• A través de un dron, el régimen de China pide a los habitantes de la ciudad que “controlen el deseo de libertad de su alma”. La situación ha llevado al límite a parte de la población, que se ha lanzado a las calles para protestar o saquear algunos comercios, un hecho inusual en el país asiático

Personas siendo detenidas en la calle, niños separados de sus padres, asesinatos masivos a animales y drones pidiéndoles a los ciudadanos en sus edificios controlar el “deseo de libertad de su alma”. La ciudad de Shanghái, en China, vive un auténtico caos debido a un repunte del covid-19. Las imágenes, además de reeditar lo que sucedió al inicio de la pandemia en Wuhan, han despertado nuevamente la cara más represiva del régimen chino para contener al coronavirus. 

Shanghái, la ciudad más grande de China, con 25 millones de habitantes, es sometida al aislamiento desde hace dos semanas. Desde el 1° de marzo se han detectado más de 130 mil casos positivos de covid-19. Solo el sábado 9 de abril se registraron 23 mil nuevos casos, cifra récord por octavo día consecutivo. Y a pesar de la severidad de las restricciones, no hay una fecha clara para la apertura de la ciudad.

Hambre, niños separados de sus padres y animales asesinados: cómo China intenta frenar el covid-19 en Shanghái
Foto: EFE

El caos se debe al desastroso plan de “covid-19 cero” desplegado por el gobierno chino. En el país no se permite la cuarentena domiciliaria, por lo que las personas deben ir a los improvisados centros de aislamiento como salas de exposiciones, hoteles y estadios. En algunos casos, como se ha difundido en videos, hay pacientes en centros que todavía están en construcción y que no tienen camas, por lo que deben dormir en el suelo.

La saturación del sistema de salud también ha dejado imágenes como un hombre y una paciente en camilla que, luego de recibir el tratamiento, están desesperados porque no pueden volver a su casa. A lo que las autoridades sanitarias responden: “No es nuestro problema”.

En algunos casos, los niños son separados de sus padres porque dieron positivo. Incluso trasladan a algunos bebés en cunas a centros de aislamiento. Ante la polémica que desató la medida, un funcionario reculó a medias las medidas, y aseguró que los tutores podrán acompañar a niños “con necesidades especiales” que han dado positivo, siempre y cuando los padres estén también contagiados, según reporta El Mundo.

Hambre y saqueos

Una de las quejas más alarmantes es la falta de comida. La dureza del confinamiento ha ocasionado una ola de protestas inusuales en China, debido a que en muchos lugares de la ciudad no pueden salir ni a comprar alimentos. 

Muchos habitantes han protestado desde los balcones de sus apartamentos debido a que no pueden salir a comprar alimentos, según videos difundidos en redes sociales. “Queremos comer, queremos ir a trabajar, queremos tener derecho a saber”, gritan los residentes. La respuesta del gobierno chino sale a través de drones que vuelan la ciudad repitiendo: “Por favor, cumpla con las restricciones de covid-19. Controle el deseo de libertad de su alma. No abra la ventana ni cante”.

Las reglas estrictas obligan a la gente confinada a hacer las compras a través de aplicaciones móviles. No obstante, cientos de ciudadanos han denunciado que estas han colapsado, lo que ha dificultado e imposibilitado, en algunos casos, que puedan abastecerse de comida.

Para paliar el hambre que se ha generado, el gobierno chino se comprometió a repartir cestas con agua, verduras y huevos en cada barrio de la ciudad. Sin embargo, muchos han denunciado que no reciben el subsidio, otros que es insuficiente, e incluso que la entrega ha sido desigual para ciertos sectores de la población, quienes la reciben con menos frecuencia o con alimentos de menos calidad. “Es cierto que existen algunas dificultades para garantizar el suministro de las necesidades diarias”, admitió Liu Min, subdirector de la Comisión Municipal de Comercio de Shanghái.

La situación ha llevado al límite a parte de la población, que se ha lanzado a las calles para protestar o saquear algunos comercios, hecho inusual en un país en el que este tipo de manifestaciones son casi inexistentes.

Sacrifican a las mascotas

Otra de las medidas impactantes que está dejando el plan de “covid-19 cero” del gobierno chino son los animales, vivos y muertos, encerrados en cestas. En uno de los videos difundidos en redes sociales, se aprecia a un grupo de mascotas apiladas dentro de unas lonas, que se encuentran en la calle como si fueran bolsas de basura; no obstante, se observan que algunos están vivos, moviéndose y hasta maullando.

De esa manera, el gobierno chino busca prever que las mascotas de personas contagiadas puedan convertirse en elemento de transporte y transmisión del virus. Esta política de sacrificar animales contradice a las investigaciones científicas, las cuales han evidenciado que si bien el riesgo de transmisibilidad de la enfermedad entre animales y humanos existe, su porcentaje es realmente ínfimo.

¿Motivo de preocupación para Occidente?

Las noticias que llegan desde Shanghái encienden las alarmas de muchas personas, ante el temor de que ocurra una situación similar a la de 2020, en la que se expanda el virus y los países se vean obligados a decretar cuarentenas estrictas. Esta vez, sin embargo, sería diferente y las noticias serían más esperanzadoras.

Para empezar, el rebrote de covid-19 en Shanghái es de la variante ómicron, que ya Occidente ha controlado. Por otra parte, más del 95 % de los casos positivos son asintomáticos, por lo que las restricciones parecen exageradas. Desde el comienzo del brote, la cifra de infectados con síntomas apenas supera los 3.000. Según Stephen McDonell, corresponsal de la BBC en China, la Comisión de Salud de Shanghái ha reconocido que “de las 130 mil infecciones oficiales de la ciudad en este brote, solo hay una persona en estado grave”. Por otra parte, solo han reportado dos muertos en los últimos meses.

Los datos, eso sí, son ofrecidos por el gobierno chino, cuya transparencia, como se comprobó en el origen de la pandemia del covid-19, está lejos de ser su principal característica. Aun así, expertos de otras partes del mundo aseguran que Occidente no tiene el mismo riesgo de entrar a un confinamiento como el de Shangai debido a las tasas de vacunación y, sobre todo, a la calidad de las vacunas.

Hambre, niños separados de sus padres y animales asesinados: cómo China intenta frenar el covid-19 en Shanghái
Foto: EFE

Si bien la tasa de vacunación de China ronda el 90 %, apenas un 50 % de personas mayores de 80 años han completado este programa. Además, 52 millones de adultos mayores de 60 años todavía no han completado las dos dosis. Asimismo, los sueros chinos con virus inactivados se consideran más débiles que las vacunas de ARNm, como las producidas por Pfizer-BioNTech y Moderna, que se usan en Occidente.

Esto también explica por qué los más afectados están siendo los adultos mayores y los niños. Patricia Castro, corresponsal en China, explicó en su Twitter que la subvariante BA.2 de la ómicron es más transmisible que la original, la BA.1. La propagación es más rápida (1 persona contagia a 9,5 en un día) y la incubación es más corta (3 días). La BA.2 afecta a los niños que no han sido vacunados, quienes enfrentan altos riesgos de complicaciones neurológicas graves, según la corresponsal.

“¿Por qué no se han vacunado los adultos mayores? A diferencia de otros países, China empezó su programa de vacunación con los jóvenes en lugar de los ancianos. En un inicio se creía que jóvenes y niños eran los principales canales de transmisión”, explicó Castro.

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