• La afirmación fue pronunciada por Carlos Márquez, presidente de la sociedad venezolana de Nefrología, quien hizo un recuento sobre las precarias condiciones con las que deben lidiar los enfermos renales. La verificación del equipo de Cotejo.info determinó que es verdad que las máquinas de riñón artificial (MRA) no funcionan de forma óptima en el país

El 18 de marzo de 2022, Carlos Márquez, presidente de la Sociedad Venezolana de Nefrología, dijo en declaraciones a Radio Fe y Alegría y replicada luego por medios como El Nacional que todas las máquinas de diálisis en el país presentaban fallas. Mencionó también la necesidad de potenciar o reponer los equipos utilizados y señaló que, desde hace al menos 10 años, no se adquieren aparatos nuevos.

“A nivel nacional todas estas máquinas están fallando. Las que menos tiempo tienen suman 10 años. Estos equipos generalmente se reemplazan en ese tiempo. Sin embargo, estas máquinas que tenemos son alemanas y de excelente calidad, pero muchas están paradas por repuestos, no se les están haciendo los mantenimiento que requieren”, fueron las declaraciones de Márquez reseñadas en los medios.

Estas afirmaciones ocurrieron luego de que el régimen de Nicolás Maduro inaugurara una unidad de diálisis en el estado Miranda, para conmemorar el Día Mundial del Riñón de este 2022, conmemoración que se desarrolla el segundo jueves de cada mes de marzo.

El equipo de Cotejo.info sometió a verificación la afirmación del doctor Márquez otorgándole el calificativo de verdad, dado que la crisis sanitaria que hay en el país ha dejado sin margen de maniobra a las instituciones de salud. Además, se corroboró que ciertamente en Venezuela solo la unidad de diálisis Dr. Luis Salazar Domínguez, inaugurada el 15 de marzo de 2022, tiene la totalidad de máquinas operativas y sin fallas.

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Denuncias constantes

En el ámbito nacional, los pacientes renales han denunciado las precarias situaciones en la que están recibiendo tratamiento. Dicen que en el mejor de los casos reciben tres horas de diálisis cuando la normativa internacional indica que deben estar conectados a la máquina por lo menos cuatro las horas. Esta reducción del tiempo en el tratamiento se hace para garantizar atención a todos, pues en el país hay una alta demanda para el uso de las que máquinas.

De acuerdo con una nota publicada por el medio TalCual -el 25 de marzo de 2021- para 2020 el 80 % de las máquinas y las unidades de diálisis presentaban problemas. El uso excesivo de los equipos era el argumento principal de los expertos, quienes aseguran que mientras no se repongan o se reparen las máquinas dañadas las fallas en los equipos que quedan operativas serán cada vez mayores.

Falta inversión

En el 2010 Venezuela contaba con 1.987 máquinas de riñón artificial (MRA). Estos aparatos estaban distribuidos en 145 unidades de diálisis. 21 de las 24 entidades federales tenían centros médicos especializados en la atención de pacientes renales. Para el 2012 se sumaron al país 513 MPA para totalizar 2.500 aparatos. Esa fue la última gran inversión que se hizo en Venezuela.

Los datos mencionados se encuentran recopilados en un informe publicado por Codevida en el año 2021, en el cual también se señala que desde el 2013 más de la mitad de estas máquinas se dañaron y no fueron reparadas. Los estados Amazonas, Delta Amacuro y Sucre se quedaron sin unidades de diálisis en este lapso de tiempo.

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En los últimos ocho años el uso de diálisis peritoneal (tratamiento que se usa en los pacientes renales por medio del revestimiento abdominal) disminuyó en un 85,6 %, mientras que los niveles de hemodiálisis (conectados a la MPA) cayeron un 40 %. Venezuela pasó de tener 145 unidades de diálisis a 128, una muestra significativa de la decadencia en las instituciones especializadas en la atención de pacientes renales. 

“En estos momentos hay bastantes máquinas dañadas. Y las que están trabajan forzadas. Siempre se esgrime la excusa del bloqueo y luego las sanciones pero vemos que se trae mercancía para bodegones. Aplaudimos que haya abierto una unidad en Guarenas, pero es necesario prestarle atención a las demás unidades. Se dice en las redes sociales que todos los centros médicos están operativos pero la verdad es que hay muchas deficiencias”, dijo al equipo de Cotejo.info Reymer Villamizar, director del programa Amigos Trasplantados de Venezuela, al ser consultado sobre el tema el 28 de marzo de 2022.

Para efectos de este reportaje, el equipo de Cotejo.info hizo un sondeo en las unidades de diálisis en el estado Lara para conocer sus niveles de operatividad y presentarlas como una muestra de la realidad nacional. En este monitoreo se determinó que en las 6 unidades disponibles hay 165 máquinas, todas con una antigüedad superior a 10 años.

De este inventario de máquinas hay 10 que están inoperativas y aquellas que aún funcionan presentan fallas constantes. “No hay un solo equipo que esté en condiciones óptimas”, declaró una trabajadora de la unidad de diálisis Pastor Oropeza. Prefirió no revelar su nombre por miedo a represalias. 

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En el siguiente cuadro compartimos los niveles de operatividad que muestran las unidades de diálisis en la región.

¿Todas las máquinas de diálisis están fallando en Venezuela?

En la gráfica se observa una disparidad en el número de máquinas que hay por unidad y esto también representa un problema. Según el último censo realizado en Lara hay 960 pacientes, lo que significa una sobrecarga para los equipos, pues, si se dividen los 960 entre 155 máquinas se obtiene un total de 6,4 pacientes por cada equipo. “Salimos pesados luego de cada sesión”, comenta Yaniris Evíes, paciente renal atendida en Unidiatra y entrevistada el 28 de marzo de 2022.

Esta situación es similar en el resto de entidades. Una nota publicada por Radio Fe y Alegría el 16 de marzo de 2022 refleja cómo en el Hospital Central de Maturín, estado Monagas, los pacientes debían turnarse sesiones en las máquinas. Esto pues de las 11 disponibles solo funcionan 7.

La situación del país agudiza la crisis

En enero de 2016 la Asamblea Nacional Venezolana, para entonces de mayoría opositora, declaró Crisis Humanitaria de Salud en el país. La escasez de medicamentos, las carencias estructurales y la ausencia de personal acorralaban a los pacientes crónicos en Venezuela. Una combinación letal que convierte a los hospitales en morgues.

La grave crisis en la que se vio sumido el país no ayudó a la recuperación de estos centros sino todo lo contrario. Durante 2018 diversos medios de comunicación reportaron niveles de escasez de insumos y medicamentos que alcanzaron el 95 %. Las historias de pacientes renales que murieron por no recibir tratamiento eran frecuentes.

En 2019 las cosas empeoraron. Luego del apagón nacional del 7 de marzo, que se prolongó por cinco días, las unidades de diálisis empezaron a sufrir más de la cuenta. El resultado fue de 43 pacientes muertos de los cuales 19 se aplicaban hemodiálisis durante el primer semestre del año. De julio a diciembre de 2019 el número de muertes aumentó a 31.

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Pacientes crónicos

Para el año 2020 los problemas eléctricos continuaron y a la crisis se le sumó la escasez de combustible. Los pacientes renales denunciaban no poder llegar a cumplir con sus tratamientos por no tener cómo movilizarse. Se estima que una gran cantidad de pacientes murieron a la espera de una respuesta por parte del estado pero estas cifras no se tienen. 

De hecho, desde la organización Amigos del Paciente Trasplantado denuncian un preocupante silencio epidemiológico: de los 15.000 pacientes renales que había en 2012 solo quedan en tratamiento poco más de 6.500. ¿Qué pasó con los otros 9.500? Se preguntan ante la ausencia de un registro.

La diáspora en Venezuela también contribuyó con la crisis de las unidades de diálisis debido a que médicos y enfermeras emigraron del país. También se fueron técnicos especializados en el mantenimiento de las máquinas, lo que dejó a los enfermos en una situación de mayor vulnerabilidad. 

Ante este panorama el equipo periodístico de Cotejo.info ha calificado como verdad las declaraciones del doctor Carlos Márquez; pues los marcados niveles de desinversión y la crisis humanitaria sobre la que han gravitado los pacientes crónicos en los últimos ocho años es evidente. En el país hay pocas máquinas operativas lo que hace que sea cuesta arriba el funcionamiento óptimo de los equipos. Diversas organizaciones nacionales han denunciado esta realidad.

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