• La gala de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos vuelve al Teatro Dolby de Los Ángeles, con el reto de recuperar unos niveles de audiencia cada vez más en picada. Las propuestas de este año van desde una épica espacial y una sátira apocalíptica, hasta visiones interiores de un dramaturgo japonés o un niño de la Irlanda de los años sesenta

Tras una ceremonia inusual por la pandemia de covid-19, los Premios Oscar vuelven a su cauce habitual para su 94ª edición. El premio organizado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos se celebrará el 27 de marzo de 2022, en lo que se espera sea su regreso triunfal al Teatro Dolby de Los Ángeles. Como se recordará, la gala anterior se hizo en la antigua estación de ferrocarril Union Station, con limitaciones de aforo y un espectáculo mucho más modesto. Ahora, tendrán la oportunidad (por no decir el reto) de volver a deslumbrar con la magia del cine.

Precisamente volver a atraer la atención del público es la tarea pendiente de los Oscar. Antes del coronavirus, los premios ya experimentaban un declive considerable de sus ratings, aunque tocaron fondo en 2021, con los niveles de audiencia más bajos de su historia. De acuerdo con portales especializados como Deadline y Variety, la 93ª edición tuvo cerca de 9,85 millones de espectadores, 58 % menos que en 2020, cuando alcanzaron los 23,6 millones.

Los organizadores intentan resolver este problema dejando su producción en manos del músico Adam Blackstone, quien fue el encargado del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl 2022. También apelan a hacer una gala más interactiva, aplicando finalmente la categoría antes descartada de Película Favorita de los Fans, y a la cual ahora se incluye la de Momento Cinematográfico Favorito. Ambos ganadores se elegirán entre las cintas más promocionadas por el público en Twitter. Igualmente, vuelve tras tres años de ausencia la figura del presentador, a cargo de las comediantes Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes. La última persona en animar los Oscar fue Jimmy Kimmel, en 2018.

Aunque el número de nominadas a Mejor Película se incrementó de 5 a 10 en el año 2009, desde 2010 lo normal había sido tener entre ocho y nueve competidores. Sin embargo, este año la categoría vuelve a llenar todos los cupos. La lista goza de una gran variedad, con cabida para géneros rara vez reconocidos por la Academia como la comedia o el thriller. Dramas introspectivos y odiseas espaciales convergen con clásicos recurrentes como el género biográfico, el musical y el western. También parece haber cierto equilibrio entre producciones comerciales e independientes, mientras los estrenos en cines recuperan terreno frente a las plataformas de streaming.

El Diario presenta un repaso por las obras nominadas a la categoría de Mejor Película de los Premios Oscar.

The Power of the Dog (El poder del perro)

Premios Oscar 2022: los 10 filmes que compiten por el galardón a Mejor Película

La gran favorita de la noche. Lidera la lista con 12 nominaciones, logrando figurar en la mayoría de las categorías de actuación, con excepción de Mejor Actriz Principal. Además, compite en Guion Adaptado, Banda Sonora, Montaje, Fotografía, Sonido y Diseño de Producción. Su directora, Jane Campion, ya estuvo nominada a Mejor Dirección en los Oscar por El Piano (1993), aunque se llevó en su lugar la estatuilla por Mejor Guion Original. De ganar en Dirección y Mejor Película, sería la primera vez que cualquiera de esas categorías es ganada de forma consecutiva por mujeres, sucediendo a Chloé Zhao y Nomadland.

Basada en la novela homónima de Thomas Savage, The Power of the Dog podría considerarse una película western, pero encaja también en el suspenso psicológico. La historia avanza lentamente y sin un final definido hasta los últimos minutos de la cinta, pero manteniendo al espectador en un constante estado de tensión, como presagiando una tormenta que nunca acaba de llegar. Su ambientación transmite una continua melancolía que se refleja en su sol opaco, su madera desgastada y caras sucias, recordando la verdadera crudeza del medio oeste estadounidense. 

En redes sociales ha sido comparada como una versión oscura de Brokeback Mountain (2006), aunque también podría perfectamente estar sacada de un cuento de Horacio Quiroga. Tras casarse en segundas nupcias, Rose (Kirsten Dunst) es consumida por su nueva vida, en una casa sofocante y una familia que parece rechazarla. Su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee) parece haber heredado el lado sombrío de su difunto padre. Mientras tanto, Phil Burbank (Benedict Cumberbatch) deambula por el rancho familiar como un fantasma, anclado a su pasado y con más misterios de los que ya de por sí aparenta. Un elenco gris que maquina una sinfonía tan tétrica como una pianola rota.

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Dune (Duna)

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Desde las implacables arenas de Arrakis, el director Denis Villeneuve consiguió su propia hazaña épica: llevar con éxito a la gran pantalla la obra literaria de Frank Herbert. En los años setenta, Alejandro Jodorowsky concibió una versión surrealista y grandilocuente que nunca prosperó, pero se convirtió en una leyenda dentro del cine. Luego, en 1984 se logró estrenar una adaptación que no atrajo a la crítica ni al público, pese a tener a un joven David Lynch como director. Aunque la historia de Herbert inspiró a posteriores clásicos como Star Wars, por décadas se ganó la fama de ser un proyecto enrevesado, conformándose con un par de miniseries en televisión.

El secreto de Villeneuve radicó en la paciencia. Contrario a sus antecesores, no intentó abarcar la totalidad del texto de 826 páginas, y que se extiende en una saga de seis novelas igual de densas. Solo tomó una porción de la historia, siendo esta primera parte una carta de bienvenida que nos introduce en su universo. Su propósito es sentar las bases para posteriores entregas que vayan desarrollando su inmensa complejidad de planetas, casas y linajes, así como las tramas palaciegas que se tejen en las sombras del poder. Quizás haya sido un acierto filmar Dune en una época donde la tecnología permite recrear en todo su esplendor la majestuosidad de las naves espaciales, paisajes y batallas que amerita la historia. Villaneuve plasma un estilo propio, alejado de las ideas lisérgicas de Jodorowsky y Lynch, para entregar un universo sobrio, más cercano a lo que hizo en Blade Runner 2049

Es la segunda con más nominaciones después de The Power of the Dog, compitiendo en 10 categorías. Su mayor fuerte estará en el apartado técnico, donde figura en Diseño de Producción, Efectos Visuales, Sonido,  Montaje, Maquillaje y Diseño de Vestuario.También es una fuerte candidata a la estatuilla de Mejor Banda Sonora, en lo que sería el segundo Oscar para Hans Zimmer. También está nominada a Mejor Fotografía y Guion Adaptado. Es un proyecto a largo plazo que intentará dejar la misma huella en la Academia que en su momento tuvo la trilogía de El Señor de los Anillos.

CODA

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En inglés, CODA es la sigla para “Child of Deaf Adult (hijo de padres sordos)”. También tiene un significado en la música, como un epílogo al final de un movimiento, donde normalmente se repiten las notas más representativas de la pieza. En la película escrita y dirigida por Sian Heder, ambas cosas van de la mano para construir una historia sobre una niña oyente que crece en una familia cuyos padres y hermano mayor son sordos. Su poder está en su capacidad para comunicar con los silencios, acentuando las pausas cuando sus personajes hablan con lenguaje de señas, en contraste a la musicalidad de Ruby (Emilia Jones).

La apuesta de Apple TV se llevó el premio del Sindicato de Productores, lo cual es un buen presagio ya que usualmente suele coincidir con la elección de la Academia. También se llevó los Bafta a Mejor Guion Adaptado y Actor de Reparto. Precisamente en esos rubros están sus tres nominaciones para los Oscar. Troy Kotsur podría ser el primer actor masculino sordo en ganar una estatuilla; pues curiosamente, Marlee Matlin, quien interpreta a Jackie, fue la primera en general, al ganar como Actriz de Reparto en 1987. 

Es un remake de la comedia francesa La familia Bélier (2014). Heder adaptó la obra a la realidad estadounidense, cambiando a la original familia de granjeros por una de pescadores. La elección de actores realmente sordos permite explotar el potencial de la comunicación no verbal, transmitiendo emociones sin decir una palabra. Igualmente, la química del elenco resulta en actuaciones genuinas que aportan momentos tan divertidos como entrañables. A diferencia de Sound of Metal, que el año pasado abordó también el tema de la discapacidad auditiva, esta cinta no trata sobre el drama de la pérdida, pues ya forma una parte natural de sus vidas. Por el contrario, explora cómo esta condición cambia las dinámicas familiares, y la búsqueda de independencia en sus personajes. Ruby necesita aprender a disfrutar su adolescencia y seguir su propio camino, mientras su familia debe integrarse en la comunidad sin depender de su CODA.

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West Side Story

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Con esta película, Steven Spielberg hace un homenaje al legendario musical que lo marcó en su infancia, tanto en las tablas de Broadway como en el cine. Revive el clásico romance a lo Romeo y Julieta, esta vez entre miembros de pandillas rivales en la Nueva York de los años cincuenta. Aunque la taquilla la castigó y no ha podido recuperar su inversión a través de Disney+, la crítica la elogió por ser una propuesta con corazón. Prueba de ello son sus siete nominaciones al Oscar.

Aunque es un musical, al ser un remake no entra en la categoría de Mejor Banda Sonora original. No obstante, allí reside el espíritu de la película, en parte por el trabajo del venezolano Gustavo Dudamel como director de la orquesta, imprimiendo personalidad a las composiciones originales de Leonard Bernstein. También logra figurar en otras categorías como Sonido, Fotografía, Diseño de Producción y Vestuario; así como al podio de Mejor Película y Dirección (quizás más en reconocimiento a Spielberg que a la cinta). Pero donde puja más fuerte es en la categoría de Mejor Actriz de Reparto, donde Ariana DeBose brilla en el papel de Anita. Curiosamente, si DeBose gana, lo haría en la misma categoría y papel que Rita Moreno en 1962. 

Si esta versión iguala o no al fenómeno cultural que fue la versión de 1961, es un tema de debate aparte. Lo que sí se puede destacar es la forma en que Spielberg aprovecha al máximo los escenarios y recursos técnicos, resultando en coreografías más impactantes visualmente. El director también se permitió introducir cambios sutiles como reemplazar al personaje de Doc por su viuda, interpretada por la propia Rita Moreno. También lleva a un segundo plano su mensaje contra la violencia callejera para explorar otros temas como el racismo, el patriotismo puertorriqueño y la sororidad. 

Drive My Car

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En los últimos años, el cine de otras latitudes ha tomado más espacios dentro de los Oscar, especialmente el proveniente de Asia. Drive My Car podría seguir el ejemplo de la coreana Parásitos y ser la primera producción japonesa en llevarse el máximo premio, aunque donde quizás suena más fuerte es para Mejor Película Internacional. También compite para Mejor Guion Adaptado, mientras Ryusuke Hamaguchi es el tercer japonés en ser nominado a Mejor Director.

Hamaguchi lleva a la pantalla el cuento del reconocido escritor Haruki Murakami, donde el protagonista es un convertible Saab 900 rojo. El auto sirve como transición entre diferentes escenas, además de ser el espacio donde los personajes realmente se abren entre largas secuencias de manejo. Conserva elementos propios de las historias de Murakami, como la soledad, la música y personajes introspectivos que flotan etéreos en su ambiente. También la complejidad del sexo y las relaciones interpersonales dentro de una sociedad tan reprimida como la japonesa.

Drive My Car se toma su tiempo para cocinar su trama y profundizar en la psique de sus personajes. Yusuke Kafuku (interpretado por Hidetoshi Nishijima), un actor de teatro viudo, es llamado para dirigir una presentación de la obra Tío Vania en la ciudad de Hiroshima. Aunque solo se halla a sí mismo cuando conduce su Saab 900, la compañía le impone una joven chófer de nombre Watari (Tōko Miura). De este modo, al estilo de las road movies, ambos personajes irán entablando un lazo que compensa sus carencias: ella la figura paterna que nunca tuvo; él, la hija que perdió y que tendría su edad. De igual modo, aunque Kafuku sea hermético, sus emociones y temores se manifiestan en los diálogos de Tío Vania. Al final, la carretera solo es el medio para que ambos sanen sus heridas a través del perdón.

Don’t Look Up (No mires arriba)

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Esta comedia tuvo sus 15 minutos de fama en redes sociales por la polémica que causó, dividiéndose entre quienes la amaron y odiaron. Siendo una fuerte sátira a la política y sociedad estadounidense, levantó pasiones entre los demócratas que comparaban al gobierno ficticio de Janie Orlean (Meryl Streep) con el expresidente Donald Trump; así como los republicanos hicieron lo mismo con el actual presidente Joe Biden. De alguna manera, la película logró proyectarse en la vida real. 

Al lanzar también contra los medios de comunicación, el director Adam McKay metió el dedo en la llaga de la industria del entretenimiento, y esto le pasó factura en las críticas mixtas que recibió. No obstante, la Academia supo reconocer la originalidad de la propuesta y la incluyó en su máximo premio, además de las categorías de Mejor Guion Original, Banda Sonora y Montaje. 

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Con un reparto lleno de estrellas como Leonardo Di Caprio, Jennifer Lawrence, Jonah Hill, Timothée Chalamet y Ariana Grande, Don’t Look Up no toma en serio su historia, pero sí al mensaje que intenta transmitir. Dos científicos descubren que un asteroide va a destruir la Tierra, pero lejos de tomar eso como una amenaza, el gobierno lo usa de distracción para tapar un escándalo en la presa y priorizar la extracción de minerales antes que la salvación mundial. Es una crítica fuerte al capitalismo de Sillicon Valley, al populismo y la banalidad mediática. Pero la razón por la que golpeó tan fuerte en Internet fue por retratar esta era de la postverdad, donde el extremismo lleva al absurdo de contradecir hechos científicamente comprobados. Las burbujas de opinión promovidas por algoritmos sumen a las masas en un estado de negación colectiva. La película usa un asteroide, pero en realidad aplica con el cambio climático, el coronavirus o las vacunas. Y como toda cinta apocalíptica, no tiene un final feliz. Una extinción causada por la incapacidad humana para ponerse de acuerdo y mirar lo que está delante de sus ojos.

Nightmare Alley (El callejón de las almas perdidas)

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Guillermo del Toro le ha dado una dimensión artística a las pesadillas. Es su especialidad, y ya lo demostró en 2018, cuando ganó el Oscar a Mejor Película y Dirección por La forma del agua. Aunque muchos consideran a Nightmare Alley su película más distinta al no tener monstruos ni fantasía, se equivocan. Para el director mexicano, los monstruos siempre han sido los seres humanos, y este en particular habita dentro de Stan Carlisle (Bradley Cooper). Sin maquillaje ni artificios, se transforma como un hombre lobo al ver la luna llena.

Esta cinta también es un remake de una película de 1947, que a su vez se basa en la novela de 1946 de William Lindsay Gresham. Tras la muerte de su padre, Stan se une a una feria ambulante donde descubre que la atracción principal es un indigente que es “monstrificado” a través de su adicción al alcohol. La bebida es también la perdición de Pete, un mentalista retirado que le enseña a Stan un método para leer y estafar a las personas a través del lenguaje. Del Toro se mantiene fiel a su marca, brindando un estilo oscuro y cargado de esoterismo, pero también toma elementos del cine noir para construir un thriller con algunos toques de terror psicológico. El protagonista se adentra en una atracción de pecados capitales, sin saber que la codicia, la lujuria y el alcohol serán los detonantes de su propia condena.

Aunque podría ser una de las películas más trabajadas de Del Toro, pasó sin pena ni gloria en la temporada de premios. Apenas algunos reconocimientos en el rubro de Diseño de Producción, donde también compite en los Oscar por su escenarios que explotan la sordidez de la feria y la majestuosidad de la arquitectura de los años cuarenta. También está nominada a Mejor Fotografía y Diseño de Vestuario.

Belfast 

Premios Oscar 2022: los 10 filmes que compiten por el galardón a Mejor Película

Irlanda del Norte, 1968. Los conflictos entre republicanos católicos y protestantes probritánicos lentamente escalan hacia una inminente guerra civil. La intolerancia religiosa gana terreno con episodios de violencia, separando a barrios enteros mediante barricadas. Así fue la ciudad de Belfast en la que creció el director y guionista Kenneth Branagh, y que plasma en una película sumamente personal.

Iguala a West Side Story en los Oscar con siete nominaciones, destacando Mejor Película, Dirección, Guion Original y Sonido. Figuran además las candidaturas a Actor y Actriz de Reparto para Ciarán Hinds y Judi Dench, quienes interpretan a los abuelos de Buddy (Jude Hill). También tiene una nominación a Mejor Canción Original por el tema Down to Joy, del compositor británico Van Morrison.

Al ser una película narrada desde la inocencia de un niño, el conflicto norirlandés a veces parece lejano, pero cuando golpea de cerca lo hace con crudeza y por sorpresa. Al venir de una familia irlandesa, pero protestante, se puede apreciar el dilema que se genera entre sus miembros en un momento de extrema polarización, donde los católicos que antes eran sus amigos y vecinos ahora son vistos como el enemigo. Igualmente, Belfast se pinta desde el desarraigo, como una ciudad gris y sin esperanzas, donde sus habitantes se debaten entre quedarse, padeciendo la guerra y la falta de oportunidades; o lanzarse al vacío de migrar, dejando atrás sus raíces y todo lo que aman. En este sentido, el punto fuerte de la película, además de su prolijidad técnica, es la forma en la que la familia enfrenta unida las situaciones, convirtiéndose en su única patria.

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Licorice Pizza

Premios Oscar 2022: los 10 filmes que compiten por el galardón a Mejor Película

Es la tercera vez que Paul Thomas Anderson participa en los Oscar a Mejor Película y Dirección. También compite por Mejor Guion Original, que es otra de las categorías en las que siempre destaca. Aun así, en ocho nominaciones que ha tenido a lo largo de su carrera, nunca ha conseguido llevarse un galardón. Su reciente Bafta, precisamente en el rubro de guion, podría hacer de Licorice Pizza la que rompa con esa racha.

En entrevistas, Anderson ha contado que la idea surgió en 2001, cuando vio a un estudiante regañar a la fotógrafa del anuario. También utilizó fragmentos de la vida de su amigo Gary Goetzman, quien fue actor infantil y, como en la película, tuvo un negocio de camas de agua y luego un arcade de pinball. Aunque (alerta de spoiler) no hay ninguna pizza como promete el título, el director declaró que el nombre viene de una antigua cadena de discos de vinilo de los años setenta. En un ejercicio de evocar la nostalgia de su infancia, decidió ambientar la historia en esa década, siendo una auténtica cápsula del tiempo vista desde los ojos de un niño: los programas de televisión, los restaurantes de comida rápida y un aura inocencia que parece envolver a todas sus situaciones y personajes.

Pasar casi 20 años elaborando el guion de Licorice Pizza permitió macerarlo hasta un punto donde lo importante no es la trama en sí, sino cómo evoluciona la relación entre Gary (Cooper Hoffman) y Alana (Alana Kane) mientras avanza el tiempo. En el camino ambos irán conociendo a diferentes personas llenas de particularidades, un elemento común en el cine de Anderson, al igual que su uso del traveling con la cámara. También irán aprendiendo a crecer juntos, pues a pesar de ser varios años mayor que él, Alana aún es inmadura y no sabe lo que desea en su vida; mientras Gary, como todo adolescente, desea comerse al mundo y necesita un ancla para poner los pies en la tierra. En escena ambos resultan tan disfuncionales como encantadores, y su amor debe pasar por varias ilusiones, peleas y reconciliaciones antes de finalmente florecer.

King Richard (Rey Richard)

Premios Oscar 2022: los 10 filmes que compiten por el galardón a Mejor Película

Las biopics tienen un lugar predilecto en cada ceremonia de los Oscar, y son casi siempre una apuesta segura para la categoría de Mejor Actor. King Richard no es la excepción, con un Will Smith que entrega una muestra de su experiencia actoral para encarnar a Richard Williams. Un hombre que ideó un minucioso plan para convertir a sus hijas en las mejores tenistas del mundo, incluso antes de que nacieran. El objetivo ciertamente se cumplió, pues es la historia del padre de las leyendas Serena y Venus Williams.

Además de Mejor Película y Mejor Actor, la cinta también cuenta con una nominación a Actriz de Reparto para Aunjanue Ellis, quien interpreta a Oracene Price, madre de las campeonas. Cuenta con otras tres postulaciones a Guion Original, Montaje y Canción Original, por el tema Be Alive, de Beyoncé. El resultado de los Premios de la Crítica Cinematográfica y los Globos de Oro parecen subir las probabilidades de que Smith gane su primer Oscar.

En el pasado, el actor ya había demostrado con cintas como Ali y En busca de la felicidad que es mucho más que un protagonista de acción y comedia. Vuelve a probar su capacidad para el drama, esta vez con una interpretación más comedida, pero sin dejar la personalidad obstinada y temperamental del Williams original. Su historia es la clásica de superación personal, en la que un hombre que vio de frente el racismo y la violencia lucha para sacar a sus hijas de la marginación, llevándolas a convertirse en los más grandes iconos femeninos de un deporte caracterizado por ser elitista y blanco. Aunque su método fue controvertido y rígido, nunca dejó a sus hijas sucumbir a las presiones que sufrían otras tenistas jóvenes. Quizás allí esté el secreto de los 122 títulos que hoy ostentan entre Venus y Serena, así como las seis nominaciones que tiene su vida llevada a la gran pantalla.

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