• Desde que empezó la pandemia del covid-19, los científicos han encontrado los fármacos para evitar las muertes y reducir la gravedad de la enfermedad. El avance más reciente fue la aprobación de unas píldoras que llegan a reforzar lo alcanzado durante el proceso de vacunación

En 2020 el mundo se paralizó debido a la pandemia del covid-19. Millones de personas murieron, negocios cerraron y otros tantos se vieron afectados por el virus. Un año después, el panorama ha cambiado por completo: las muertes se redujeron en todos los países, las fronteras se abrieron y disminuyeron las restricciones de movilidad. No es casual. En un avance vertiginoso, en poco más de un año, los científicos han encontrado múltiples soluciones para tratar el virus: fármacos, vacunas y ahora pastillas antivirales.

Para agosto de 2020, los primeros fármacos que comenzaron a prescribirse eran conocidos por sus cualidades antivirales en otras enfermedades, como explica el doctor  Luis Del Carpio-Orantes, del Instituto Mexicano del Seguro Social, Veracruz, México.

Este tipo de medicamentos fueron principalmente fármacos antihepatitis (ribavirina, interferón) y antirretrovirales prescritos en el VIH/SIDA (lopinavir/ritonavir, darunavir, emtricitabina-tenofovir); posteriormente, con base en la relativa utilidad durante otras pandemias, otros aparecieron otros remedios, principalmente macrólidos (destacando azitromicina) y antimaláricos (cloroquina, hidroxicloroquina). No obstante, ninguno de ellos fue eficaz.

El caso del remdesivir

En los meses sucesivos, varios países, entre ellos Estados Unidos y varios de Europa, aprobaron en sus tratamientos el remdesivir,  un antiviral desarrollado contra el ébola por la farmacéutica estadounidense Gilead. De acuerdo con los estudios de algunas firmas, como la prestigiosa revista médica NEJM, era uno  de los pocos antivirales que tenían efectos positivos (mejorando la supervivencia en 68%) aunado al favipiravir, de fabricación rusa.

El estudio del NEJM —que analizó a 1.062 pacientes— detectó una reducción de la mortalidad en un grupo reducido de enfermos: aquellos que justo han empezado a recibir oxígeno pero no están aún en situación grave ni requieren respiración asistida.

Pero ese era muy costoso, por lo que fue uno de los problemas de su adquisición.

Sin embargo, en octubre de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que no era tan efectivo como se pensaba. A través del ensayo Solidarity, verificó que los antimaláricos cloroquina e hidroxicloroquina, el antiviral remdesivir, y los antirretrovirales lopinavir y ritonavirs, usados contra el VIH, así como el interferón, no habían mostrado efectos significativos en la reducción de la mortalidad de los pacientes con covid-19 después de 28 días de tratamiento.

La dexametazona, una primera salida

Seis meses después de iniciada la pandemia del covid-19, investigadores en el Reino Unido encontraron el primer tratamiento capaz de evitar muertes por covid-19: la dexametasona.

De acuerdo con los responsables del ensayo clínico Recovery, la dexametasona puede evitar una de cada ocho muertes entre los pacientes más graves y una vida de cada 25 entre aquellos que reciben oxígeno. El fármaco, de bajo costo, es un corticosteroide con efectos antiinflamatorios y supresores de la respuesta inmune que se usa contra reacciones alérgicas fuertes y enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide.

“La dexametasona es la primera droga que mejora la supervivencia en covid-19”, resaltó para aquel momento Peter Horby, investigador de la Universidad de Oxford y uno de los coordinadores del ensayo. “La supervivencia es mayor entre los pacientes que requieren respiración asistida, así que este medicamento debería administrarse a todos los pacientes en este estado. La dexametasona es barata, disponible y se puede usar desde ya para salvar vidas en todo el mundo”, añadió Horby en un comunicado.

No obstante, el medicamento no había demostrado beneficios entre pacientes con un grado de la enfermedad más leve.

Llegaron las vacunas

Para febrero de 2021, 10 vacunas habían sido autorizadas para su uso público por al menos una autoridad reguladora competente en distintos países del mundo. Además, hay unas 70 vacunas candidatas en investigación clínica, de las cuales 17 en ensayos de fase I, 23 en ensayos de fase I-II, 6 en ensayos de fase II y 20 en ensayos de fase III. Aunque las vacunas contra el covid-19 ya se han convertido en algo normal, el camino para tenerlas fue complicado.

Vacuna Sputnik V contra el covid-19
Foto: EFE

El 11 de agosto de 2020, el presidente ruso Vladimir Putin hizo público el registro de la primera vacuna en el mundo contra el covid-19, desarrollada por el Instituto Gamaleya, llamada Gam-COVID-Vac, o Sputnik-V. Aunque los rusos iniciaron la fabricación masiva de este fármaco y envío a otros países, y que la mayoría de las naciones han suministrado dos dosis con una eficacia de más de 90 % contra el virus, la OMS todavía no la aprueba debido a la falta de transparencia durante su fabricación por parte de Rusia.

El 9 de noviembre de 2020, la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer anunció que la vacuna candidata que estaba preparando en asociación con la empresa de biotecnología alemana BioNTech era un 90% efectiva. Esta noticia provocó una fuga de los mercados bursátiles mundiales. Esta, según sus ensayos, tenía una efectividad de 94%.

Además de estas, varios países del mundo aprobaron el uso de emergencia de las vacunas chinas Sinopharm y Sinovac.

Las píldoras, lo más nuevo

A principios de noviembre de 2021, a medida de que buena parte de los países del mundo tenían a la mayoría de los habitantes inmunizados, Pfizer anunció que desarrolló un antiviral que reduce, según sus datos, un 89% las hospitalizaciones y muertes.

De acuerdo a los datos del estudio, de los pacientes que recibieron el tratamiento entre los primeros cinco días tras la aparición de los síntomas, entre el 0,8% y el 1,6% sufrieron hospitalización después de 28 días y ninguno murió.

Según Pfizer, la píldora se administra en combinación con un medicamento antiviral más antiguo llamado ritonavi. Este último es otro viejo antiviral usado contra el VIH que ayuda a la nueva molécula a permanecer más tiempo activa en el organismo. Las personas deben tomar las pastillas -30 en cinco días- en casa antes de que las personas se enfermen lo suficiente como para ir al hospital, de tres a cinco días tras la aparición de síntomas de covid-19.

Caso similar es el de las píldoras Merck Sharp & Dhome (MSD) junto a Ridgeback Biotherapeutics. En ese caso, el tratamiento de 40 pastillas a tomar también en cinco días logra reducir a la mitad los casos que requieren hospitalización y las muertes. Esto según los datos de las compañías.

Estas pastillas son el último avance significativo de la ciencia, porque llegan para llenar un vacío que dejaban las vacunas. Una de ellas es la desigualdad de los países más pobres para adquirirlas y en algunos casos, como con los pacientes inmunodeprimidos, las vacunas no consiguen provocar la respuesta inmunológica deseada.

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