• La estratega se reencontró con Venezuela. Conversó con el equipo de El Diario sobre su nuevo proyecto, Amarillo Creative Lab. También habló en exclusiva sobre su historia, sus inicios y orígenes en el mundo digital en el país y Latinoamérica

Detrás de la estratega digital, hay una historia que no cabe en una publicación de redes sociales. La de ella, mezcla el amor por el trabajo, la familia y una trayectoria laboral de más de 14 años dentro de Venezuela y al menos 4 años fuera del país. Verónica Ruiz del Vizo regresó a su natal Caracas luego de un tiempo impulsando proyectos en Latinoamérica, para reinventarse con Amarillo Creative Lab.

Se encontró con una nueva realidad, compleja y llena de oportunidades, en la cual pudo invertir con su nuevo proyecto. Extrañaba El Ávila, a su abuela, a su familia y sus amigos. Junto a sus maletas se trajo los aprendizajes que obtuvo en la región creando estrategias para empresas en países como Estados Unidos, Colombia y Ecuador. Nunca se desligó de la tierra que la vio nacer, pues sus raíces la mantienen en calma cuando tiene un mal día en la oficina.

“Todas las cosas buenas que veas de mi historia vienen de mi abuela. Mi abuela es cubana y vivió una crisis política no una vez, sino dos veces, porque se vino a Venezuela. Hoy tiene 92 años de edad. Se graduó de dos carreras en La Habana, iba con pantalones cuando todas andaban en falda a la universidad. Ese poder femenino que tiene mi abuela, del amor por el conocimiento, eso es un gran ejemplo cuando siento que mi brújula no tiene el norte tan claro”, señaló Verónica Ruiz del Vizo en entrevista exclusiva para El Diario.

El don de comunicar

Nunca imaginó dedicarse a las comunicaciones digitales, pues durante su infancia no tenía las tecnologías que hoy posee para ello. Lo que sí tuvo claro desde un principio fue su orientación hacia la comunicación. Su primer regalo fue una radio de Barbie que tenía un micrófono y casete para grabar. Todo era espontáneo. Hablaba y tenía un programa de radio imaginario, donde llegó a entrevistar, incluso, al grupo español Ella baila sola.

A su corta edad, se mostraba confiada, cambiaba de voces y entraba en personaje cuando hacía falta. Durante sus estudios en el colegio participó en actos, el periódico escolar e impulsó otras actividades con sus compañeros. “Siempre tuve una vena de sumar gente a mis actividades”, dijo Verónica Ruiz. Es algo que hacía incluso con su familia, a quienes dirigía cuando jugaba. De su infancia conserva las ganas de emprender y la curiosidad de inventar. Todo el tiempo buscaba formas de crear en su pequeño universo.

Ese don por comunicar la llevó a estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Allí fue delegada y se sumó a las actividades que ofrecía la casa de estudios. Los momentos que guarda de allí en su memoria son diversos. De la generación estudiantil de 2007, que con el movimiento de manos blancas se opuso al entonces régimen de Hugo Chávez, conoció a parte de sus mejores amigos.

El contexto social y político que le tocó vivir también dejó una huella en ella. Su familia no escapó a las intervenciones y expropiaciones de negocios. Siendo joven vio separar a parte de su familia, muchos de ellos para radicarse en otro país. En su momento, a ella le tocó migrar, pero por otras razones.

La universidad para mi fueron muchas mezclas, algunas muy distintas a las de mis compañeras. Yo fui mamá estando en la universidad. La gente que me conoce recuerda de cuando iba a clases de Mercedes Pulido, o a otras duras y exigentes, con mi coche al lado en el cual estaba mi hija, que se portaba bien”, puntualiza la estratega.

Una carrera llena de contrastes

Verónica iba a clases en la UCAB cuando su hija tenía unos pocos meses de nacida. Además, su madre estuvo en coma durante varios días, en terapia intensiva. Ruiz del Vizo estaba inmersa en un contexto complejo. Recuerda la universidad como un espacio de estudio, trabajo y hogar, donde pasó sus primeros meses como madre.

“Mi carrera empieza cuando mi mamá fallece”, subraya. Recién cumplía los 18 años de edad, y como la mayor en su hogar, tuvo que hacerse cargo de nuevas responsabilidades. Mientras sus amigos pensaban en disfrutar, ella ideaba planes para ayudar en los gastos de la casa. Emprendió y no ha parado de trabajar desde entonces.

Su primer emprendimiento lo tuvo en el segundo semestre de la universidad. Promovió la creación de la revista cultural Ojo, orientada a los jóvenes y que fue vendida en distintas universidades del país. Hizo pasantías en revistas como Complot y otras de alta gama, en cuanto a producción, diseño y dirección editorial.

Ojo la llevó a la radio y a espacios como el teatro de Chacao. Se creó entonces lo que se conoce hoy como una “comunidad” alrededor de su proyecto. Ese trabajo con los jóvenes atrajo la atención de PepsiCo, empresa que la invitó luego a trabajar con ellos. Tras varias conversaciones, estrenó y manejó un tiempo sus redes sociales en Venezuela para promocionar la marca Pepsi. De allí conoció a Oscar Felibert, quien ahora es su socio en Amarillo Creative Lab. Todo lo que hizo era avanzado en su momento, en pleno 2009, cuando las redes sociales apenas entraban en el Internet.

Verónica Ruiz del Vizo
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Apostar a la reconstrucción de Venezuela

La suma de experiencias y visibilidad en el ámbito en el que se desarrolló la llevó a radicarse fuera del país. Aunque estuvo poco más de cuatro años trabajando en proyectos en Latinoamérica, nunca dejó de trabajar con venezolanos, para Venezuela. Estando fuera se preguntó cómo podría aportar a la reactivación de la economía nacional y cómo seguir aportando a un nuevo mercado, cada vez más exigente. Con la llegada de la pandemia de covid-19, comenta, empieza a movilizarse una urgencia en el venezolano por traer soluciones en distintos ámbitos.

Lo que hace extraordinaria a Venezuela es su gente. A pesar de vivir una época en la que quizás la situación es dura, tú ves al mesonero que sale a trabajar a su restaurante, cuando pudiera buscar una forma negativa de solucionar. Lo nuestro es el trabajo, siempre, que nadie nos convenza de que somos flojos o impuntuales. El venezolano en el momento en el que el salario no valió nada igual salió a trabajar. Eso habla de un poder social importante”, comentó la caraqueña.

El cambio en el mercado y el incremento de oportunidades en el país fueron parte de las motivaciones que la llevaron a regresar. En ese contexto en el que se desarrolló ideó un proyecto en el cual agrupó los conocimientos que obtuvo trabajando en la región, así como el talento venezolano dentro y fuera del país: Amarillo Creative Lab. Con él, Verónica Ruiz del Vizo quiso salir de lo común, en donde otras compañías se centran principalmente en el manejo de crisis y presencia de marcas. “Todos parecen estar repitiendo lo mismo. De allí surge Amarillo, porque es un color que luce, es lo diferente”, agregó.

Amarillo, un color que luce y suena

Amarillo mezcla distintas áreas, estrategias digitales y tradicionales, además introduce el quick commerce y social comerce dentro de su dinámica de trabajo con los clientes. El equipo, de al menos 170 personas, cuenta con venezolanos extrabajadores de empresas como Facebook y Google en Latinoamérica. Una de ellas, Clara Cárdenas, trabajó en Facebook México. El conferencista y economista Maikel Melamed también es accionista. El espacio inició operaciones en noviembre de 2020 y ha sumado al menos 15 clientes en los últimos meses.

Es un proyecto que llegó a su vida luego de separarse de su antigua empresa. Para ella, cuando un sitio deja de ser divertido y se convierte en rutinario, pierde su esencia y utilidad. La nueva compañía y su origen tienen que ver con la historia de Verónica Ruiz del Vizo, no solo porque es la promotora. Ella ama la música. Su mamá era melómana y escuchaban juntas canciones cada vez que podía, ya sea en discos de acetato, casets, cd e incluso en plataformas digitales.

Me preguntaba qué pasó por la cabeza de Gustavo Cerati cuando dejó Soda Estéreo. Su primer disco se llamó Amor Amarillo (1993), la razón de haberle puesto ese nombre es porque visitó Los Roques y vio unas piedras de color amarillo. Tan importante es para mí la música que la decisión final viene por el disco de Cerati. Yo amo Soda Estéreo, pero conecto con el Cerati solista. Todo para mí va vinculado a la música”, expresa.

Ruiz del Vizo, quien se considera exigente, terca y una “eterna aprendiz” amante del conocimiento, busca información, la digiere y expone a su “comunidad” en distintas plataformas. Le gusta construir equipos en un tiempo récord. Sus proyectos se unen con proyectos de vida de otras personas y los convierte en uno conjunto. “Lo que más necesita una persona vinculada a lo digital es la disposición para siempre entender que lo que sabe es útil, pero lo único constante es el cambio, por lo tanto, siempre tiene que ser un aprendiz, hasta el fin de los tiempos”, resalta.

Cada persona y empresa tiene su proceso creativo. Ella no solo promueve una lluvia de ideas a la mesa en un primer momento. Es extrovertida al hablar, pero introvertida al analizar y crear. Busca tener espacios en los que esté sola para profundizar estratégicamente y silenciar el ruido externo. Luego de eso es que va a validar o retar la idea con el equipo. Dice que analiza el problema y se hace preguntas. Las reta con el equipo y el cliente para enriquecer las ideas.

Una vida forjada por altos y bajos

“Me han pasado cosas que no decidí yo, como la muerte de mi mamá. También sufrí un intento de violación. Son momentos que marcaron mi vida”. También la impulsaron a salir adelante. Ansiosa y preocupada por tomar las mejores decisiones, es una persona que busca apoyo con psicólogos para encontrar el balance, así como con amigos, amigas y empresarios.

“Al ser humano, tengo la capacidad de equivocarme, de ser errática”, relata. Verónica dice que le gusta ser útil para los demás. Quiere construir un legado, es su propósito diario, al igual que ser una buena mamá y una persona cercana a la familia. “Soy mamá de una adolescente, Carlota, de 13 años, que ha sido mi cable a tierra”, completa.

Le gusta divertirse en el proceso del día a día, sin presiones. De un lado de la balanza está el trabajo y del otro está su hija y su familia. En sus momentos de desconexión suele estar con Carlota, sentarse a ver un rato TikTok o conversar. Busca promover un espacio, sin importar cual sea. Su rato de “Carlotear” aporta a crear balance con su vida laboral. Quiere estar presente en la vida de su hija.

“Yo necesito amor, diversión familiar, y creativa. Si esas cosas no están, mi vida me ha demostrado que la decisión es irme de allí. Me ha pasado con parejas, con mis relaciones empresariales”, comenta Verónica Ruiz del Vizo.

Verónica Ruiz del Vizo
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Un futuro para servir a los demás y ser útil

Verónica Ruiz del Vizo luego de incursionar en el mundo digital, ser profesora, madre, hermana, jefa de familia y de trabajar en lo que le apasiona dentro y fuera de Venezuela continúa cosechando logros. Con sus proyectos educativos en línea ha llegado a más de 100.000 personas.

Ahora a esos logros se suma el llevar una empresa liderada principalmente por mujeres. Tanto en Amarillo Creative Lab, como fuera, busca ser una mentora y ejemplo para las mujeres, que en ocasiones les da miedo en entrar en entornos profesionales competitivos dominados por hombres.

Pero más allá de la pantalla, el trabajo y la oficina hay una aspiración mayor. “Si Carlota logra ser una excelente adulta, me voy a haber graduado como ser humano”, subraya la estratega, señalando que así Carlota tendrá una mejor historia de vida que contar más adelante.

“Lo que sí estoy segura, por todo lo que he vivido, es que las dificultades van a seguir llegando. A esto le llaman un juego infinito. No es un partido que quedó 2 a cero. Vendrán más resbalones, más cosas dolorosas. Lo importante es cómo eso te va fortaleciendo para poder sortearlas”, destaca Verónica. No obstante, los problemas se resuelven, esa es la lección que le ha dejado su experiencia.

Yo me veo en un futuro siendo parte de aquellos que proponen soluciones a las nuevas exigencias digitales. Como el metaverso y todos los nuevos conceptos que están surgiendo. Yo quiero estar allí para servir a la gente que necesita que sus negocios o empresas sean parte de esos nuevos momentos, de los cambios de internet. Me veo creando equipo y dejando un legado”, puntualiza.

Para ella, el trabajo es una constante y es algo que está intrínseco en la cultura del venezolano, tanto en Venezuela como fuera. Comenta que si pudiera hacer una campaña en el país para reimpulsarlo estaría relacionada a volverle a dar valor al trabajo, independientemente de la profesión u oficio que se desarrolle dentro de la sociedad.

En un futuro, Verónica Ruiz del Vizo se ve feliz junto a su abuela, viendo crecer a su hija, compartiendo con su familia y, sobre todo, divirtiéndose en trayecto. Con un espíritu de emprendedora, seguirá construyendo su camino, ya sea delante o detrás de las pantallas. Espera que, al igual que ahora, existan colores y contrastes que la lleven a un mejor lugar.

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