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- La mujer es acusada del presunto delito de malos tratos en el ámbito familiar y amenazas graves
La Policía Nacional de España detuvo el 23 de mayo en el distrito Chamberí de Madrid a una mujer venezolana de 48 años de edad, quien en medio de un ritual de santería amenazó con matar a sus nietos y a su nuera.
Los vecinos avisaron a las autoridades que se estaban escuchando los gritos de dos niños, de 10 y 12 años de edad, clamando auxilio por la ventana.
Testigos explicaron a las autoridades escuchaban chillidos que, al parecer, eran emitidos por la mujer mientras realizaba el rito.
Al llegar a la residencia, los agentes ordenaron a la implicada que abriera, pero esta se negó. Tuvieron que forzar la puerta y se encontraron con un altar de santería.
La nuera, también venezolana y de 35 años de edad, se había escondido con sus niños en el dormitorio.
Mientras se encontraban encerrados en la habitación la mujer les decía que si no salían “el mal los iba a mataru0022.
La abuela está acusada del presunto delito de malos tratos en el ámbito familiar y amenazas graves.
El padre de los niños, e hijo de la agresora, no se encontraba en la vivienda al momento de lo sucedido.
Según los vecinos, la madre no tenía una buena convivencia con la suegra aunque nunca había llegado a realizar este tipo de prácticas de espiritismo.
El altar
De acuerdo con el reporte de El País, los efectivos encontraron el altar en el recibidor del apartamento.
Sobre una mesa baja de madera había un mantel blanco con ocho vasos de vidrio, dos tazas y una copa, como si se tratara de un banquete familiar.
u003c!u002du002d wp:paragraph u002du002du003e u003cpu003eu003cmark style=u0022background-color:#fcb900u0022 class=u0022has-inline-coloru0022u003eEn la cabecera de la mesa estaba la imagen de uno de los fallecidos de la familia, y delante de esa fotografía había un cuerno con plumas y restos de animales. También había collares y una calabaza encima de un plato. u003c/marku003eu003c/pu003e u003c!u002du002d /wp:paragraph u002du002du003e
En el suelo había dos hojas con los versos que la santera debía leer en el ritual. En la mesa seguían los lentes de la mujer, prueba de que la habían interrumpido justo cuando estaba todo preparado. Ella llevaba un vestido negro y el largo pelo color caoba recogido.
