inusual para ellos, porque no juegan representando a Poznan, sino a su país de origen bajo el nombre de Los Venezolanders.
En el año 2020, los cuatro jugadores se inscribieron en el torneo, pero necesitaban a más personas para completar el equipo. Varios de sus excompañeros del club de la UCAB militan en distintas ligas europeas, así que los invitaron a unirse en esa aventura.
En esa primera edición solo pudieron jugar ocho venezolanos, el resto no logró entrar al país por restricciones relacionadas con la pandemia por covid-19. Quedaron en quinto lugar.
La plantilla de Los Venezolanders estuvo integrada por Jesus Cañizalez, Carlos Cañizalez, Nestor Aguirre, Leandro Narvaez, Emmanuel Mora, Pedro Ortiz Petrosino, Lorenzo Figallo, Jose Mohn, Mathis Blume, Thomas Aponte, Miguel Trujillo y Tom Schneidsz.
Previo a los partidos, los jugadores cumplen con su propio ritual que consiste en reunirse para hablar de sus vidas y cenar comida venezolana. Este año el reencuentro estuvo acompañado de arepas y raciones de tequeños.
“Es uno de los momentos más esperados y al recibir una invitación de Venezolanders para venir con tus amigos y reunirse para jugar a algo a lo que muchos no pueden negarse. Es algo que se disfruta y va más allá del pensamiento competitivo, se trata más del compartir y disfrutar el verano porque el torneo se celebra en esa época y para nosotros nada puede ser mejor que jugar rugby con tus mejores amigos”, añadió.
Jesús manifestó el orgullo que siente al representar a su país como cuando estaba en la selección nacional. Pese a que el rugby no es un deporte de gran fanaticada en Venezuela, sostiene que fue allí donde se enamoró de la disciplina que se conoce como el deporte de bestias jugado por caballeros.