• El artista afirma que en estos momentos no está produciendo mucho. Más le gusta escuchar y cantar. Desde hace dos décadas, sus intenciones han sido otras, lejanas al deseo de sonar en radio

Ilan Chester asegura no sentir mayor afán por los éxitos. Asevera tener los suficientes para mantener una relación con el público, ese al que constantemente vuelve, bien sea en escenarios o en la cada vez más presente virtualidad.

En sus apuntes están los conciertos que planea dar en diciembre en ciudades como Atlanta o Madrid. Lamenta que se hayan suspendido los previstos para este fin de semana en Caracas, pero prefiere enfocarse en lo positivo.

Su voz y rostro representan una época del pop venezolano, pero también el artista ha sido guía en la reinterpretación de la tradición venezolana. Célebre son sus canciones como “Cerro Ávila”, “Palabras del alma” o “Querer como el tuyo”, pero también es el artífice de ese recorrido por el país en los discos de la serie Cancionero del amor venezolano y Tesoros de la música venezolana

“Puedo decir que los mejores años de la composición, aquellos motivados por una comunicación orientada hacia la radio, ocurrieron cuando tenía 20, 30 o 40 años de edad. Vino entonces la famosa despedida. Cuando regresé, publiqué Cancionero del amor venezolano, que no tenía como objetivo la radio. Su intención era que la gente regresara al pasado. Ni siquiera son canciones mías, sino de ilustres venezolanos. Y fue tan exitoso, que orienté mis energías hacia ese lado. Hay que saber interpretar las señales”, comenta el autor para El Diario.

Ilan Chester comenzó joven sus andares en la música. Su aparición en los créditos de obras musicales se ubican en los comienzos de los setenta, con Azúcar Cacao y Leche. Luego, surgieron otros proyectos, además del solista que conocemos. Por ejemplo, Ananta.

“Hace unos años hice Symphony of the Soul, que es sinfonía del alma. Es un trabajo serio, profundo, denso, filosófico y profundamente religioso, en la lengua del sánscrito y el bengalí. Después de los años 2000 todo ha sido una investigación y selección muy cuidadosa a la hora de producir un disco. En este preciso momento estoy sencillamente dedicado a escuchar, no estoy produciendo mucho. No estoy generando música. Hago shows al público, especialmente al venezolano, que es el que Dios me ha dado”.

Ilan Chester
Foto cortesía

—En diciembre de 2019 se presentó en la Concha Acústica de Bello Monte, en Caracas. Fue todo un éxito, un concierto muy concurrido.

—Fue muy emocionante. 

—¿Qué significó ese concierto?

—Una evidencia inequívoca de que tengo una relación amorosa con el público. Va más allá de si tengo o no un éxito en la radio, o si soy joven, o si me estiré la cara. (Ríe). Esa relación se hizo evidente. A mí se me salieron las lágrimas. Vi que las personas empezaron a cantar mantras conmigo. ¿Qué puedo decir? Estoy inmensamente agradecido.

—¿Hablamos entonces del poder de la canción? ¿La perdurabilidad en el tiempo?

—Sin la canción no hay comunicación. La música es la vía.

—Se habla de cómo la canción ha cambiado. Suelen ser más cortas, una dinámica de composición diferente. ¿Cómo ve esas formas en la actualidad?

—La música no es una energía estática, sino dinámica. No se puede esperar que algo permanezca por mucho tiempo. Nosotros seguimos después de la presencia de Los Impala, de Henry Stephen, Rudy Márquez, Nancy Ramos, de tantos otros cantantes y compositores venezolanos que tenían un lenguaje muy particular para comunicarse con su público. El lenguaje cambió cuando nosotros entramos en escena, y sigue cambiando. No sé si para mejor (Ríe). Eso es muy relativo. Depende de la audiencia, del nivel de información y del estado de conciencia. Todo arte es una proyección del estado de conciencia del artista. El resultado de esas expresiones depende del estado de la conciencia. ¿Y dónde está la conciencia del artista? Si está por debajo del ombligo, va a componer canciones más ordinarias, y encontrará público ordinario también.

—Se dice que una vez sale una canción, la obra deja de ser de quien la compone, en el sentido de que cada quien le da su interpretación. ¿Cuáles han sido las interpretaciones de sus temas que más le han sorprendido y conmovido?

En realidad no lo sé. No tengo un feedback ni respuesta certera. Lo que sí es verdad, es que a la gente le gustan los cambios armónicos, la melodía, y la letra, y permanece conmigo a lo largo de los años.

Lo pregunto porque hace muchos años, recuerdo haber leído o escuchado una entrevista en la que hablaba de “Eres una en un millón”, tomada por muchos como una canción de amor. Pero en esa ocasión dijo que fue compuesta para un familiar o un amigo

Precisamente alguna vez se la dediqué a la madre de mis hijos, Victoria Elena. A la otra persona que se la dediqué fue a mi hermana Dalia. Casi todas mis canciones tienen una connotación religiosa y espiritual. Siempre fui un curioso por lo metafísico y espiritual. Cuando conocí la cultura antigua de la India, del yoga y de la gran literatura de la India ancestral, me enamoré. La mayoría de mis canciones están inspiradas por esa relación entre el alma y Dios.

Recuerdo que hace casi dos años conversamos y comentó que sus ímpetus creativos están dirigidos a entender la vida, a reflexionar sobre ella…

A entender la vida no, sino a glorificar, alabar, reconocer y conectarme con la fuente de todo. Yo no estoy buscando, yo encontré.

…Y surgió esta pandemia que a tantos volteó la vida. Muchos reflexionaron sobre la muerte, la razón de la existencia. ¿Cómo fue en su caso?

Para mí fue una sorpresa. Andamos en la vida como si todo permaneciera igual, y resulta que no es así. Se trata de una dinámica que sube y baja, entre felicidad y tristeza, dolor y placer, blanco y negro, grande y pequeño. Vivimos en un mundo dual, y al finalizar una curva, experimentamos otra. Esa es la manera en la que está diseñado este planeta. La pandemia me agarró en Estados Unidos, en una casita pequeña que tuve por un par de años en Gainesville, Florida. Es una ciudad universitaria. Me dediqué a hacer unos videos que subí en Internet que se pueden conseguir en mi página web. Se llaman Relato de los sabios. Aproveché el tiempo para estudiar, para proyectar mis convicciones en beneficio de las personas que me siguen, que me conocen, y a las que le gustaría saber en qué ando.

También acaba de estrenar una versión de “Pa’lante” con Ronald Borjas, del disco Así de 2004. ¿Fue una idea surgida durante la pandemia?

¡Claro! Surge de la compasión que despierta en mi corazón cuando veo el sufrimiento humano y la desesperación de la gente. Lo que originalmente estaba motivado por la política, ahora está inspirado por la compasión relacionada con el sufrimiento de la gente. Estamos todos sufriendo. Hay una incertidumbre extraordinaria. La gente se está muriendo. Decidí hacer esto e invité a Ronald Borjas, una de las personas más cariñosas y talentosas que conozco. Tenemos pendiente ahora hacer algo más. Soy como un tío para él, así como él un sobrino para mí.

Siempre se le ha asociado con el piano. ¿Hay algún instrumento que quiso tocar alguna vez y no se dio?

(Ríe). A mí me gusta mucho la batería. Cada vez que íbamos a la playa, sentados en el carro, yo tocaba música en mis piernas. Mi padre se volvía loco con eso. No quería ser baterista, pero me agrada mucho el instrumento. Mi destino ha sido el piano. Gracias a Dios, porque ha sido mi mejor amigo.

¿Recuerda el momento en el que surgió la frase “Voy de Petare rumbo a La Pastora”?

—¡Claro que lo recuerdo! Estaba en Inglaterra. Me propuse componer una canción al Ávila. Pensé en esas líneas de ir a Petare rumbo a La Pastora. Como cerrar los ojos y pasar por la Cota Mil mientras veo el cerro.

¿Qué representó el  Premio a la Excelencia que le otorgó en 2017 en los Latin Grammy la Academia Latina de la Grabación?

Me lo tomé muy en serio. Fue otorgado por la academia y no por el voto popular. Es verdad que he tenido determinada proyección con mi música, pero hay venezolanos contemporáneos conmigo que han tenido más proyección que yo. Y es que mi música es muy particular. Esa particularidad, desde el punto de vista comercial, no es entendida. Para comprar un nuevo carro o lo que sea, tienes que entenderlo mejor. La canción no difiere en ese sentido.

Cuando las canciones no son obras fáciles, repetitivas, tienen menos posibilidades de proyectarse o de convencer a la gente. En mi caso no tuve problema porque Peter Bottome, que era dueño de RCTV, Recordland, y Sonográfica, escuchó mi música y se enamoró de mi trabajo. Puso en la mesa de las reuniones mi disco y dijo que lo trabajaran. Una vez un ejecutivo de ese nivel, que es dueño de radio, prensa y televisión, se hace eco de tu trabajo, tienes al menos asegurado el país donde él trabaja. Lo logró. Fueron las canciones, algo de talento y promoción acertada. 

Hace dos años le hice esta pregunta y me comentó que no tenía mayor interés en el tema. Pero ahora la volveré a hacer porque hay nuevos elementos. Figuras como Guillermo Carrasco y Mirtha Pérez han grabado algunas de sus canciones nuevamente. Un intento de recuperar esas obras que quedaron en un limbo por la desaparición de las disqueras. Canciones que son explotadas ilegalmente por sellos extraños. ¿Le ha hecho seguimiento al tema?

¡Para nada! Ni estoy enterado de eso.

¿Ha surgido la idea de cantar o componer con su hija Dhanya?

(Ríe) Qué bueno que lo preguntas. Eso está muy pendiente.

¿Hay algún músico venezolano nuevo que recomiende seguirle la pista?

Bueno, ya se le está siguiendo la pista a C4 Trío, pero no estoy al tanto de lo que pasa. Estoy como muy encuevado en estos días. No salgo mucho. Cuando recurro a Internet, no busco que esté sucediendo en el show business.

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