• El comercio de los huevos de iguana no solo contribuye a la desaparición de la especie. Las personas también están expuestos a un alto riesgo de infección tras su consumo debido a la falta de control sanitario en el país

En las principales carreteras de Venezuela, durante muchos años, se ha normalizado la venta de fauna bajo la irregularidad y sin ningún tipo de control por parte de las autoridades. A las orillas de las vías, personas ofrecen huevos de iguana, pastel de morrocoy, además de distintas especies de monos y aves. 

La organización ambientalista venezolana Fundación Avista alertó que el número de personas que se dedican a la captura y venta de estos animales silvestres ha aumentado en los últimos días por la cercanía del asueto de Semana Santa.

Puede ser una imagen de 2 personas y al aire libre. Compra de huevos de iguana pone en riesgo la fauna venezolana
Foto: Fundación Avista

La captura desmedida y la venta de estas especies solo contribuye a la amenaza de la fauna del país. El perturbar el ecosistema donde habitan hace que estos animales estén propensos a la extinción. Según comenta Gaizkale Garay Díaz, directora y activista ambiental de la Fundación Avista, un porcentaje considerable de estas especies son vulnerables; ya sea por la pérdida de su hábitat o por la caza furtiva.

Las principales razones que contribuyen a que estas prácticas persistan es que no existe un marco legal para actuar contra la venta de animales que no estén en peligro de extinción.

También influye la demanda de la población que, a pesar del riesgo sanitario y las consecuencias en la naturaleza, coopera para que cada vez más personas se dediquen a este negocio. 

En la Troncal 9, carretera que conduce hacia Barcelona, entre Píritu y Boca de Uchire en el estado Anzoátegui, la organización ambientalista pudo constatar que más de cuatro personas se dedicaban a la venta de huevos de iguana. A los conductores se les ofrece una docena por 3 dólares o dos docenas por 5 dólares. Cada vendedor tiene al menos siete bolsas cada uno.

Puede ser una imagen de 2 personas y carretera
Foto: Fundación Avista

“En un viaje de ida y vuelta pudimos ver que  una persona que vendía un mono y cuatro comerciaban periquitos y morrocoyes. Nos llamó la atención la cantidad de personas que ahora se dedican a esto. Habitualmente tomamos esa carretera y nos impactó mucho”, indicó Garay para El Diario. 

Actualmente se desconoce el impacto que ha tenido el incremento de la captura y cautiverio de muchas de estas especies amenazadas debido a la falta de financiamiento de muchos proyectos conservacionistas por parte del Estado. En el Libro Rojo de la fauna venezolana, del año 2015, solo se logró evaluar el riesgo que corren 4.000 especies de la fauna. Esto constituye 2 % de las especies en el país. A partir de esa cifra, se estima que el porcentaje podría aumentar en los próximos años.

Sobre ello, específicamente en el caso de las iguanas, la ambientalista considera que su población ha sido visiblemente afectada. Hace mención al caso de la Isla el Faro en el Parque Nacional Mochima (estado Sucre), donde muchos temporadistas solían visitar ese lugar por el atractivo de interactuar con las iguanas. Actualmente, menciona Garay, no queda ninguna.  

El peligroso negocio de las iguanas

La ambientalista Gaizkale Garay Díaz advierte sobre los riesgos de enfermedades infecciosas a los que están expuestos las personas que deciden comprar y consumir huevos de iguana. 

Durante los últimos años, más del 70 % de las enfermedades infecciosas emergentes zoonóticas provienen del contacto con animales salvajes.

Por esa razón, si una enfermedad existente en la vida silvestre desarrolla la habilidad de infectar a los humanos, nuestra especie será sumamente vulnerable. 

Desde la Fundación Avista también advierten que las condiciones en las que tienen en cautiverio a las iguanas aumenta las probabilidades de que se produzcan enfermedades.

Las iguanas que son capturadas para su reproducción son encerradas en jaulas apiladas una sobre la otra.

Para extraer los huevos, los vendedores proceden a hacer un corte en el vientre. Luego, algunos optan por añadir un puñado de hojas secas para compensar la pérdida. Anteriormente, dice Garay Díaz, los habitantes solían coser con hilo el vientre de las iguanas. Ahora, dejaron de hacerlo.

Ellos dicen que estos animales son capaces de sobrevivir bajo estas condiciones. Las iguanas mueren en unos pocos días porque se desangran o como consecuencia de una infección. Ellas no viven luego de pasar por esto”, afirmó la ambientalista. 

Además, en cuanto al comercio, la mayoría de los vendedores ofrecen los huevos al público en palos de madera exponiendo las bolsas a altas temperaturas sin mencionar que se encuentran dentro de bolsas plásticas. No hay ningún tipo de control sanitario y el riesgo de contraer una enfermedad bajo estas condiciones es muy alto. 

Estos productos se venden a la vista de las autoridades. Muchas veces, incluso, cerca de las alcabalas de los cuerpos policiales. Ante la falta de una política que reduzca el aumento de este negocio, ambientalistas piden a los ciudadanos no contribuir con la venta y maltrato animal que existe detrás de la captura de periquitos, morrocoyes, iguanas, entre otras especies. 

“Solos no podemos. Necesitamos la unión de autoridades, especialistas y del público consciente para difundir y multiplicar la información. No estamos dando ningún ejemplo a nuestros hijos si como padres nos detenemos en estos puestos a comprar estos alimentos. Contribuyendo a que se siga alterando el hábitat natural de estas especies. ¿Esa es la generación que queremos y que crezca con esos ejemplos?”, agregó Garay Díaz.

¿Qué se debe hacer?

Gaizkale Garay Díaz afirma que un primer paso para disminuir la captura y comercio desmedido de fauna silvestre es fortalecer y educar a la población. Además de exigir a las autoridades analizar la situación y actuar.

De acuerdo con la legislación venezolana, en la Ley de Protección a la Fauna Silvestre se prohíbe la caza de aves sonoras o cualquier especie animal que solo tenga valor en vida.

Por otra parte, también está la Ley Penal del Ambiente, en la cual, además de otras disposiciones hace hincapié en el agravante de poner en riesgo la salud pública y más si fue cometido en zonas pobladas o sus inmediaciones. También hace referencia a las penas si se comete la pesca o caza de especies vedadas, vulnerables, amenazadas o en peligro de extinción.

Asimismo, es importante que la población conozca cómo actuar para denunciar la venta de fauna venezolana ante las autoridades. Una denuncia puede ser procesada por el Instituto Nacional de Parques (Inparques), cuando se registra en un parque nacional. La venta de animales silvestres en las carreteras del país, por otra parte, puede ser atendida por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) como también el Ministerio de Ecosocialismo (Minec), según sea el estado donde se registre la denuncia. 

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