• En entrevista para El Diario, el doctor en Historia Moderna y analista político repasa el legado de Angela Merkel al frente de Alemania, luego de que dejara la Cancillería de ese país tras 16 años. En su opinión, el nuevo canciller Olaf Scholz capitalizó parte de la popularidad de Merkel

Son pocas las veces que a Georg Eickhoff se le ha leído hablando de su —otro— país. Acostumbrado ya a ofrecer sesudos análisis sobre Venezuela, su pasión, no pierde su vena alemana, democristiana, acaso merkeliana, que brota particularmente en las últimas semanas: como en Caracas, en Berlín ahora también es opositor. No es casual. Después de 16 años, Angela Merkel, quien algún día llegó a ser su colega de partido, dejó la Cancillería alemana. En su balance de la gestión para El Diario, no obstante, combina pasiones: “A Merkel solo le faltó saludar al primer presidente democráticamente electo en Venezuela después de la catástrofe chavista”, asevera. Las esperanzas están puestas en Olaf Scholz.

Más allá del vínculo con Venezuela, el doctor en historia moderna y analista político valora el legado de Merkel en el partido Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU). “Merkel supo evitar rupturas”, dice. Pero en eso de repartir éxitos, sin embargo, no le da la exclusividad a la ahora excanciller. “Alemania, en general, ha tenido suerte con sus gobernantes, después de la catástrofe”, sostiene.

—Como miembro de la CDU, has comentado que trabajaste cerca de Angela Merkel. ¿Cómo fue eso?

—Trabajaba, de 1996 a 2004, para una aliada y amiga de Angela Merkel quien fue electa vicepresidenta de la CDU cuando Merkel tomó el liderazgo del partido de manos de Helmut Kohl. En 2002 fui candidato al Parlamento federal en Berlín y la entonces líder de la oposición vino a un gran acto de campaña en mi circuito. En este acto solo, Angela Merkel se gastó diez veces más que yo tenía de presupuesto de campaña. Fue un apoyo significativo. Luego ella me entrevistó para un trabajo en su equipo, todavía en tiempos de oposición, pero me tocó ser alcalde de una pequeña ciudad. Dejé de ser oposición un año antes que ella, aunque a muy pequeña escala.

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—Después de 16 años, Alemania tiene otro canciller que no es Angela Merkel. Fueron 16 años en los que debió afrontar múltiples crisis globales. ¿Cómo cree usted que Merkel pasará a la historia dentro y fuera de Alemania?  En Grecia y en el Sur de Europa probablemente no la recordarán muy bien.

—Fue la fase de consolidación de la Unión Europea y de los inicios de una política exterior europea. Merkel recordó la semana pasada, en su último podcast, que el primero de sus más de 600 podcasts se había transmitido con ocasión del mundial de fútbol en Alemania, en 2006. Fue un acontecimiento simbólico de primer orden. Alemania se mostró de su lado más simpático como anfitrión. Fue un gran logro. Creo que esta nueva relación de Alemania con el mundo también es mérito de ella. Pero ojo, ella pudo continuar la obra de grandes cancilleres como Adenauer, Brandt, Schmidt y Kohl. Alemania, en general, ha tenido suerte con sus gobernantes, después de la catástrofe.

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La excanciller alemana, Angela Merkel
Angela Merkel en su despedida de la Cancillería alemana. Foto: EFE.

—Algunos analistas aseguran que Merkel no es, naturalmente, una ideóloga. ¿Estás de acuerdo? ¿Es ese acaso el motivo de su éxito?

—La socialdemocracia y la democracia cristiana son dos versiones de la llamada “humanización del capitalismo”. Esto, por supuesto, es una ideología. Tiene la ventaja de encontrar el apoyo de grandes mayorías en muchísimos países. Por eso no deja de ser una ideología, una escuela de pensamiento. Angela Merkel ha logrado algo que es muy fundamental, pero lo hizo sin mucho ruido y propaganda. Ha dado un testimonio cristiano de servicio al bien común por medio de la política.

—Hay quienes celebran su actitud frente a la ola migratoria de 2015. Con su reconocido wirschaffen Das, algo así como “podemos hacerlo”, abrió las puertas a millones de inmigrantes. Si bien esto tuvo un carácter humanitario, ¿hacerlo de una manera tan abrupta no fue el caldo de cultivo para el auge de los partidos extremistas como la AfD? Asimismo, debilitó la relación de la CDU con la CSU.

—La relación entre los dos partidos demócrata cristianos de Alemania siempre es tensa. Merkel supo evitar rupturas. Hay que recordar que en 2002 ella elegantemente ofreció la candidatura principal a Edmund Stoiber, jefe de la CSU, quien no llegó al poder por muy poquito. Esto resultó ser un elemento de la solidez de su poder a lo largo de 16 años. Ahora, que Alemania tenga un partido de derechas como la AfD es algo normal en el contexto europeo. La política de Merkel y de los partidos que ahora están formando el nuevo gobierno contribuyó a contener este fenómeno. Otro mérito de ella, aunque no exclusivo.

Alemania, en general, ha tenido suerte con sus gobernantes, después de la catástrofeu0022. Georg Eickhoff.

—¿Qué le faltó hacer a Angela Merkel como canciller de Alemania?

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—Saludar al primer presidente democráticamente electo en Venezuela después de la catástrofe chavista. Esperamos que Olaf Scholz o, a más tardar, el próximo canciller de Alemania pueda hacer esto. Quizás será un demócrata cristiano otra vez, o uno de los verdes, o una canciller otra vez.

—De la mano de Armin Laschet, la CDU consiguió sus peores resultados de la historia. ¿Por qué el partido no supo capitalizar la popularidad de Merkel? Por otra parte, ¿la renovación de los democristianos debe pasar por el legado de la excanciller o encontrar una nueva narrativa?

—Soy de la opinión que el partido si capitalizó la popularidad de Merkel. Sin ella el resultado hubiera sido peor. El punto es que Scholz, como su ministro de finanzas, también pudo capitalizar la popularidad de ella. Si vemos los primeros anuncios del nuevo gobierno, parece que va a haber mucha continuidad. En Alemania no hay grandes narrativas. Todo es un poco aburrido y mediocre. Pero muchos alemanes están convencidos de que así debe ser la política en un país normal y próspero. Hay cosas más importantes en la vida que la política. Como ya decía Thomas Hobbes, uno aguanta a los políticos para poder dedicarse a otras cosas pacíficamente. La ciencia, la música, la poesía, la familia, a viajar, como lo quiere hacer ahora Angela Merkel.

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Angela Merkel y el nuevo Canciller alemán, Olaf Scholz
Angela Merkel y el nuevo Canciller alemán, Olaf Scholz. Foto: EFE
Al Merkel le faltó saludar al primer presidente democráticamente electo en Venezuela después de la catástrofe chavistau0022. Georg Eickhoff.

—En Twitter aseguraste que elegir a Olaf Scholz fue la forma de los alemanes de buscar un cambio tímido. Eso va en la línea de lo que dicen muchos analistas, que Scholz tiene un carácter similar al de Merkel. ¿Eso quiere decir que no veremos grandes cambios en la conducción de Alemania con la nueva coalición de gobierno?

—En las encuestas y en resultados electorales hay ahora tres partidos con segmentos de votantes probables de más o menos 15 a 25 por ciento, socialdemócratas, demócratacristianos y verdes. Los tres son muy parecidos en su oferta política. Los liberales, si lo hacen muy bien en el gobierno, tienen la vocación de entrar en este grupo de partidos medianos que se tienen que entender entre sí para gobernar el país. Entre estos cuatro partidos los votos serán bastante volátiles. Así que los votos vuelan, pero no muy lejos. 

La cosa se mueve, pero dentro de un espectro político centrista. Así como la socialdemocracia subió un poco con Scholz, la democracia cristiana puede volver a subir un poquito con nuevos líderes. Esta flexibilidad y versatilidad en el centro es una fortaleza de la democracia en Alemania.

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