- El venezolano tiene cuatro años viviendo en Guayaquil y desde su llegada a esa ciudad ha podido desempeñarse en el mundo del baile, lo que más le apasiona
Como los más de seis millones de venezolanos que han emigrado a otras latitudes por la crisis que atraviesa el país, Leonardo Cordero Cabrera, de 25 años de edad, llegó a Guayaquil, Ecuador. Lo hizo en 2017 con la esperanza de tener una mejor calidad de vida. No contaba con que podría trabajar bailando, que es lo que más le apasiona, tampoco que se ganaría el corazón de cientos de personas en ese país.
Leonardo solo tenía 21 años de edad cuando llegó a Ecuador y aunque su plan era pasar poco tiempo en esa nación, pues su objetivo consistía en llegar a Chile, en una semana consiguió empleo dando clases de ejercicios funcionales y bailoterapia. Al cabo de un par de meses en ese trabajo, decidió participar en un casting para un programa de baile en televisión.
“Éramos 300 bailarines entre venezolanos, colombianos y ecuatorianos que acudimos al casting. Me seleccionaron para participar en el reality que se llamaba Proyecto Baila y se transmitía por el Canal 1. Allí estuve dos años bailando mientras que en paralelo continué dando las clases de bailoterapia”, explicó Cordero en exclusiva para El Diario.
Aunque luego de los dos años el canal decidió no transmitir más temporadas, Leonardo comentó que se siente orgulloso de haber pertenecido a Proyecto Baila porque fue una escuela donde dice que aprendió “muchísimo”.

El trayecto hacia otro reality de televisión
Cuando Proyecto Baila culminó, Leonardo continuó con su trabajo dando clases y realizando presentaciones en eventos con un grupo al que se sumó en 2018, llamado Bailando con los Chamos. Estaba integrado por otros tres venezolanos y con ese equipo participó también en comerciales de televisión, e incluso en una gira con la empresa telefónica Claro por toda la ciudad de Guayaquil.

En esa primera ronda el venezolano pasó a una fase de eliminación, la cual también logró superar y quedó seleccionado para participar en el reality Soy El Mejor. Actualmente tiene seis meses trabajando en el programa y de acuerdo con el contrato que firmó, está estipulado que esté allí hasta el 22 de diciembre de este año.
“Me gusta mucho trabajar en este nuevo reality porque además de hacer lo que me gusta, lo hago por una buena causa. El objetivo del programa es que cada pareja baile para conseguir ayudar económicamente o con insumos a una fundación o a una persona que lo necesite”, agregó Leonardo.

Su vida en Venezuela
El bailarín nació en La Victoria, estado Aragua, donde se crió con sus abuelos. Contó que siempre tuvo que trasladarse a Caracas para estudiar y trabajar, pues donde vivía no tenía las mejores posibilidades de hacerlo.
Sin embargo, algunos días a la semana asistía a una escuela de baile tradicional venezolano, así se fue formando su pasión por el baile. A corta edad logró trabajar como bailarín en algunos eventos que se realizaban en la capital e incluso en algunos casos formó parte de los equipos de danza de programas transmitidos por el canal Venevisión.
No obstante, cuando cumplió los 18 años tuvo la oportunidad de mudarse para trabajar a la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, razón por la cual no continuó con los estudios de Contaduría.
Cordero siguió trabajando en la isla hasta 2017, cuando la crisis por la que atraviesa Venezuela empeoró y ya laborar en hotel no era factible económicamente. Entonces fue cuando tomó la decisión de marcharse.

El camino a Ecuador y las personas que lo apoyaron
Mientras estuvo trabajando en el Hotel Portofino, Leonardo se ganó el cariño de muchos de los huéspedes que provenían de diversos países de Latinoamérica, entre ellos, Ecuador. Estos extranjeros ayudaron al bailarín dándole generosas propinas e incluso le enviaban dinero una vez que se retiraban del hotel para que pudiera ahorrar y salir de Venezuela.
“Fueron muy generosos conmigo, me ayudaron muchísimo y de hecho varios de ellos me ofrecieron hospedaje en sus casas. Cuando me fui a Ecuador, una de las personas ecuatorianas que conocí en Margarita me recibió en su hogar y algunos otros continuaron enviando algo de dinero hasta que conseguí trabajo”, exclamó.

Leonardo emprendió su viaje por carretera y aunque no tenía compañía de alguien conocido, se hizo amigo de los otros venezolanos que como él huían de la crisis y se aventuraban a un largo viaje.
El bailarín logró crear su propia marca, Bailando con Leo Crazy, donde él y su prometida dan clases de bailoterapia en canchas deportivas. Además, tiene una página digital que se llama Crazy Store, donde vende ropa y otros productos para hacer ejercicio.

Leonardo, como muchos otros venezolanos que han salido de su país de origen, se estableció en Guayaquil y tuvo la fortuna de trabajar en lo que le gusta: el baile. Se describe como una persona a la que le gusta emprender y por ello siempre está ideando nuevos proyectos que vayan de la mano con su profesión, como es el caso de Los Malcriados, un show de baile que espera estrenar pronto a través de YouTube y en el que, confía, tendrá éxito.